Históricamente eclipsada por su vecina Mendoza, ahora gana terreno con peso propio: pequeños pueblos para descubrir, bodegas centenarias y vistas que invitan a disfrutar sin apuro
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Mendoza ha sido por mucho tiempo como la hermana mayor de San Juan, sin embargo, ahora muestra su personalidad a pleno: la cordillera, el trekking, el desierto y los viñedos; los pequeños pueblos secretos, la ruta 40, la imaginería religiosa y la gastronomía exquisita; los olivos, los deportes náuticos, la hotelería boutique y el Valle de la Luna.
Más serena, con menos trajín, se puede circular en auto de punta a punta y con la amabilidad sanjuanina para darle curso a la curiosidad.
El Parque Provincial Ischigualasto, cuyo nombre significa “sitio donde se posa la luna”, es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Ubicado en el límite con La Rioja, comparte con el Parque Nacional Cañón de Talampaya en esa provincia la misma formación geológica.
Su origen data de hace sesenta millones, cuando las masas rocosas de la cordillera de los Andes apretaron a la zona contra las sierras pampeanas. Al dejarlas al descubierto, ríos y vegetación se extinguieron y los agentes erosivos dieron forma al paisaje que caracteriza al lugar.
Se recorre en auto en caravana con guía. Cuenta con una de las reservas paleontológicas más apreciadas del mundo, el Museo de Sitio William Sill, donde se puede observar fósiles reales y ver en el terreno cómo se realizan las tareas sobre ellos. Se puede hacer una serie de tours diferentes: el clásico diurno, uno de noche bajo la luna llena (las fechas se pueden consultar en la página del parque), senderismo y mountain bike.
Esta es la puerta grande de entrada a San Juan, sin embargo, se destejen desde allí una serie de atractivos, aún en las afueras del Valle de la Luna. De hecho, San Agustín del Valle Fértil, la ciudad cercana al parque, es un oasis natural rico en vegetación de cardones, jarillas, cactus y algarrobos que contrasta con la seca imagen de Ishigualasto.
“Hay naturaleza y paisajes que exceden la visita a Ischigualasto –explica Mario Volpini, hotelero de la zona–. Si hay ganas de recorrer, hay mucho por descubrir y con la particularidad de que los visitantes llegan creídos de que el recorrido será breve, pero se sorprenden. En San Juan es posible quedarse un largo tiempo y hacer un período de vacaciones completo”.
Allí no más, a pasos del pueblo, emergen las Barrancas Coloradas, un recorrido nacido de la erosión eólica que dejó paredones de 200 metros de altura con una fuerte impronta roja gracias a la presencia del hierro, que contrasta con los grises y turquesas que aparecen gracias al efecto del sol. Verlas durante el mediodía o en el ocaso, puede ofrecer dos visitas diferentes.
El Parque Natural Valle Fértil posee dos circuitos para el avistaje de flora y fauna en un área protegida de bosques xerófilos.
Para darle el mejor cierre al lugar, es ideal darse una vuelta por la heladería Valle de la Luna, donde Mónica Rojas creó el chocolate Ischigualasto, pero además ofrece sabores autóctonos como los de cidra y chinchil. También produce los alfajores con harina de orujo de uva cocidos al horno de barro.
Recuerdos de adobe y piedra
En el silencio de la siesta, las perlas del collar sanjuanino guardan imágenes perfectas para las fotos. Chucuma aparece pasando el lago de la represa de Valle Fértil. Se distingue por sus casas de adobe y pirca (muros de piedra). Nació como pueblo minero y conserva un viejo trapiche que puede visitarse. Astica, en tanto, esconde una caminata por Tres Cascadas que promueven los emprendedores locales Juan Orlando Figueroa y Duilio Riveros, con su proyecto Aventura Astica con una jornada completa a pie que incluye desayuno y almuerzo en la naturaleza. La senda pasa por la gruta de la Virgen de Lourdes y las ruinas de Antonio Elizondo.
A 220 km de la capital de la provincia se puede visitar Las Tumanas (su nombre proviene de Tumanaguil, que significa lavadero de oro), un reducto de apenas 40 habitantes, un paraíso que atrae a turistas de todo el país que se relajan en su río tibio que da nombre al paraje. Fue asentamiento jesuita. Allí Miguel Recabarren fue el primer emprendedor que abrió un acceso más directo al río a través de una estancia y ofrece servicios en su pequeño almacén.
