Para recibir a los Juegos, la capital francesa se propuso reutilizar construcciones existentes y limpiar el río
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A medida que se acercan los Juegos Olímpicos 2024, París se convierte en un hervidero de actividades y preparativos. Desde la renovación de infraestructuras hasta la planificación de eventos culturales, está lista para mostrar su mejor versión, ya que, es sabido, la competencia no solo promoverá el deporte, sino que se transformara en una gran vidriera que impulsará el turismo y la economía local.
Por lo pronto, el río Sena, que atraviesa majestuosamente la ciudad, será el escenario principal de la inauguración, que por primera vez en la historia no se llevará adelante en un estadio olímpico. Cada delegación estará representada en barcos que navegarán 6 kilómetros de Este a Oeste de la ciudad, culminando en Trocadero, el espacio público abierto justo frente a la Torre Eiffel, donde se llevará a cabo el encendido del pebetero olímpico.
Ahora bien, lejos de la parafernalia habitual de los grandes espectáculos masivos, la apuesta general de los Juegos Olímpicos París 2024 apunta a un concepto sencillo y ecológico. En ese sentido, el principal argumento de su candidatura fue reutilizar los activos existentes para limitar los costos. Así, el Estadio de Francia acogerá el atletismo; Roland-Garros, el tenis y el boxeo; el Nanterre Arena, la natación y el Palacio de Versalles, la equitación. A la vez, otros lugares emblemáticos se habilitarán temporalmente para la ocasión, como el centro de exposiciones Porte de Versailles, el Pont Alexandre III, la Place de la Concorde y el Hôtel de Ville, mientras que otras sedes fueron adaptadas a las nuevas necesidades, como el sitio de escalada del Bourget, el estadio Yves du Manoir y el puerto deportivo de Marsella
Entre los centros construidos especialmente para la ocasión, figuran la Arena de la Porte de la Chapelle, la Arena Paris Nord, el Centro Acuático Saint-Denis, el estadio de la Torre Eiffel, la Arena du Champs de Mars, el estadio náutico de Vaires y el estadio Porte de la Chapelle, al igual que muchos otros emplazamientos e instalaciones para entrenamiento.
Respecto de la movilidad, se abrirán 55 kilómetros nuevos de bicisendas, que conectarán los centros olímpicos de París con los del noroeste de Francia. Eso sumado al denominado “Swimming plan”, un proyecto que implica nuevas estructuras subterráneas, tanques y bombas diseñadas para limpiar el río Sena de bacterias dañinas, con el objetivo de hacerlo apto para la natación y otras actividades acuáticas.
Por otra parte, el alojamiento fue un tema central en la organización. El sector hotelero de la región de Île-de-France será el principal receptor, con la firma Accor como patrocinador oficial, que además de gestionar la villa de los atletas y la villa de los medios de comunicación, gestionará gran parte del alojamiento de los espectadores.
De todas formas, la oferta hotelera no será suficiente para recibir tantos visitantes en pocos días, y según un estudio de la consultora francesa Ifop, se estima que alrededor del 20 por ciento de los residentes en Francia tienen previsto alquilar su alojamiento durante los Juegos a través de la plataforma Airbnb, con lo que se esperan grandes beneficios, a razón de dos mil euros de media por huésped.
Incluso, una compañía de referencia en cruceros fluviales en Europa, CroisiEurope, ofrecerá alojamiento. El MS Renoir estará anclado en el Quai Grenelle, en el distrito 15, el más cercano al Campo de Marte y a la Torre Eiffel. Construido en 1999 y renovado en 2018, tiene 110 metros de eslora y capacidad para 105 pasajeros y veintiséis tripulantes.
Cuando en la tarde del 8 de septiembre hayan finalizado los Juegos, el departamento de Seine-Saint-Denis será el gran beneficiario de la mayoría de los programas de construcción lanzados con motivo de esta Olimpíada.
Si bien los Juegos Olímpicos prometen transformar el panorama de la hotelería, será en los próximos años cuando se sentirán los efectos más significativos en el sector turístico. Un beneficio notable para los propietarios es el efecto de los Juegos Olímpicos en los bienes raíces de la ciudad anfitriona, una tendencia observada durante más de dos décadas. Por ejemplo, tras los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, el precio del metro cuadrado aumentó un 22 por ciento, mientras que en Londres en 2012 subió un 24 por ciento, y en Atenas un 14 por ciento en 2004, con una media de aumento de alrededor del 17 por ciento.
Además, la Villa Olímpica, que acogerá a los deportistas durante los Juegos, se transformará en apartamentos para unos seis mil residentes que podrán trasladarse allí a partir del otoño de 2025, contribuyendo al crecimiento urbano y residencial de la región. De esta forma, los Juegos Olímpicos podrían acentuar el estatus de Francia como destino más visitado del mundo y subrayar la importancia de estos eventos internacionales para reforzar el atractivo turístico del país anfitrión.