La psicóloga Laura Rojas-Marcos asegura que la asertividad sin agresividad es la manera adecuada de expresar las emociones en el ciclo “Aprendemos Juntos 2030″, la plataforma del BBVA que emite sus contenidos en forma exclusiva por LA NACION
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“La asertividad está directamente relacionada con los límites. Es básicamente el arte de saber decir que no y sentirse cómodo con ello”, comenta Laura Rojas-Marcos, doctora en Psicología y autora de los libros Convivir y compartir y Somos cambio. Explica que esta característica también tiene que ver con saber lo que uno quiere y lo que no y, con tener la capacidad de expresarlo sin sentir presión por la reacción del otro.
En una charla del ciclo Aprendemos Juntos 2030, la plataforma con contenidos inspiradores del BBVA, la especialista habla de la gestión de las emociones, el respeto y del poder de ser una persona asertiva, brinda pautas para lograrlo y contrapone esta noción con el concepto de agresividad. Según la especialista este tipo de individuos comunican lo que quieren sin confrontar ni agredir, por el contrario, lo hacen con respeto y prudencia.
La psicóloga destaca a la familia como la primera escuela y el entorno de convivencia ideal para aprender a manejar las emociones.
Considera que muchas personas confunden la asertividad con la agresividad. Según dice, ser agresivo no es algo positivo: “Al fin y al cabo es tener una conducta violenta”, menciona. Y ahonda en que alguien de esta característica no es precisamente ameno: “Yo diría que se trata de un individuo más tóxico que otra cosa, que grita y falta el respeto, que insulta, que ofende con un lenguaje físico, verbal o no verbal, por ejemplo con la mirada”. Y revela que son muchos los que por ejemplo en el ámbito laboral ponderan a los ejecutivos de carácter agresivo. Sin embargo, la psicóloga opina que esta forma de ver al otro está lejos de ser factible.
Para Rojas-Marcos, como seres humanos “somos imperfectos y podemos ser tóxicos en un momento dado”. No obstante cuenta que muchos lo son de forma permanente. Esta actitud, “no creo que sea una buena cualidad”, especifica. A veces “encuentro personas que en nombre de la sinceridad dicen todo lo que piensan aunque no se les haya preguntado, incluso sin ningún tipo de delicadeza ni consideración”, indica la especialista. Estas personas, menciona, hacen muchísimo daño al que tienen al lado.
Sinceridad y respeto
De todas maneras, es importante destacar que se puede ser sincero de manera cautelosa, reparando en la forma en que se habla y la actitud que se adopta de cara a determinada situación: “Si me hacés una pregunta, por ejemplo: ‘Laura, qué pensás sobre… o qué sentís sobre…’, creo que es necesario ser francos pero también utilizar un lenguaje respetuoso”, explica.
Y en esto se funda la idea de ser asertivos. En estos casos, las personas no solo se caracterizan por tener “seguridad en lo que quieren sino que también lo saben pedir, negociar y argumentar desde un lugar de calma y serenidad. Se toman el tiempo para pensar, decidir y actuar”, dice Rojas-Marcos. Otra de las virtudes que tienen es que “saben decir que no, gestionar sus ‘no sé’”, agrega la psicóloga.
Y la buena noticia es que cualquiera puede aprender a ser una persona asertiva. El primer paso para lograrlo, detalla Rojas-Marcos, es “sintiéndote cómodo con lo que querés, con lo que esperás y con el saber expresarlo sin ofender ni faltarle el respeto al otro”. En ocasiones, cuando la convicción y la seguridad personal son tan fuertes, “si alguien te falta el respeto, sabrás defenderte y protegerte, pero no desde la agresividad”, añade. Al respecto, un ejemplo de conducta asertiva frente a una situación de agresión sería: “Uno se puede levantar y marchar o incluso decir ‘yo no acepto que me hables así’”, describe Rojas-Marcos.
En ocasiones, a muchos se les dificulta adoptar esta forma de ser y se sienten “muy incómodos al momento de tener que decir no a algo”, relata. En parte, comenta que esto tiene que ver con el ambiente y la educación en el que han sido criados. “Quizás han crecido en un entorno donde el ‘no’ no estaba permitido, donde la prioridad eran las necesidades de los otros por sobre las propias, donde se les enseña que uno debe estar siempre en segundo lugar y que hay que preocuparse mucho por lo que piensan los demás”, explica la especialista.
También ahondó sobre los diferentes tipos de emociones y cómo gestionarlas: “Nuestro cuerpo y nuestros pensamientos nos hablan y el saber escucharnos, el saber identificar las emociones es un proceso de aprendizaje desde que somos muy pequeños. Saber por qué nos enfadamos, por qué tenemos miedo”. Para ella es importante sentir culpa, que funciona como un barómetro que controla nuestras palabras, ayuda a ser empático y a ponerse en el lugar del otro y además es fundamental expresar nuestras emociones, compartir nuestra vulnerabilidad, sin miedo.
Podés disfrutar de la charla completa que compartió la psicóloga en “Aprendemos Juntos 2030″, la plataforma del BBVA con contenidos útiles e inspiradores para mejorar la vida de millones de personas de todo el mundo que, desde mayo de 2022, se emiten en forma exclusiva por LA NACION.