Los especialistas indican que el olor aparece a temprana edad como consecuencia del aumento de las moléculas 2-nonenal, responsables del cambio del aroma en al piel con el paso del tiempo
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“Los cambios hormonales de la madurez traen efectos como el aumento en la producción de lípidos en la superficie de la piel. Paralelamente, se va reduciendo nuestra capacidad antioxidante natural y el resultado es que aumenta exponencialmente la peroxidación y el cuerpo huele cada vez peor. Es ese olor que se nota en los asilos, por muy limpios que estén”, dice el químico José María Antón, investigador durante años en biotecnología para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a El País respecto a la despectiva denominación “olor a viejo”.
Este aroma no tiene porqué ser algo peyorativo, más bien es una característica del grupo etario al que pertenecen los adultos mayores. Algunos lo pueden relacionar con el olor distintivo de la casa de su abuela, de los sweaters que usa siempre un tío o de un lugar específico que se frecuentaba mucho de pequeño… en síntesis, las analogías pueden ser múltiples. Lo importante es diferenciar que como todas las etapas de la vida, la vejez trae consigo una esencia distintiva como también ocurre con los adolescentes o con los recién nacidos.
No obstante, este olor es distinto al que se emana por transpiración, al cual los profesionales denominan bromhidrosis. “El olor corporal ‘normal’ se genera mayormente cuando el sudor, que es inodoro, entra en contacto con las bacterias de la piel, principalmente a partir de las glándulas sudoríparas apocrinas que actúan como un especie de caldo de cultivo para los microbios”, dice el doctor Ramiro Heredia (M.N. 117882), médico especialista en clínica médica del Hospital de Clínicas José de San Martín.
Hace algunos años un grupo de investigadores realizó un estudio titulado “El Olor de la Edad: Percepción y Discriminación de los Olores Corporales en Diferentes Edades”. En el mismo analizaron a 44 hombres y mujeres que se dividieron en tres categorías de edades diferentes: 20 a 30, 45 a 55 y 75 a 90. Luego, se les pidió a los participantes que durmieran con una camisa especialmente equipada con almohadillas para las axilas que absorbían el olor durante cinco días consecutivos.
Al final de este período de observación, los profesionales pusieron las almohadillas dentro de frascos y pidieron a las personas que los olieran y adivinaran la edad y el sexo de la persona a la que correspondía esa esencia.
Los evaluadores tuvieron dificultades para detectar diferencias en el olor entre personas jóvenes y de mediana edad: olían en forma similar; lo que sí les resultó mucho más fácil de identificar fueron las muestras del grupo etario más antiguo del estudio.
Según explicaron los investigadores, los cambios en el olor corporal relacionados con la edad probablemente no tengan nada que ver con cuestiones de higiene personal sino que se trata de compuestos de olor y bacterias que interactúan en la piel. El principal de ellos siendo la molécula 2-nonenal que se produce en la dermis de forma natural como consecuencia de la peroxidación lipídica y que aumenta con el paso del tiempo afectando el olor en el cuerpo.
El Dr. Antón explicó que el 2-nonenal huele realmente mal, “tanto que cuando abrimos una cápsula con esa molécula en el laboratorio, todo apesta”. Y añadió un dato sorprendente: que esas moléculas responsables del mal olor empiezan a aumentar a partir de los 30 años.
“Con este descubrimiento sabemos que la concentración de lípidos presentes en la superficie de la piel comienza a declinar hasta los niveles de antes de la pubertad, hacia alrededor de los 80 años. Es decir, después de los 80, podemos oler bastante parecido a cuando éramos niños”, dice el Dr. Heredia. Además explica que el 2-nonenal es un producto biológico derivado de la ruptura del ácido graso insaturado Omega-7. “Según las investigaciones, el 2-nonenal solo se detecta en las personas mayores de 40 años y el olor que emana es similar al de las hierbas o la grasa”, cuenta.
Similar a lo que opinan el químico y el doctor, una investigación publicada en el Journal of Investigative Dermatology confirmó que la molécula 2-nonenal solo se podía detectar en sujetos mayores a 40 años y que aumentaba con el paso del tiempo.
Sin embargo, este aroma no solo es algo que pueden percibir los argentinos o los occidentales. Desde hace tiempo que los japoneses han creado una palabra para describir este peculiar olor y la han llamado “kareishu”. La misma no solo lo describe sino que ha incentivado a toda una industria comercial a que diseñe y venda productos especiales para encubrir el olor por completo.
Por otro lado y respecto a cómo perciben otros a la esencia, en una publicación, el Dr. Johan Lundström, biólogo y psicólogo sueco, explicó que al igual que sucede en otros animales, los seres humanos pueden percibir los olores corporales que les permiten identificar la edad biológica. De esta manera tienden a evitar a las personas enfermas, pueden elegir a una pareja adecuada y a distinguir a los familiares de los que no los son.
En esto último coincide el Dr. Ramiro Heredia, quien explica que los humanos fueron dejando de lado el sentido del olfato, a favor de otros sentidos, al menos en lo que respecta al plano consciente. “Así se gestó la idea de que tenemos el sentido del olfato pobremente desarrollado a diferencia de los animales que lo tienen mucho más presente en su vida diaria, ya que se guían, y rigen muchas de sus acciones, por el olfato”, explica el médico.
Los especialistas coinciden en que este mismo grupo etario avanzado suele perder su capacidad olfativa a medida que envejece. Consecuentemente, esto podría explicar que en casos el olor se intensifique por una falta de reconocimiento por parte de ellos. Los profesionales de Mayo Clinic explican que es natural a partir de los 60 años que se disminuya el sentido del olfato y del gusto, no obstante destacan algunos factores como potenciadores de estas pérdidas:
- Problemas nasales y sinusales, como alergias, sinusitis o pólipos nasales
- Infecciones virales, incluidos el resfriado común y la gripe
- Haber padecido coronavirus (COVID-19)
- Ciertos medicamentos, incluidos los bloqueadores beta y los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA)
- Problemas dentales
- Fumar cigarrillos
- Lesiones en la cabeza o la cara
- Enfermedades que afectan el sistema nervioso central, como las enfermedades de Alzheimer y Parkinson
Por último, el Dr. Heredia declara que hasta el momento no existen tratamientos ni tipos de prevención específica contra este olor ya que el mismo forma parte de un proceso evolutivo normal. “Sí, en cambio, nos encontramos ante un olor corporal que se percibe como desagradable, afecta a la persona que lo padece y/o a quienes lo rodean, en ese caso estamos probablemente hablando de bromhidrosis , que es el mal olor corporal, generalmente asociado a un aumento de la sudoración y que sí puede ser tratado”, finaliza.