La ciudad famosa por sus ensaimadas es ideal para escaparse unos días y disfrutar de la naturaleza
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Tierra de naranjas, duraznos y ensaimadas, a tan solo 171 kilómetros de CABA por la autopista Buenos Aires-Rosario, San Pedro es un destino de fácil acceso para escaparse unos días, recrearse al aire libre y en familia. Cuenta con una buena infraestructura turística, un paseo costero arbolado y un casco histórico que merece la pena visitar. La abundancia de viveros y las barrancas que descienden hacia las aguas del Paraná marcan el ritmo verde y sereno de la localidad. Un destino para descansar y disfrutar de la naturaleza.
Sin dudas, uno de sus principales atractivos es el paseo costero, un recorrido que se extiende aproximadamente un kilómetro en dos corredores, uno alto y otro bajo, entre curvas y miradores de cara al Paraná, con una vista panorámica de la ribera y las barrancas donde abunda la vegetación autóctona.
Por su atractivo turístico, la comuna local ha desarrollado allí un espacio recreativo de libre circulación, tanto en la parte alta de la barranca como en la baja, que se puede recorrer en auto, en bici o a pie.
El corredor superior, el Boulevard Paraná, es un balcón natural con las mejores vistas del río. Sobre el corredor inferior, la Avenida España concentra la mayor oferta de prestadores turísticos como clubes náuticos, hoteles, restaurantes y espacios para estacionar. Allí se encuentran también los accesos a los paseos públicos junto al río, con mesas y parrillas bajo una enorme arboleda. El Paseo Público Municipal está sobre la Laguna de San Pedro, al pie de las barrancas. Es un gran espacio natural, con senderos para caminar, un pequeño lago con vegetación y aves típicas ribereñas.
Enfrente se accede a la Escalera de las Flores, inaugurada en 2021, el nuevo un ícono de la ciudad: una escalinata de 114 escalones estilo Gaudí, cubiertos de mosaicos que rinden homenaje a las flores que tanto abundan en San Pedro.
En medio de ese entorno, otro lugar para visitar es el Paseo del Vía Crucis, con sus 14 estaciones señaladas con placas realizadas en relieve. El recorrido comienza en la costa y asciende hasta una cruz de quebracho, sobre las gradas del anfiteatro. Una serie de miradores ofrece nuevas vistas de la Laguna de San Pedro, del Paraná y de las islas Lechiguanas.
Más allá de su Paseo Costero, San Pedro cuenta con un amplio menú de opciones para pasar el día, desde el casco histórico, el Paseo de los Túneles, originalmente instalaciones de una vieja destilería, y alguno de los tantos museos para indagar en los orígenes de un destino muy rico en historia, como el Parque Vuelta de Obligado, donde aconteció la batalla en 1845, con museo propio y una reserva natural.
Con forma de caracol
A nivel gastronómico, San Pedro se caracteriza por la ensaimada, una torta en forma de caracol rellena de crema pastelera o dulce de leche originaria de Mallorca. Aquí viven muchos descendientes de familias mallorquinas, y la ensaimada se convirtió en un sello.
Para disfrutar del día, otra opción es visitar las casas de campo y estancias, donde las naranjas de ombligo son las protagonistas. Entre ellas, La Campiña, la famosa chacra que montaron Mónica Cahen D’Anvers y César Mascetti, con sus plantaciones de naranjos y una gran huerta. Se puede almorzar antes o después del recorrido guiado, preferentemente con reserva previa.
Si bien el río es uno de los principales atractivos, además de la pesca y los deportes náuticos, el acceso a las playas, en su mayoría rodeadas por campings, no es tan sencillo. Por ese motivo, en 2022 el municipio inauguró la playa pública Vuelta de Obligado, a 20 kilómetros del centro, que además es un sitio de valor histórico donde la Confederación Argentina defendió por primera vez la soberanía nacional en 1845, tras la Guerra de la Independencia.
La Batalla de la Vuelta de Obligado se produjo el 20 de noviembre de 1845, sobre la margen derecha del Paraná, en un recodo donde el cauce se angosta y da la vuelta. Fue escenario del enfrentamiento entre las tropas del general Juan Manuel Rosas y la escuadra anglo-francesa, debido a que los europeos pretendían establecer relaciones comerciales directas entre Gran Bretaña y Francia con las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, sin pasar por Buenos Aires ni reconocer la autoridad de Rosas como encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina.
Allí puede visitarse un pequeño museo, donde se exhiben elementos utilizados durante el enfrentamiento, como cañones y cadenas de 360 brazadas utilizadas para impedir el avance de las naves enemigas. También puede visitarse la reserva municipal y el efugio de Vida Silvestre, con senderos, pasarelas de madera y el Monumento Batalla Vuelta de Obligado.
Circuito histórico
La historia de San Pedro comienza en 1748 con la formación de un pueblo alrededor de una capilla construida por el fraile Francisco Antonio de Goicoechea. En un puñado de manzanas ubicadas alrededor de la calle Mitre, su arteria principal, los vestigios de ese pasado asoman a través de una serie de edificios para recorrer a pie en los alrededores de la Plaza San Martín, desde una casona de 1830, reconocida como la casa más antigua de la ciudad, o la Parroquia Nuestra Señora del Socorro, de 1872 hasta el Palacio Municipal, destacado con su torre de reloj, donde antiguamente funcionaba un convento. La plaza San Martín, además, es el punto donde comienza el recorrido por la Peatonal del Centenario, adornada con sus característicos paraguas de colores, y un buen punto para recorrer la zona comercial concentrada en las calles Mitre y Pellegrini.
Fuera del casco, aunque como parte del recorrido con historia, también puede visitarse el Buque Museo Ara Irigoyen, un remolcador que fue construido en Estados Unidos para la Segunda Guerra Mundial, y luego de que la Argentina lo comprara en 1961, hizo tareas de apoyo durante la guerra de Malvinas.
La Dirección de Turismo organiza visitas guiadas por el casco histórico de la ciudad todos los días a las 18 horas, desde la casona del organismo situado en Mitre y Liniers.