La obesidad en la infancia está asociada en un alto porcentaje a consecuencias físicas, sociales y psicológicas. Los niños obesos poseen un riesgo mucho mayor de padecer insulinorresistencia y diabetes tipo II, hipercolesterolemia, hipertensión y hasta apnea de sueño. Por otro lado, la evidencia sugiere que los niños con sobrepeso y obesidad están predispuestos a la baja autoestima, insatisfacción con su imagen corporal, depresión, los desórdenes alimentarios y la exclusión social que todo esto proporciona.
En estas últimas décadas, los factores que generaron que la obesidad se incrementara son, entre otros:
- Mayores porciones de comida.
- Mayor oferta de comidas rápidas, que son la elección de menor costo.
- Aumento de la recreación sedentaria.
- Disminución de las posibilidades de generar una actividad física de recreación.
- Aumento del uso de medios de transporte motorizados.
- Mayor riesgo para circular a pie o en bicicleta.
- Más canales de televisión a toda hora.
- Avances tecnológicos: computadora, teléfono celular, consolas de videojuegos, etc.
- Acceso simple y rápido a los diferentes alimentos (delivery).
- Disminución de la cantidad de horas compartidas entre padres e hijos.
Teniendo en cuenta que la prevención es la herramienta más importante con la que contamos para evitar el desarrollo de esta patología en todas las edades, se requiere un plan social y de salud pública, que incluya la familia, la escuela, así como la comunidad médica, políticos y administradores de salud.
Ciertas pautas para tener en cuenta sobre la alimentación y el estilo de vida en los niños se enumeran a continuación:
- Generar espacios de actividad física dentro de las tareas semanales de los niños.
- Encontrar actividades en los momentos de juego y de diversión que requieran movimiento.
- Limitar el tiempo de exposición a la computadora y la televisión.
- Alimentar a los niños en forma balanceada; elegir verduras de todos los colores, frutas, carnes magras y lácteos.
- No repetir el plato.
- Fomentar la ingesta de agua y líquidos y evitar las bebidas azucaradas.
- Disminuir al mínimo posible la asistencia a locales de "comida chatarra".
Y, fundamentalmente, educar con el ejemplo, ya que los padres que comen variado, con una medida adecuada, tienen incorporada la actividad física y llevan una vida saludable, tienen muchos menos riesgos de que sus hijos padezcan de sobrepeso y obesidad.