Usno, por su parte, cuyo nombre proviene de la palabra quechua ushnu que significa lugar sagrado o tierra de altares, esta cerquita. Cada año, durante febrero, se realiza la Fiesta de la Minería. Allí se puede visitar el Museo de Piedras del Mundo, un emprendimiento de privado que reúne a 3500 piezas divididas en tres salas: mineralogía, arqueología entomología y malacología. En un sendero de 200 metros ubicado frente al cementerio, se reúne un bloque de piedras con arte rupestre de hace más de 500 años conocido como “Mesilla Ritual”.
Tal vez la estrella de la zona sea Las Majadita. Para llegar hay que atravesar más de 10 veces el río Valle Fértil, bordeando las sierras. El viaje aquí es el destino en sí mismo.
Para terminar, es posible visitar Caucete, epicentro de uno de los terremotos más fuertes que hubo en el país (23 de noviembre de 1977). Es el emblema que divide la historia y las pertenencias: cada sanjuanino mide las pertenencias según si se mantuvieron en pie o no durante el sismo. Allí se puede visitar el Baño del Indio, una quebrada de piedra para recorrer a pie donde se conserva patrimonio ideográfico incaico.
Para sorprenderse: dos localidades, Balde del Rosario y Los Baldecitos, sobre la ruta 510. En ambos se pueden ver los viejos pozos de agua que sólo podían soportar baldes hechos de cuero para acceder a las napas subterráneas. Dos iglesias merecen una visita: San Isidro Labrador en Balde del Rosario, la única construida en piedra en la década del 40. La capilla San José está en Los Baldecitos y porta más de una centuria de existencia.
Una buena copa
Según el instituto Nacional de Vitivinicultura, el 20,9% del vino que se produce en el país proviene de San Juan, con cepas de Malbec, Syrah, Bonarda, Pedro Giménez, Moscatel de Alejandría y Torrontés sanjuanino. El Valle del Pedernal es el nuevo destino de moda en materia de turismo de bodegas, un sitio que hace 500 millones de años fue un mar. Su nombre lo toma de una variedad de piedra llamada silex, utilizada en la prehistoria para encender fuego o elaborar herramientas cortantes. Para los hacedores del Champagne es la mejor región del mundo. Allí promueven sus vides Salentein y Graffigna-Yanzon, aunque hay otras marcas de origen mendocino que producen allí algunos Malbec por su personalidad, como Susana Balbo Wines o Bemberg Estate. En El Pedernal también se asientan Finca Las Vertientes, Estancia El Durazno, Bodega Los Toneles, Mosquita Muerta Wines y Pyros Vineyard.
Las vides se estrenaron en la provincia promediando el siglo XVI. Con el arribo del ferrocarril para comienzos del siglo XIX el crecimiento de la oferta vitivinícola fue exponencial. Los nombres tradicionales de San Juan en materia de bodegas se adentran en las raíces de la industria. Santiago Graffigna, por ejemplo, de origen italiano, es la más antigua prosapia de las vides locales. Se inició en la producción con la llegada del tren. En las instalaciones de su bodega se conservan todos los recursos que se utilizaban en la producción original de vinos, incluida una barrica gigantesca que soportó el mencionado terremoto de Caucete.
Una gama de experiencias especiales se puede disfrutar en Callia. Proponen una visita de una hora con una cata guiada, y durante el verano es posible participar de la cosecha. Para las vacaciones de invierno se puede concretar una actividad de poda, clave para el éxito de los futuros vinos, que se realiza con el acompañamiento de los ingenieros agrónomos de la bodega.
El Valle Tulum, Ullum y Zonda son los que rodean a la capital de la provincia. Un trekking en la quebrada de este último ofrece vistas impecables de los alrededores. Los diques de Ullúm y Punta Negra dan la posibilidad de hacer actividades náuticas de todo tipo, además de paradores con gastronomía perfecta.
La ruta del olivo está tomando vuelo y compite al camino de las bodegas. El circuito incluye chacras como Olivos del Sol, 4 Generaciones, Museo Don Julio, Campos de Olivos o Seis Marías. Todas pueden visitarse y hacer degustación guiada, además de la compra de varietales propios de la región.
Prohibido irse sin visitar la casa de Sarmiento, el primer museo en declararse Monumento Histórico Nacional y deslumbrarse con la rueca de doña Paula Albarracín, su madre, que conocimos en los manuales de historia.
Datos útiles
- Parque Provincial Ischigualasto. Se accede desde Valle Fértil, que está a 70 kilómetros. La entrada general para argentinos tiene un valor de $2500, menores de 6 años, gratis. El recorrido se hace en auto propio o en excursiones.
- Casa Museo de Sarmiento. Está en Sarmiento Sur 21, San Juan. Horarios: martes a viernes de 9 a 19 y sábado y domingo de10 a 16.
- Museo Piedras del Mundo. Está en Valle Fértil, camino a Ischigualasto. Entrada $500. Visitas de 8 a 19.