Rigoberta Menchú Tum, líder, activista y Premio Nobel de la Paz, cuenta qué significa y cómo se gestiona la paz en el ciclo “Aprendemos Juntos 2030″, la plataforma del BBVA que emite sus contenidos en forma exclusiva por LA NACION
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“La paz es educación, armonía, convivencia pacífica; diálogo, negociación, solución política a los conflictos y relaciones multilaterales”, comenta Rigoberta Menchú Tum, líder, activista y Premio Nobel de la Paz. Asegura que se trata del respeto a la autonomía, de la determinación de los pueblos, sus lenguas y culturas.
Menchú Tum nació en 1959 en Quiché, un pequeño pueblo de Guatemala, muy alejado de las zonas urbanas donde en la actualidad viven solo ocho familias. Según describe la nieta de los mayas, se trata de un área forestal donde la tradición ancestral se transmitía de generación en generación, en contacto directo con la madre naturaleza. “Aprendí a moverme en la montaña, sin zapatos. También a trabajar la tierra y a cultivar”, dice con voz templada e irradiando calma en una charla del Ciclo Aprendemos Juntos 2030.
Sin embargo, haber crecido alejada de las civilizaciones y rodeada de naturaleza, no fue excusa, y preocupada por la situación que acapara al mundo del siglo XX, sumido en constantes luchas y conflictos de todo tipo, tomó las riendas para defender a rajatabla la paz mundial, con la intención de crear un lugar donde las personas y el planeta convivan en equilibrio. “El ser humano es el responsable de marcar el camino hacia el cual nos dirigimos y también puede cambiar el rumbo”, sostiene la líder.
Pero concretar ello no suele ser una tarea sencilla y en consecuencia, las guerras se hacen eco a lo largo y ancho del mundo. Sucede que la mayoría de las disputas se dan a partir del “arrebatamiento de los bienes de la Madre Tierra como por ejemplo, el oro, el petróleo y los químicos”, destaca Menchú Tum y explica que el trasfondo de dichos conflictos bélicos “son las personas que están detrás de las armas”.
Frente a este escenario se cuestiona: “¿cómo puede ser que en plena modernidad, donde parecía que llegábamos a un punto de civilización, sigan naciendo conflictos y en consecuencia frustración?”
Frente a este violento panorama donde confiesa que se han perdido los valores y principios, la activista comenta que existen dos posibles soluciones. Una de ellas es el diálogo, entendido como la mediación. “Sabemos que la transformación social no son las armas, sino las personas. Es un proceso largo y complicado, pero entre los seres humanos debería haber equilibrio y respeto mutuo”, sostiene Menchú Tum y reflexiona con una frase contundente: “Los que se enriquecen ahora con los recursos naturales, en poco tiempo, no estarán más y dejarán un mundo desolado. Todos los que provocan enfrentamientos, no les interesa el planeta ni los individuos”.
En paralelo defiende la idea de la reciprocidad; de la ayuda. “Hay que tener consciencia de que nos necesitamos entre todos y es ahí cuando logramos conocer a las otras personas y especies. Tengo fe en la firma de acuerdos y en una convivencia pacífica”, dice.
Y como no se trata de un asunto personal sino global, “nuestra misión es inyectarle a la humanidad nuestras creencias, que no tienen nada que ver con la guerra, que está asociada a la destrucción y a la muerte. Pienso que quien la ejerce no es una persona honorable”, concluye Mechú Tum. Y destaca que la clave del éxito reside en poder terminar con los pretextos de ignorancia y de desconocimiento que reinan entre las personas y unirse entre todos.
Podés disfrutar de la charla completa que compartió la líder y Premio Nobel de la Paz en Aprendemos Juntos 2030, la plataforma del BBVA con contenidos útiles e inspiradores para mejorar la vida de millones de personas de todo el mundo que, desde mayo, se emiten en forma exclusiva por LA NACION.