La psicoterapeuta Philippa Perry aborda la importancia de lograr equilibrio mental y conexión con los demás
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Philippa Perry, una de las psicoterapeutas más prestigiosas y reconocidas del Reino Unido, se hizo conocida mundialmente por El libro que ojalá tus padres hubieran leído, un manual básico para padres y madres traducido a más de 40 idiomas. ¿Es posible lograr equilibrio mental? ¿Por qué se necesita conectar con los otros? ¿Es posible criar a los hijos para fomentar su salud mental? son algunas de las cuestiones que la experta abordó en una charla del ciclo Aprendemos Juntos 2030 de BBVA.
Perry señala que en los manuales de diagnóstico y estadística se explican miles de formas de estar desequilibrado y de tener trastornos, pero no contienen ni una sola definición de lo que es el equilibrio o la cordura. “Así que me propuse hacerlo y me di cuenta que la gente confunde equilibrio con normalidad; estar equilibrado no es necesariamente ser normal. De hecho, puede que sea ser diferente”, dice.
Ella considera que el equilibrio podría darse cuando una persona no es ni caótica ni totalmente rígida, pero sí flexible. “Eso quiere decir que uno puede ser fiel a sí mismo y a la vez, adaptarse al entorno para poder conectar con los demás”, desarrolla. De forma opuesta, el desequilibrio puede tener dos manifestaciones: interrumpir la conexión con los otros o crear conexiones con absolutamente todo, lo que provoca que los demás no puedan seguir el ritmo y no se conseguirá conectar con ellos.
La especialista señala que una de las partes más importantes de la vida es la forma en que uno se conecta con los demás. Esto lo ilustra explicando que una sola neurona no sirve para mucho y necesita conectar con otra para crear un pensamiento, acción o idea. “Nosotros –explica– somos un poco como las neuronas. Nos creemos independientes, pero estamos en sistemas y funcionamos en grupos”.
Asimismo, comenta que usualmente cuando hay un problema, las personas se quedan calladas en lugar de verbalizarlo.
“Tenemos que poder decir algo incómodo y eso se consigue sin decirlo de forma ofensiva. Comunicarse creo que es el mayor desafío para dejar de tener una relación mentalmente ya sea con un cónyuge, un amigo, un compañero…, en vez de tenerla en la realidad”, manifiesta.
Lo mismo sucede con la expresión de emociones: varias personas saben estar felices, pero no estar tristes o enfadados o tener alguna emoción negativa. Esas emociones –relata– al haberlas reprimido, se convierten en depresión. ¿Por qué se reprimen? Como consecuencia de experiencias que se retrotraen a la infancia, porque se relacionan a un trauma o porque a lo largo de los años se aprendió que traían consecuencias negativas.
Precisamente, el peor de los casos es de padres a hijos ya que, según explica Perry, es esencial que en esa relación vertical el niño sepa que puede acercarse a sus padres con cualquier cosa y ellos no lo rechazarán o disminuirán lo que siente. Pero lo que dice no significa que puedan hacer lo que quieran; “Los niños necesitan amor y límites, pero también ser tratados como seres humanos sintientes y ser respetarlos con integridad y verdad”, añade.
En su libro best seller sobre crianza invita a los lectores a reflexionar sobre cómo los criaron a ellos, lo que les vino bien y lo que no, a que reproduzcan solo lo que les vino bien y a buscar otras maneras de criar a sus hijos. Se trata de maximizar esa relación.
Otro consejo que brinda es el de procurar ser sincero. “Hay que ser honesto a un nivel que el niño pueda entender y asimilar. Y no intentar fingir que todo es de color de rosa, porque no lo es y ellos se dan cuenta rápidamente”, explica.
Así, si uno está nervioso o angustiado, ellos lo notan. Y, si se finge lo contrario, se está trastocando su intuición que es lo que los mantiene a salvo.
“Necesitan mucha atención y un vínculo con el que sientan seguridad. Entonces, cuando uno está trabajando y le dicen de jugar con ellos, va a ser más efectivo hacerlo momentáneamente que ignorarlo y que termine sintiendo que no puede confiar en su progenitor”, cuenta.
¿Su forma de ver el vínculo? Algunos niños son dientes de león y algunos son orquídeas. “Si a un diente de león le das todo lo que necesita, va a crecer y se va a poner precioso, pero, si le das solo un poco, aun así, sobrevivirá. Si la orquídea no tiene todo lo que necesita, se muere. No va a salir adelante. Entonces, si tu hijo es supersensible, hay que darle lo que necesita”, dice.
Cuando de pequeños no les dedicaron la atención suficiente, de adultos se convierten en personas dependientes. Pero a la gente le suele molestar tener un amigo pegado o una pareja celosa y posesiva. Lo que hay que hacer –sugiere– es: aun teniendo las emociones que llevan a pegarse al otro, actuar diferente de manera intencional.
*Podés disfrutar de la charla completa en “Aprendemos Juntos 2030″, la plataforma del BBVA con contenidos útiles e inspiradores para mejorar la vida de millones de personas de todo el mundo que, desde mayo de 2022 se emiten en forma exclusiva por LA NACION podés hacer clic acá.
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