Nueva Orelans (The New York Times).- Un nuevo estudio encuentra la sorprendente evidencia de que los niños que son obesos o tienen colesterol alto muestran signos tempranos de enfermedad cardíaca. El estudio, presentado esta semana en la conferencia de la American Heart Association, en Nueva Orleans, encontró que el grosor de las paredes arteriales de niños y adolescentes que son obesos o tienen colesterol alto se asemeja al de las paredes arteriales de una persona de 45 años de edad.
El estudio, que aún no ha sido publicado, involucró sólo a 70 niños de entre 6 a 19 años y varios expertos dijeron que los resultados necesitarían ser repetidos para considerarlos concluyentes. Pero aseguraron que el método utilizado para medir el grosor de las paredes arteriales fue considerado como un indicador confiable del riesgo de enfermedad cardíaca, habitualmente más confiable que el control de los niveles de colesterol y otras mediciones. El método, que utiliza ultrasonido, ha sido aplicado a niños en otros estudios en los últimos años pero los expertos afirmaron que ésta aparecía como la primera vez en que los resultados se correlacionaron con el de adultos.
"Creo que ésta es una bandera roja -comentó la autora líder del estudio, la doctora Geetha Raghuveer, cardióloga y profesora adjunta de pediatría de la Universidad de Missouri-. Estos chicos se parecen más a adultos de edad mediana."
Científicos no relacionados con el estudio dijeron que los descubrimientos apoyan un creciente cuerpo de investigación que sugiere que la obesidad en la infancia, en Estados Unidos, probablemente termine en enfermedad cardiaca cuando los niños crezcan.
"Estos descubrimientos son potencialmente coherentes con las predicciones según las cuales la obesidad y sus complicaciones podrían hacer que la enfermedad cardiovascular se convierta en una enfermedad pediátrica", dijo el doctor David Ludwig, profesor adjunto de pediatría de Harvard que fue co-autor de un estudio de 2005 que predice que la obesidad podía acortar el promedio de vida de un niño en 2 o 5 años. "Existen otros indicadores de que éste puede ser el caso, pero mucho ha sido especulación de manera que estos pueden ser datos significativos que han faltado durante mucho tiempo. Y realmente observa el desarrollo de la ateroesclerosis, el proceso que sabemos que si no se trata, lleva al ataque cardíaco o al ataque cerebral."
La obesidad infantil es considerada una epidemia en Estados Unidos, con alrededor de 16% de niños de entre 2 y 19 años considerados obesos, según el Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades, de ese país.
A pesar de que el número de nuevos casos de obesidad infantil parece haberse estabilizado, algunos expertos afirman que ahora ven un aumento en la diabetes de Tipo II en niños, lo que ellos creen es una consecuencia del aumento de la obesidad.
El estudio de Kansas City fue uno de los varios presentados en el congreso que se ocuparon de la relación entre obesidad en la niñez y la enfermedad cardiaca.
Un estudio de 991 australianos de entre 5 y 15 años encontró que los niños que eran obesos tenían mayor aumento del tamaño de sus corazones, cuando se lo midió por el tamaño de su aurícula izquierda, afirmó el líder del estudio, el doctor Julian G. Ayer, cardiólogo de la Universidad de Sydney.
Otro estudio australiano, de 150 niños de 10 años de edad, encontró que en el proceso de bombeo del corazón, los ventrículos izquierdos eran más lentos en los niños con mayor índice de masa corporal, la relación entre peso y altura, dijo el co-autor de ese estudio, Walter Abhayara, investigador de la Universidad Nacional Australiana.
"Estos estudios son interesantes e imperfectas evidencias, corolarios de algo que todos nosotros creemos es verdad", afirmó el doctor Lee Goldman, cardiólogo que es decano de las facultades de salud, ciencias y medicina de la universidad de Columbia. "La epidemia de obesidad en adolescentes es la mayor bomba de tiempo que tenemos hoy en enfermedades coronarias. Estas son maneras de agregar más evidencia con alta tecnología."
