A pesar de que está considerada una de las ciudades más caras del mundo, la Gran Manzana invita a caminarla y descubrir rincones para los que solo hace falta tiempo y curiosidad
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Nueva York nos seduce como la gran manzana de la tentación en la lista de viajes deseados. Pero la tentación se paga con culpa por gastar de más en una de las ciudades más caras del planeta. Por eso en este recorrido, nueve lugares para disfrutarla por menos de cinco dólares.
1. Pier 57 y Little Island a orillas del Hudson
Despertó polémicas y hasta un juicio para frenar su construcción, pero Little Island finalmente se inauguró en 2021 sobre la costa oeste del río Hudson, a la altura de la W13 St. Se trata de una isla artificial construida sobre 132 pilotes de concreto llamados “tulipanes”, de distinta altura, lo que provoca una ondulación en el terreno. Hay un pequeño anfiteatro que da espectáculos gratuitos y puestos de comida. A pocos metros está el Muelle 57, una estructura levantada en 1907 como terminal marítima y reconvertida en 2023 en un espectacular espacio público. Hay una pasarela exterior con canteros de flores con vista al río, a la estatua de la Libertad y a Little Island, y un área cubierta con un gran espacio de relax a donde los locales van a leer o a trabajar con sus dispositivos. También hay puestos de comida y una terraza.
2. High Line, un paseo verde y elevado
A dos cuadras de Little Island y el Muelle 57, en la Av 10 y la W16St, hay un elevador para subir a la High Line, una antigua vía de tren convertida en un paseo verde y elevado. Inspirado en el Sendero Verde René Dumont de París, tiene una extensión de 2,3 kilómetros y es una ventana para ver la ciudad desde ángulos inusuales. El diseño de las terrazas ajardinadas conservaron las plantas que crecieron silvestres cuando dejó de pasar el tren combinadas con bancos y hasta reposeras para recostarse. La primera fase se inauguró en 2009 y la última en 2015. Cuenta con varios ascensores y escaleras a lo largo del recorrido que lo conectan con la calle.
3. Biblioteca Pública y el Parque Bryant
La Biblioteca pública, la NYPL (New York Public Library por su sigla en inglés), es una de las bibliotecas más grandes del mundo. Ubicada en pleno Midtown, sobre la 5ta Avenida y la 41, fue fundada en 1895. Hoy cuenta con 54 millones de ítems, entre libros físicos y digitales y DVDs. Entre sus tesoros, está la Declaración de la Independencia escrita a mano alzada por Thomas Jefferson, una copia de la Biblia Gutemberg y manuscritos de Shakespeare. Jorge Luis Borges está presente de una manera destacada: una frase suya está pintada en una de las paredes: “Yo siempre me había imaginado el Paraíso bajo la especie de una biblioteca”. Para celebrar su 125 aniversario, la biblioteca hizo una lista de sus libros más prestados. Un día de nieve, de Ezra Jack Keats, un clásico infantil, fue el libro más prestado. Los visitantes pueden acceder a un servicio de audioguía en español, también gratuito, y bajarse libros online.
Al lado está el parque Bryant, también llamado el petit Luxemburgo por su similitud con el parque parisino, por sus mesas, sillas y calesita. Debajo del pasto y las mesas y sillas que bordean el parque, la biblioteca almacena cientos de ejemplares.
4. Brooklyn Heights y el puente
Por 4,5 dólares se puede cruzar en ferry a Brooklyn. Parten del muelle 11, muy cerca de Wall Street. Hay distintas líneas que van a distintos puntos, ya sea a Williamsburg, Dumbo y al Brooklyn Bridge Park Pier 6. Recomendamos este último para recorrer el Brooklyn Heights Promenade, desde donde se tienen vistas increíbles de Manhattan y está menos concurrido que el parque bajo el puente. Internándose por las calles Remsen hasta Orange, es imposible no evocar alguna película de Woody Allen. Hay que guardar energía para volver a pie cruzando el puente cuando cae la tarde y los edificios pasan del dorado del atardecer a encender las luces. Este famoso puente inaugurado en 1883, el primero en ser suspendido con cables de acero, fue por un tiempo el más largo del mundo, con 1825 metros. Además de la pasarela para bicicletas y peatones, hay en un nivel más bajo, seis carriles para transporte vehicular.
5. Broadway y sus personajes
Si bien la calle Broadway atraviesa toda la isla, la cuadra entre la 47 y la 46, donde se cruza con la 7ma Avenida en diagonal, es el lugar para esperar la noche, ya sea circulando o sentado en la tribuna. Es la zona de los teatros y el Times Square. También la llaman la Great White Way (Gran Camino Blanco), después de que el diario New York Evening Telegram titulara Found on the Great White Way en 1902 por las luces de las marquesinas teatrales. En el área peatonal, iluminados por decenas de carteles luminosos, desfilan todo tipo de personajes, desde Spiderman y Batman a mujeres desnudas pintadas con la bandera de Estados Unidos. Todos ofrecen sacarse una foto por unos dólares. Broadway es lo que vemos hoy desde los años 80, porque en la década de los 60 y 70 era un barrio rojo, como lo muestra la película Taxi Driver.
6. Picnic en Central Park
Posiblemente sea el parque más famoso del mundo, infinitamente filmado en películas inolvidables. Y entre todas las posibilidades que da el Central Park, desde recorrerlo en bicicleta o en mateo, visitar el Metropolitan Museum, el zoológico, o el recordatorio al asesinato de John Lennon en Strawbery Fields, el área de Sheep Meadow a la altura de la 66 St, es el lugar donde los locales van de picnic. Se los puede ver en grupos, con sofisticados carritos que se convierten en bares rodantes, disfrutando de una de las mejores vistas del skyline neoyorkino.
