La demora de una respuesta de WhatsApp u otras redes sociales puede desatar fuertes emociones y en algunos casos hasta dudar del vínculo con esa persona
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Enojo, angustia, preocupación y ansiedad son algunas de las emociones que padecen las personas cuando no les contestan los mensajes inmediatamente. La conectividad digital hace sentir que estamos disponibles las 24 horas del día y tenemos la responsabilidad de contestar al minuto.
Desde mensajes instantáneos por Whatsapp u otras redes sociales, hasta videollamadas y mails. Las nuevas tecnologías cambiaron la manera en la que el mundo se comunica. Lo que antes se sintetizaba en un encuentro cara a cara o en una carta, hoy ocurre en una comunicación instantánea por celular.
El problema que trae este tipo de comunicación es que mientras algunos se estresan y se ponen mal porque no reciben una respuesta rápida, otros se desconectan del teléfono y no se desesperan por responder los mensajes ni tampoco porque se los respondan, le dan importancia a otros aspectos de su vida. Incluso, en algunos casos, la frustración frente a la falta de respuesta puede ser determinante para una relación, entendiendo que si el otro no responde es porque no le importa mantener ese vínculo.
Una investigación realizada por el Instituto de Salud Pública de la India detectó que si bien la problemática existe desde hace tiempo, durante la pandemia se intensificó. Aclaran los investigadores que aquellos que pasan más tiempo online suelen ser menos felices y quienes revisan su casilla de email y mensajes de texto constantemente experimentan estrés a largo plazo.
El problema surge principalmente porque entre las personas que ocurre la comunicación, hay diferentes reglas de entendimiento. Lo que uno entiende como normal, que puede ser responder el mensaje cuando sale del trabajo, para el otro es terrible y significa que quien no le respondió rápido tiene un problema personal con él o no le cae bien.
Desde Con Ciencia, una red de psicólogas profesionales, aclaran que las emociones que se disparan al no recibir respuesta pueden estar asociadas a sesgos cognitivos o errores del pensamiento. “Los sesgos de pensamiento son errores sistemáticos que cometemos todos en nuestros razonamientos, nuestra atención, la memoria, la percepción del mundo y la manera de dar sentido a lo que nos rodea. Por ejemplo, a la hora de empezar a sentirse mal porque una persona demora en responder o no lo hace, puede estar presente el sesgo llamado ‘generalización excesiva’. Éste consiste en sacar conclusiones a partir de una situación vivida”, aclaran las profesionales.
Y agregan que un ejemplo sería cuando a partir del visto en WhatsApp o en otra red social, uno suele llegar a la conclusión de que la otra persona “no tiene ganas de contestar, nos odia o no le interesamos lo suficiente”. Sin dar lugar a otros pensamientos como: se quedó sin batería o está trabajando.
“Según la manera de vincularnos con nosotros mismos es como vamos a recibir ese no mensaje. En base al nivel de amabilidad, de autocompasión que manejemos con nosotros mismos es lo que va a hacer que interpretemos o supongamos el porqué de la no respuesta y según lo que pensemos al respecto es cómo nos vamos a sentir”, dice Mariana Kerestezachi (M.P. 95325), licenciada en Psicología.
Añade Kerestezachi que esto podría estar fuertemente relacionado con la “nomofobia”, miedo irracional a permanecer un intervalo de tiempo sin el teléfono celular. El término, que es un acrónimo de la expresión inglesa “no-mobile-phone phobia”, fue creado durante un estudio realizado por la oficina de correos británica Royal Mail para estimar la ansiedad que sufren los usuarios de los teléfonos móviles. En esa investigación descubrieron que una de las causas predominantes es el volverse dependiente de los demás, ya que hoy el celular es la herramienta de conexión con las personas.
“Es tanta la información que podemos obtener del otro -su última hora de conexión, si está o no en línea, si hay algún cambio en su foto de perfil o en su estado, si leyó o no el mensaje- que potencia nuestro lado más controlador y despierta nuestras inseguridades. Esto último puede derivar en niveles de malestar significativos que repercuten en las actividades cotidianas e interpersonales”, afirma Noelia Trivisonno (M.N. 51378), psicóloga especialista en área clínica.
Otras características que presentan las personas susceptibles a la demora de respuesta son: bajo índice de autoestima y aceptación a su persona, preocupación por la opinión de los demás y fuerte dependencia tecnológica.
Claves para que no te afecte si te clavan el visto
Para disminuir las emociones que aparecen en esos momentos, Trivisonno propone tener en cuenta lo siguiente:
- Desarrollar la capacidad de hacer una pausa y revisar la narrativa que hacemos de la situación en lugar de asumir hechos inciertos. No es posible saber con certeza qué pasa por la mente de los otros, e intentar adivinarlo es desgastante e innecesario.
- Buscar un equilibrio respecto del uso de la tecnología, así como propiciar momentos para conectar con uno mismo y regularse emocionalmente. Por ejemplo, salir a caminar, pasar tiempo con seres queridos, realizar actividades placenteras y de relajación que permitan aquietar la mente.
- Verse tan afectado puede indicar problemas de autoestima e inseguridad. En estos casos, es recomendable consultar con un profesional psicólogo para trabajar lo que nos pasa y reforzar la idea de que no necesitamos de otros para sentirnos valorados.
Otros recursos útiles que propone la profesional son: quitar la verificación de lectura en los chats, revisar las expectativas que se tienen de la comunicación y sus tiempos, y tratar de comprender de qué necesidad provienen. Por último, en el caso de que la persona que no responde sea cercana, quizá sea una buena idea hablarle sobre cómo uno se siente cuando no le responden o demoran en contestar.
Las profesionales de Con Ciencia aclaran que en estos casos, se recomienda para aquellos que reciben los reproches por no contestar, poder brindar explicaciones, mencionar el motivo o poder hablarlo con el otro, más allá de si el fundamento es válido o no. “Nos parece sumamente importante empezar a normalizar el no contestar inmediatamente”, concluyen.
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