Esta patología disminuye la calidad de vida; sus causas son multifactoriales, pero la alimentación es su factor de riesgo principal
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Tener jaqueca es más común de lo que se cree. Algunos la padecen a diario y otros la viven esporádicamente. En cualquiera de los casos, se trata de una dolencia que disminuye la calidad de vida de aquellos que la sufren, quienes además se ven obligados a frenar sus actividades cotidianas hasta que logran aliviarla.
Para el médico neurólogo y director del Instituto de Neurología de Buenos Aires, Alejandro Andersson, la jaqueca, también conocida como migraña, tiene que ver con un dolor de cabeza intenso de carácter pulsátil, que provoca una sensación de latido y que la afecta en su totalidad o simplemente en una parte.
Un informe de la Mayo Clinic, una organización americana sin fines de lucro especializada en atención médica, investigación y educación para todo tipo de personas, explica que en la mayoría de los casos, está acompañada de náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz y al sonido.
Y tal es la magnitud de esta patología, que a muchos les cuesta poner en palabras lo que sienten en ese momento. Es que el dolor puede llegar a ser tan severo que cuando esto ocurre, se ven obligados a cancelar planes, pausar el trabajo, y abandonar todo aquello que estuvieran haciendo. En estas situaciones, Andersson comenta que urge la necesidad de recostarse en un lugar tranquilo, a oscuras y sin ruidos.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que la migraña suele aparecer en la etapa de la pubertad y afecta en mayor medida a personas entre los 35 y 45 años. A su vez, destacan que es dos veces más frecuente en las mujeres que en los hombres debido a los cambios hormonales.
En cuanto al origen, Andersson resalta que no tiene nada que ver con una contractura, como muchas veces se piensa, mas bien “esta dolencia dependerá de la dilatación de las arterias de nuestra cabeza”. En esta línea, desde la OMS informan que está causada por la activación de un mecanismo encefálico que conduce a la liberación de sustancias inflamatorias que generan dolor alrededor de los nervios y vasos sanguíneos de la cabeza.
Pero este proceso no se desencadena porque sí, tampoco es igual en todas las personas. Los expertos consultados coinciden en que no existe un único factor de riesgo universal, sino que se podría tratar de múltiples desencadenantes.
En palabras de Andersson, la genética ocupa un rol clave. Entonces, si un pariente sufre migrañas, mayor será la predisposición de tenerla: “El 80% de los pacientes, tiene antecedentes familiares con estos cuadros”.
Por su parte, Yael Hasbani, Health Coach certificada en Salud y Nutrición Holística, relaciona a las causas con el estilo de vida: “Son muchos los factores de riesgo que se ponen en juego y que pueden provocar este dolor”, dice. Entre ellos menciona el mal descanso, la falta de actividad física, tener altos niveles de ansiedad, depresión y estrés y por sobre todo, destaca la alimentación.
Los 10 alimentos que causan migrañas
La alimentación juega un rol clave: es esencial para el correcto funcionamiento del cerebro. Así, Julio Bragagnolo, jefe de Nutrición y Diabetes del Hospital Ramos Mejía, cuenta que no se le puede echar la culpa a un alimento en particular, sino que se habla de una serie de productos considerados dañinos para sus células y tejidos. De acuerdo al especialista, esta lista la encabezan los de carácter ultraprocesado e industrializados debido a sus componentes químicos y aditivos.
Frente a este escenario, Hasbani suma que los alimentos con altos índices de azúcar y cafeína también son entendidos como un factor de riesgo ya que, “su abstinencia puede generar fuertes dolores de cabeza como consecuencia de la ansiedad que se genera por querer ingerirlos”, explica la Health Coach.
Al respecto, Bragagnolo brinda una estrategia llamada “diario de migrañas” para calcular la frecuencia de las jaquecas en relación a lo que se comió. Para ello sugiere llevar un registro de la hora en que arrancaron y lo que se consumió previamente. Así, “se podrá tener un indicio de lo que nos hace mal”, aclara. De cara a este método, la American Migrain Foundation, revela un dato clave: los alimentos suelen desencadenar las migrañas entre 12 y 24 horas después de haber comido.
¿Cómo se previene la migraña?
Hasbani expresa que la prevención se da cuando se modifican ciertos hábitos que afectan el cerebro. En este camino sugiere darle prioridad a las horas de sueño y que en lo posible, se descanse ocho horas por noche. También recomienda ejercitarse con frecuencia, evitar el consumo de tabaco y alcohol, e inclinarse por una alimentación integral basada en plantas.
En este sentido, desde la American Migraine Foundation, prevén que la mejor fórmula para combatir la migraña es a través de una dieta fresca y natural libre de procesos industrializados.
Consultada sobre cuáles son los alimentos recomendados, Hasbani destaca las legumbres: lentejas, porotos y garbanzos, como también todo tipo de frutas y verduras, con excepción de los cítricos; arroz integral, quinoa, trigo sarraceno, mijo y cebada.
Sucede que los productos naturales, presentan propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, por lo tanto, “evitan el deterioro cognitivo y los picos de glucemia que generan intensos dolores de cabezas”, subraya la especialista. Además, la fibra y la proteína que aportan, regulan los niveles de azúcar en sangre.
En este camino, la hidratación también juega un rol clave: a base de agua potable. En términos de Bragagnolo, mantiene vitales las células del cerebro.
Si bien los posibles desencadenantes de las migrañas son comunes a todas las personas, lo cierto es que cada una reaccionará diferentes a los estímulos del exterior y a los hábitos que mantenga. Aunque si de algo hay certeza, es que se trata de una patología que se puede prevenir.
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