Quienes lo pensaron en el siglo XIX idearon esta área del parque como una pradera con ovejas en medio de la ciudad que se suponía traía beneficios físicos y mentales –de ahí su nombre que significa prado de ovejas–. Un rebaño numeroso pastaba y mantenía el césped corto y era un paisaje para mirar, no para caminar o jugar. En el siglo XX, ya sin las ovejas, comenzó a transitarse y en los años 60 y 70 fue el escenario de conciertos de rock y concentraciones políticas que acabaron por arruinar el pasto. En los 80 se prohibieron los espectáculos y se convirtió en lo que es hoy.
7. Grand Bazaar NYC, el mejor mercado callejero
Lo que empezó en 1979 como una simple venta de garage para recaudar fondos para las escuelas de sus hijos se convirtió en el mercado callejero más antiguo, grande y diverso de Nueva York. Originalmente se llamaba Green Flea Market, pero en 2016 cambió su nombre por el de Grand Bazaar NYC. Ubicado detrás del American Museum of Natural History, en la 77 y Columbus, en el Upper West, es el paseo obligado de los domingos donde encontrar desde ropa y accesorios ya sea de diseñadores emergentes o vintage, artesanías, antigüedades y productos únicos, raros y de edición limitada. Los puestos de comida no faltan y van desde los jugos naturales a los tacos mexicanos y dim sum chinos. El espíritu original de la feria se mantiene ya que la totalidad de las ganancias se donan a cuatro escuelas públicas beneficiarias donde asisten más de 2000 niños.
8. Grand Central Station, un gran set de filmación
Quién se iba a imaginar cuando se inauguró esta estación terminal de trenes y subtes en 1902, que sería también el set de filmación donde más películas se filmaron en toda Nueva York, exactamente 532 hasta la fecha. Ubicada estratégicamente en la 42 y Park Av, es el ombligo de la isla de donde parten a lo largo de 44 andenes, trenes hacia los cuatro puntos cardinales, no solo dentro de Manhattan sino a los distritos vecinos al otro lado del río Hudson.
Es la estación terminal más grande del mundo en la que parte un tren cada 58 segundos. Transporta 67 millones de pasajeros al año a los que se suman veinte millones de turistas que van a reconocer el escenario de Hombres de negro, Soy leyenda, Hello Dolly, Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, The Avenger, Amigos con derechos, entre tantas otras. El inmenso hall de estilo art Beaux Arts, con su reloj icónico, está rodeado por un centenar de comercios y restaurantes, entre ellos el Oyster Bar, el más antiguo, de 1913.
Al lado de este bar, hay una cancha de tenis, capricho de los constructores de la estación, la adinerada familia Vanderbilt, amante de este deporte. Allí han jugado desde McEnroe a las hermanas Williams. El reloj, valuado en más de veinte millones de dólares, está calibrado con el reloj atómico del Observatorio Naval de Washington, con un margen de error de un segundo cada veinte mil millones de años.
9. The Vessel en Hudson Yards
Inaugurada en 2019 como parte de un plan para desarrollar la zona de Hudson Yards, en el sur de Manhattan, The Vessel, la estructura construida en acero, cobre y vidrio e inspirada en un panel de abejas, se eleva 46 metros mediante escaleras interconectadas y ochenta plataformas. Al comienzo fue bastante resistida por extravagante, porque no incluía un acceso para personas con movilidad reducida y porque pretendían cobrar un copyright por las imágenes de la estructura. Sus desarrolladores sabían que sería uno de los lugares más fotografiados porque la combinación de la luz con las superficies reflectantes y el movimiento de la gente, serían muy atractivos. Finalmente renunciaron a exigir un copyright y colocaron un ascensor, aunque solo para acceder a tres plataformas. La estructura atrajo a varios suicidas lo que motivó que la cerraran. Se reabrió en octubre pasado después de implementar medidas de seguridad. La estructura ubicada en la W30 y la avenida 11, está rodeada por una plaza de dos hectáreas. Intelectuales han dicho que The Vessel es “un shawarma gigante”, “la torre Eiffel de Nueva York” y la han comparado con un dibujo de Escher porque “es una escalera a ninguna parte”.
La entrada cuesta 10 dólares, pero The Vessel también se puede disfrutar desde el exterior sin necesidad de subir los 2500 escalones.
Después de tener el monopolio de los miradores de altura durante casi un siglo, el Empire State compite desde hace pocos años no solo con The Vessel, sino también con The Edge (36 dólares la entrada), también en Hudson Yards, Summit One Vanderbilt (46 dólares), en Chelsea, Top of the Rock en el Rockefeller Center (40 dólares) y el One World Observatory (32 dólares), en el World Trade Center, donde antes estaban las Torres Gemelas.
Pero tal vez sea más interesante caminar la ciudad en vez de verla desde lo alto, y recorrer el apacible barrio de Chelsea con sus edificios de vivienda, bajos y con escaleras en el umbral, y el Distrito Histórico de SoHo donde las grandes marcas –Versace, Stella Mc Cartney, Dior, Louis Vuitton– han montado espléndidos locales en los antiguos edificios Cast Iron. Y así poner en 3D lo que el cine y las series nos han mostrado tantas veces de esta ciudad que creemos conocer aún sin haber aterrizado nunca en ella.
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