El desafío que busca promover el consumo consciente de moda y, al mismo tiempo, facilitar la elección de ropa tanto para el uso diario como para los viajes
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“Estoy implementando el challenge 333 en mi vida diaria y lo más sorprendente que descubrí es que ahora sé realmente qué es lo que me gusta ponerme. Desde que hago el truco no he tenido oportunidad de hacer un viaje, pero la próxima vez que arme una valija, finalmente voy a ser la mujer sin la valija reventada que siempre soñé ser”, cuenta la influencer de moda Madeline Galassi en una nota de opinión.
Según continúa, la mejor parte del método es que ha desaparecido su deseo por comprar y agregar nuevas prendas a su guardarropa. “Las piezas que tengo ahora realmente se sienten nuevas, y mi estilo personal se refleja cada día sin la influencia de la estética de TikTok o de las tendencias predominantes que fomentan la compra constante de ropa nueva”, afirma.
Ya sea que se trate de motivos vinculados a la sostenibilidad o para definir el estilo personal, un closet pequeño, pero lleno de artículos que a uno le encantan es un deseo al que pocos pueden evitar resistirse... y mucho menos cuando las personas del entorno hacen referencia a los métodos virales que se difunden por TikTok como es el caso del challenge 333.
Challenge 3-3-3: qué es y por qué está cambiando la forma de vestirse
El término fue acuñado por la tiktokera y autoproclamada ‘influencer de la moda’, Rachel Spencer (@rachspeed). El método ‘333′ se basa en seleccionar un total de nueve prendas del guardarropa (específicamente, tres partes de arriba, tres de abajo y tres pares de zapatos) y combinarlas en tantos conjuntos como sea posible, usando solo los elementos seleccionados.
De hecho, ella subtituló el clip –que hasta ahora lleva acumuladas más de 80.000 visitas– poniendo: “Chicos, ¿encontré el método 12-3-30 para vestirme?” (en alusión al entrenamiento fit que divulgaron algunas famosas el año pasado y que se convirtió en uno de los favoritos de los usuarios de las redes sociales).
Sus videos sobre moda ya llevan acumulados más de 13 millones de ‘likes’ y miles de comentarios en los que le piden a Spencer que publique más videos con diferentes combinaciones de colores y estilos de ropa.
Se podría pensar que nueve artículos que se acostumbran a llevar puestos diariamente o que se tienen desde hace añares no servirían para crear conjuntos para más de una semana, pero los resultados pueden ser sorprendentes.
En uno de los videos, la influencer se muestra capaz de crear 19 combinaciones de atuendos diferentes con las nueve piezas seleccionadas, lo que demuestra que tener un guardarropas pequeño o con ropa ‘antigua’ no es una limitación ni una excusa para renovar el vestidor.
“Últimamente se generó una comunidad de adultos jóvenes que eligen el consumo consciente, la ropa vintage y la moda circular como formas de consumir sin tener que aportar a un sistema de prácticas cuestionables”, reflexiona la diseñadora de indumentaria Sol Hatchadourian sobre el por qué del ‘boom’ del challenge.
Para ella, gracias a las redes sociales se han popularizado muchas formas novedosas de investigar en lo que se tiene en el propio armario antes que comprar. La práctica decanta en la creación de un armario curado y con piezas seleccionadas que conviven entre sí y que “permiten que la persona use la totalidad de su colección en vez de tener apilada ropa sin uso que puede terminar tirándose a la basura y provocando desechos innecesarios”, dice.
Una vez que se activa la creatividad y se adopta una nueva perspectiva sobre las prendas, estas ofrecen una variedad de opciones para revitalizar tanto los atuendos diarios como los de ocasiones especiales.
“Cuando creé el desafío del 333 me estaba preparando para irme de viaje a Londres”, le confesó Spencer a sus seguidores. “Obviamente, contaba con un espacio limitado y me di cuenta del potencial que todos tenemos en nuestros guardarropas y de cómo podemos ser tan creativos con ellos”, dijo.
Otro consejo que brindó es intentar elegir prendas distintas entre sí. Es decir, no incluir tres tipos de jeans del mismo corte y color, ya que cuanto más variedad de prendas se tenga en cada categoría, más diversos serán los conjuntos que se logren.
¿La clave? Jugar. El método no solo invita a combinar piezas que normalmente no se utilizarían sino que también permite darle una ‘vuelta de tuerca’ a la forma en que se acostumbra a usar cada pieza.
Respecto de lo beneficioso que resulta implementarlo para armar valijas antes de irse de vacaciones, el challenge demuestra ser eficaz para maximizar el espacio del equipaje y al mismo tiempo ofrecer distintas opciones de vestimenta.
Proyecto 333, ¿lo mismo?
Son dos tendencias distintas, pero con algunos puntos en común. El proyecto 333 hace referencia a la corriente sustentable que impulsó años atrás la autora Courtney Carver.
En 2010 Carver creó un desafío de moda para ‘simplificar la vida’ de las personas. El proyecto se basaba en tener un guardarropa cápsula con 33 prendas propias para usar durante tres meses; las mismas deberán ser combinadas y reutilizadas evitando adquirir o usar ropa que no forme parte de lo ya seleccionado.
Según la fundadora de la iniciativa “al no comprar nada nuevo, uno aprende lo que realmente necesita tener en su armario”.
“Siempre me había sentido avergonzada por la cantidad de fast-fashion (en español, moda rápida) que había acumulado en el último tiempo, pero el proyecto 333 me ayudó a darme cuenta de que aún podía aportar mi granito de arena reelaborando la ropa que ya tengo y cuidándola para que dure más”, dice Ludmila Di Paoli, de 32 años, que adoptó esta tendencia para sumarse a la movida del cuidado ambiental.