Varios estudios comprueban la relación que hay entre la designación de ciertos apelativos y lo que sucede en la vida de sus portadores
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De las decisiones más difíciles que deben tomar los padres antes de que un bebé nazca. Algunos incluso se pasan meses debatiendo sobre cuál será el nombre del recién nacido. Lo que pocos saben es que según estudios científicos, el nombre de una persona puede predeterminar su futuro.
Los nombres son ricas fuentes de información. Para muchos pueden señalar género, etnia o clase social; para otros representan características únicas de la personalidad que van desde calidez y alegría hasta el sentido de moralidad que tiene una persona.
Desde hace décadas que los científicos quieren dar con una respuesta concreta a la incógnita sobre los nombres. Lo cierto es que ya en 1954, los psicólogos Albert Ellis y Robert M. Beechley decidieron emprender una investigación titulada Emotional Disturbance in Children with Peculiar Given Names, en ella compararon los perfiles psicológicos de 104 niños con nombres convencionales y otros 104 con nombres más peculiares y como resultado detectaron que en los de nombres no convencionales había una significativa inclinación a padecer una “severa perturbación emocional” que en aquellos con nombres más comunes.
Pero también hay investigaciones más recientes que ahondan en detalles más específicos sobre la incidencia de los distintos nombres en las personas. Por ejemplo, un estudio de 2011 de la Universidad de Nueva York llegó a la conclusión de que las personas con nombres más fáciles de pronunciar suelen ocupar puestos de mayor categoría en el trabajo. Uno de los investigadores que encabezó el estudio, Adam Alter, explicó en su momento a la revista Wired: “Cuando podemos procesar una información más fácilmente, cuando es más simple para comprender, nos gusta más”.
Dentro del ámbito laboral existen otros indicios sobre los nombres. Según una investigación de la Universidad de Marquette, Wisconsin, las personas con nombres comunes tenían más probabilidades de ser contratadas que aquellas con nombres “raros”. Por ende, para los investigadores, el nombre que lleva una persona tiene un impacto significativo en cómo se la ve y, posiblemente, repercuta en si la persona es contratada o no para un trabajo.
En su libro, The Son Also Rises: Surnames and the History of Social Mobility, Gregory Clark, analizó los nombres de pila de 14,449 estudiantes de primer año que asistieron a la elite de la Universidad de Oxford entre 2008 y 2013. Al contrastar la incidencia de los nombres de pila en la muestra de Oxford con su incidencia entre la población general (de la misma edad), calculó la probabilidad de que una persona a la que se le diera un nombre particular iría a Oxford. Como resultado encontró que nombres ingleses tradicionales como Eleanor o Anna abundan en el alumnado de la Universidad de Oxford mientras que nombres particulares como Jades o Shannon son casi inexistentes en la institución educativa.
Y este fenómeno también ocurre en ámbitos académicos. Leif Nelson, de la Universidad de California, San Diego, y su colega Joseph Simmons, de la Universidad de Yale, descubrieron que estar contento con el nombre de uno sabotea el éxito de las personas cuyas iniciales coinciden con etiquetas de desempeño negativas. En su estudio, Nelson y Simmons revisaron 15 años de promedios de calificaciones (GPA) para estudiantes de MBA que se graduaron de una gran universidad privada norteamericano. Los estudiantes cuyos nombres comenzaban con letras “C” o “D” obtuvieron un GPA más bajo que los estudiantes cuyos nombres empezaban con las letras “A” o “B”. Luego vieron que los estudiantes llamados con iniciales “C” o “D” tuvieron menos éxito en el logro de sus objetivos académicos conscientes, presumiblemente debido a una afición inconsciente por estas letras.
Sin embargo, por más pruebas e investigaciones científicas que se estén acumulando sobre el tema; siguen existiendo los que no creen en el poder de los nombres para designar el futuro de quien lo lleva. Especialmente en el ámbito de la Psicología, pocos profesionales le dan credibilidad a las teorías de los nombres ya que para esta ciencia son muchos los factores que hacen que una persona llegue a ser exitosa, tenga un puesto de trabajo alto o baje los promedios de sus calificaciones.
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