El doctor Goldman fue el co-autor de un estudio publicado en diciembre de 2007 en la revista New England Journal of Medicine en el que se utilizó un modelo por computadora para predecir si las muertes por enfermedad cardiaca en Estados Unidos crecerán. Los autores predijeron que para 2035 habría 100.000 casos más de enfermedad cardiaca atribuida a la obesidad actual en niños, una estimación especialmente notable dado que los adelantos en el tratamiento han reducido las muertes cardíacas en años recientes.
Otro estudio publicado en el mismo medio reforzó más la relación entre obesidad infantil y enfermedad cardiaca.
Al analizar los números de 276.835 daneses que fueron examinados cuando eran niños en 1930, los investigadores de Dinamarca encontraron que cuanto más alto era el índice de masa corporal en 1930, más grandes las posibilidades de desarrollar enfermedad cardiaca.
Si bien es demasiado pronto para saber si la actual generación de niños norteamericanos sufrirá de más ataques al corazón o de infartos cerebrales u otros problemas cardíacos, o si los van a experimentar antes que otros, muchos investigadores cardiovasculares consideran alarmante la creciente corroboración de las relaciones entre obesidad infantil y enfermedad cardiaca. Sin embargo, la doctora Raghuveer dijo que la esperanza para los niños que ella estudió, no se había perdido.
"Muchas de las arterias de estos chicos, a pesar de que están en las primeras etapas de la ateroesclerosis, no se han endurecido ni calcificado, no han avanzado", dijo y agregó: "Puede haber una oportunidad de aplicar alteraciones en el estilo de vida, ya sea con ejercicios, ya sea con dieta o quizás hasta con medicación. Quizás se pueda revertir".
El estudio de la doctora Raghuveer utilizó el método con ultrasonido llamado grosor íntima-media de la arteria carótida o CIMT (según su sigla en inglés) para medir el grosor de las paredes internas de las arterias carótidas localizadas en el cuello. Los científicos miden la arteria carótida porque es más fácil de capturar imágenes de las arterias del cuello que en las arterias coronarias directamente conectadas al corazón, digamos que el aumento de grosor en la pared de la arteria carótida indica mayores cantidades de placas grasas en las arterias que llevan al corazón y al cerebro. Cuando estas placas se desprenden pueden producir coágulos que causen un ataque cardíaco o cerebral.
De los 34 varones y 36 niñas del estudio de Kansas, los pacientes de la doctora Raghuveer en la clínica cardiológica del Hospital Children´s Mercy, 40 eran obesos y 30 no eran considerados obesos pero tenían altos niveles de LDL, o colesterol malo. Muchos también tenían altos niveles de triglicéridos. Su edad promedio era 13 años; su peso medio era de 70 kg.. Casi el 90% eran blancos.
Los investigadores encontraron que 52 de los 70 participantes tenían un máximo de CIMT de al menos 0,5 milímetros, un grosor que corresponde al CIMT de un adulto de 45 años promedio o lo que la doctora Raghuveer llamó una "edad vascular" de 45 años. Ella no midió el CIMT en niños de peso normal y afirmó que no había parámetros de CIMT para niños. Edad vascular es "una idea interesante y espero que se imponga", dijo el doctor Gerald S. Berenson, director del estudio de corazón Bogalusa de Louisiana que midió el CIMT en niños en los últimos años.
El doctor Ludwig, director del programa Peso Óptimo para la Vida del Children´s Hospital Boston, afirmó que ver los factores de riesgo como el CIMT en niños era especialmente preocupante porque "No sólo hay un período de tiempo más largo para que dañe el cuerpo sino que sucede en una etapa de la vida en la que el cuerpo todavía se está formando y los sistemas fisiológicos aún se están armonizando.
Traduce. María Elena Rey