El calor es peligroso para la salud: los recaudos que debe tener un cuerpo que envejece
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Estamos viviendo los días más calurosos de la historia. Olas de calor se hacen eco con temperaturas que superan los 30 grados.
El calor extremo puede ser mortal para cualquier persona, pero los adultos mayores son especialmente más vulnerables. En la ola de calor que asfixió a Europa en el verano de 2022, las personas de 65 años o más representaron aproximadamente el 90% de las muertes relacionadas con el calor.
Los expertos comentan que son tres los factores que se pueden combinar y alterar la respuesta al calor de los adultos mayores. Entre ellos, los cambios biológicos que ocurren naturalmente con la edad, la predisposición a sufrir una enfermedad crónica y el consumo de medicamentos.
A continuación te contamos las claves para evitar desarrollar una enfermedad relacionada con el calor y cómo mantenerse a salvo en días donde las altas temperaturas apremian.
Cómo afecta el calor a un cuerpo que envejece
El cuerpo humano tiene dos mecanismos principales para enfriarse: sudoración y aumento del flujo sanguíneo a la piel. En los adultos mayores, estos procesos se ven comprometidos dado que sudan menos y tienen mala circulación a diferencia de los adultos jóvenes.
“Debido a que las personas mayores no pueden liberar el calor, su temperatura aumenta más rápido y más alto”, sostuvo Craig Crandall, profesor de medicina interna especializado en termorregulación en el Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas. Y agregó: “Sabemos que el manejo de la temperatura corporal es uno de los factores más importantes relacionados con los problemas de calor y la muerte”.
“El cambio en materia de temperatura corporal no surge de un día para el otro cuando alguien llega a los 65 años; comienza gradualmente a partir de la mediana edad”, dijo Glen Kenny, profesor de fisiología de la Universidad de Ottawa. Y profundizo: “Es un declive lento en el que empezás a ver diferencias notables a los 40 años”.
Las enfermedades crónicas más comunes durante la vejez, por ejemplo las cardiovasculares y la diabetes, pueden exacerbar los problemas para regular la temperatura corporal.
Un corazón enfermo no puede bombear tanta sangre, en consecuencia, reduce aún más el flujo sanguíneo a la piel. Y si los nervios se ven afectados en personas con diabetes grave, es posible que el cuerpo no reciba el mensaje de que necesita empezar a sudar. Aunque cabe aclarar que las personas más jóvenes con estas afecciones también corren un mayor riesgo de sufrir problemas relacionados con el calor.
El riesgo de la deshidratación
A medida que las personas envejecen, también dejan de sentir sed y, por lo tanto, tienden a beber menos. En condiciones de calor, esto puede hacer que se deshidraten más rápido, lo que es “enormemente perjudicial para el control de la temperatura”, explicó el Dr. Crandall.
Además, es posible que algunos adultos mayores, especialmente si tienen algún tipo de demencia o deterioro cognitivo, no perciban tan bien los cambios de temperatura. Como resultado, no responderán adecuadamente al calor, ni biológicamente (mediante la sudoración) ni conductualmente (moviéndose a un lugar fresco).
Finalmente, ciertos medicamentos pueden afectar la hidratación, el flujo sanguíneo e incluso la respuesta al sudor de las personas, por este motivo hay que asegurarse consultar con un médico en caso de estar tomando algún medicamento.
Por supuesto, no todas las personas de la misma edad responden de la misma manera al calor. “Los adultos mayores que están en buen estado físico suelen ser más resistentes porque tienen un mejor flujo sanguíneo y sudan más que sus pares sedentarios”, ahondó el Dr. Crandall,
Cómo mantenerse seguro
La gente suele creer que para que el calor les genere alguna enfermedad, debe ser extremo -superior a los 37 grados -, pero en el caso de los adultos mayores, los signos por agotamiento al calor pueden llegar incluso con temperaturas menores: alrededor de los 26 grados.
“Las personas de 20 años pueden permanecer en temperaturas de alrededor de 26 grados durante horas y, en general, estar bien”, comentó la Dra. Angela Primbas, geriatra de UCLA Health. Pero no ocurre lo mismo con los adultos mayores.
El esfuerzo físico aumenta el riesgo de que una persona sufra enfermedades por calor debido a que el cuerpo comienza a generar aún más calor. Entonces en días calurosos, dijo la Dra. Primbas, los adultos mayores y las personas con problemas de salud graves deben limitar las actividades al aire libre como caminar y trabajar en el jardín, tomar descansos frecuentes y beber mucha agua. La especialista también aconseja escuchar al cuerpo: si la actividad empieza a resultar más difícil de lo normal, es una señal para detenerse y buscar un lugar fresco.
Los síntomas de un golpe de calor
Los signos de deshidratación o agotamiento por calor incluyen mareos, aturdimiento, dolor de cabeza, palpitaciones o sensación de letargo. Es especialmente importante tener cuidado con la baja energía (si alguien no habla o interactúa tanto como de costumbre) en personas con deterioro cognitivo, quienes pueden no darse cuenta de lo calientes que están o no ser capaces de expresarlo.
Si bien los adultos mayores enfrentan desafíos únicos en lo que respecta al calor, las formas de refrescarse son las mismas para cualquier edad. “Cuando alguien empieza a experimentar alguno de los síntomas anteriores, lo mejor que puede hacer es ir a algún lugar que tenga aire acondicionado”, dijo el Dr. Kenny. Aunque añadió que la temperatura del ambiente interior no tiene que ser ´bajo cero´, “con que esté en 25 grados alcanza. Y si no hay aire acondicionado disponible en las casas, lo mejor es buscar un sitio que tenga”, agregó el experto.
En ausencia de aire acondicionado, el agua es “extremadamente útil para reducir nuestro riesgo de sufrir lesiones relacionadas con el calor”, dijo el Dr. Crandall. Al respecto su consejo es frotar un cubito de hielo sobre la piel, rociarse con agua fría, empaparse la camisa o darse una ducha o baño frío.
Hagas lo que hagas, tomate el calor en serio. Es la causa número uno de muertes relacionadas con el clima en los Estados Unidos y en muchos casos, estos cuadros se pueden prevenir.
Por Dana G. Smith
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