Querida mente: Eial Moldavsky analiza la comparación, el amor propio y los orígenes del síndrome del impostor
En este episodio de “Querida Mente:”, el filósofo influencer Eial Moldavsky y la psicóloga Patricia Gascard nos invitan a reflexionar, junto a OSDE, sobre la comparación, la frustración, el síndrome del impostor y el rol de las redes sociales en nuestras vidas.
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Las redes sociales tienen un efecto claro sobre nuestra salud mental y en muchos casos influyen en la comparación entre individuos, fundamentalmente en la autoestima y la percepción de uno mismo y de los demás. Eial Moldavsky y la psicóloga Patricia Gascard, convocada por OSDE, nos proponen reflexionar sobre la temática.
El punto de partida es la comparación, algo que Gascard define como inherente a la condición humana porque las personas siempre se constituyen en relación al otro. Desde el punto de la filosofia, Moldavsky explica que entre pensadores de la corriente moderna, como Hobbes o Locke, hay cierto consenso sobre la comparación como el fruto que origina buena parte de los problemas en la sociedad. “Cuando desarrollamos la facultad de entender que hay un otro que se parece a mi pero tiene algo que yo no tengo se desencadena un fenómeno racional complicado de gestionar que puede convertirse también en algo bueno”, explica el filósofo y agrega: “oscila entre la constitución de una persona generosa y una egoísta”.
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Redes sociales
La constante comparación con los demás en redes sociales puede tener un impacto negativo en la salud mental, desencadenando ansiedad, baja autoestima, depresión o la sensación de aislamiento.
Gascard pone el foco en la percepción distorsionada que pueden llegar a proporcionar. “Hay una cuestión imaginaria donde se pone en juego cómo me muestro y como quiero que me vea el otro, que muchas veces es una fantasía que las redes alimentan”. Sucede que los usuarios acostumbran mostrar “el lado más brillante de sus vidas”, algo que en realidad se corresponde con representaciones idealizadas de ellos mismos, suscitando una percepción sesgada en los otros que genera comparaciones poco realistas.
El ámbito laboral suele ser un terreno donde también entra en juego la comparación. Moldavsky habla de su experiencia con el streaming. “A diferencia de los medios tradicionales, el streaming es todavía un medio muy nuevo que requiere de la cooperación de todos y eso está muy bueno”, explica. El caso paradigmático es el de “los chicos del trap” que demuestra que toda una cultura puede crecer a raíz de la colaboración y esa idea puede ser exportable a otros rubros.
Sobre la frustración
La baja tolerancia a la frustración en los tiempos que corren es un tema recurrente, pero ¿se trata de un fenómeno exclusivo de las redes sociales? Para el filósofo “forma parte de la vida cotidiana y de vivir en sociedad”. La psicóloga coincide y agrega: “la frustración está en todo lo que hacemos, pero es muy importante trabajarla, sobre todo en los jóvenes y adolescentes, para que no se genere una brecha muy grande donde aparezca una impotencia y la imposibilidad”.
“Más allá de las redes sociales, en cualquier ámbito la comparación nos puede llevar a esos lugares por lo que hay que tratar de gestionarla para que no desencadene malestar, ansiedad y cuestiones mucho más graves”, agrega.
Validación
La búsqueda de validación en redes sociales puede influir en el comportamiento de las personas, instándolas a adaptar lo que publican en función de la percepción que los demás. Este hecho puede impactar en la autoestima, la salud mental y la autoimagen de los usuarios.
En este capítulo de “Querida Mente:”, Moldavsky parte de que las redes sociales no solo tienen un lado negativo. “Son una herramienta mucho más democrática para la sociedad a la hora de crear contenido y mostrarle al mundo lo que uno hace”, explica. Sin embargo, no existen una serie de dinámicas que son dañinas, como por ejemplo, el “sesgo de confirmación” que se basa en la tendencia de los algoritmos a mostrar contenido que confirma o refuerza las creencias, opiniones o preferencias existentes de un usuario, dejando de lado la diferencia.
“A mí el fenómeno número de redes me genera sensaciones encontrados, no me da lo mismo si a un video le va bien o mal porque es mi herramienta de trabajo pero tampoco me hacen feliz o me terminan de angustiar”, sostiene Moldavsky. “Hace tiempo que dejé de leer los comentarios porque sé que hay mucha hostilidad”, agrega. En este sentido, Gascard sostiene que esto es fruto de que ejercer la violencia cara a cara es mucho más difícil y las redes posibilitan escudarse detrás del anonimato.
La clave está en establecer un contacto, porque según Gascard “cuando uno establece un contacto aparece un otro más real frente a los seguidores que cuando uno alimenta un imaginario de perfección y sonrisa eterna”.
Síndrome del impostor
“Lidio con el síndrome del impostor fingiendo demencia”, explica Moldavsky respecto a como su explosion en redes sociales le cambió la vida. “El síndrome del impostor se da cuando una persona siente que lo que no merece lo que está viviendo o le está pasando y tiene que ver con algo que llega muy rápido y nos impide conectarnos con la realidad”, detalla Gascard sobre el fenómeno.
Irritabilidad
En la sociedad actual, la irritabilidad es un fenómeno que ha ido ganando relevancia debido a las tensiones que genera en las interacciones cotidianas y a la hora de lidiar con uno mismo. De acuerdo a Gascard, el fenómeno es fruto del que estamos atravezando una época con situaciones sociales que nos superan, para las cuales no tenemos capacidad de absorción, ligado a un aumento en el acceso a la información y el hecho de que la gran parte de nuestras experiencias pasan por la virtualidad. Sobre este último punto profundiza: “la virtualidad nos permite cosas que eran impensadas en otro momento pero también al simplificar tanto las cosas genera irritabilidad cuando algo no funciona”.
Influencers
Al hablar sobre porque los influencers generan tanta atracción en sus seguidores, Gascard sostiene que se fundamenta en el factor de que “a todos nos gusta aquello que parece agradable y fluye y el influencer nos va llevando a la vida que queremos tener”. Del otro lado de la vereda, Moldavsky reflexiona sobre el vínculo con su comunidad y afirma: “percibí con el tiempo que es una fantasía que uno posee seguidores, pero en realidad no es una masa uniforme a disposición de mi deseo”.
Autoestima
“Hay algo que arrancó noble respecto al amor propio pero que devino en algo dañino porque creo que es pretencioso creer que uno puede prescindir de los demás en términos de constitución amorosa y autoestima”. A raíz de esto, Gaascard aporta: “la autoestima no tiene que ver con una solución individual” “La autoestima es un proceso en el cual nos conectamos con nosotros mismos, con nuestro cuerpo y sensaciones y de ahí salimos al encuentro con otros”.
“No me parece que el amor sea algo que uno pueda generarse y no tenga que ir a buscar afuera porque hay por lo menos algún tipo de amor que no vamos a poder darnos a nosotros mismos”
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