"Esos locos bajitos se nos parecen." Dice una canción de Serrat, y en la realidad esto es así, sobre todo en lo relacionado con hábitos, costumbres y conductas. Es importante el sobrepeso de los padres, pero lo es más la actitud que los mismos tengan hacia la comida, se utiliza el castigo-recompensa asociándolo con la comida y es frecuente oír de boca de los padres: "Si te portás bien te compro un helado", o en el caso de querer castigarlos: "Te voy a quitar el postre", por lo tanto la comida adquiere un valor psicológico incorrecto.
Si ambos padres son obesos, hay un 85% de posibilidades que sus hijos también lo sean; si uno solo de los padres lo es, las probabilidades disminuyen a un 50 %, y solo el 15% de los niños si ninguno de los progenitores tiene sobrepeso.
Es esencial la actividad física en los niños, la falta de ésta puede provocar exceso de peso, al no moverse gasta menos energía y engorda más. Los niños gorditos sienten vergüenza por su cuerpo y son torpes en sus movimientos, a su vez esto se refuerza por el rechazo de sus pares que lo dejan de lado en la práctica de los deportes sobre todo si es competitivo.
Es fundamental que los padres lo acompañen en alguna actividad: "Padres activos, fomentaran chicos activos", y de esa manera van a adquirir confianza en su propio cuerpo. Es muy importante el trabajo preventivo: los chicos con tendencia a la obesidad pueden ser los gordos adultos del futuro, y además expuestos a complicaciones físicas, psíquicas y sociales.
Desde lo psicológico: los chicos con sobrepeso presentan mayor labilidad emocional, baja autoestima y son sumamente ansiosos; a veces se esfuerzan por ser intelectualmente mejores que otros puesto que físicamente se sienten inferiores, esto les genera metas poco claras y muy difíciles de alcanzar, frustrándolos y refugiándose en la comida.
Desde lo social: los otros chicos tienden a rechazar a los niños gordos utilizando todo tipo de burlas y esto genera y refuerza sentimientos de inseguridad e inferioridad. Es muy importante en rol de la familia: un tratamiento con éxito consiste básicamente en contar con el apoyo total de la familia; la misma debe ser contenedora, dándole al niño todas las explicaciones necesarias; tratando de no compararlo con otros chicos flacos de su edad y mucho menos ponerlo en ridículo, además hay que sacarle el carácter de secreto a la dieta.
Consideramos que un tratamiento efectivo para la obesidad infantil debe ser interdisciplinario, básicamente desde lo nutricional y lo psicológico.
Por último, es importante no olvidar que los padres no deben sentirse culpables de la obesidad de sus hijos, pero sí responsables de tratarlos.