Un cuerpo de investigación limitado pero creciente sugiere que una de las formas más poderosas de apoyar a alguien es también la más simple: iniciar una conversación
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Cuando un amigo, pareja, familiar o compañero de trabajo está triste, probablemente uno se pregunte cuál es la mejor manera de hacerlo sentir mejor. ¿Dejar que se desahogue? ¿Ofrecerle un chocolate? ¿Darle espacio para que pueda llorar? El enfoque ideal depende de la persona y el contexto, dicen los expertos. Pero un cuerpo de investigación limitado, pero creciente sugiere que una de las formas más poderosas de calmar los sentimientos de una persona es iniciando una conversación.
Las palabras juegan un papel poderoso en la formación de las emociones de las personas porque los humanos son seres sociales por naturaleza. Los cerebros de las personas están en perfecta sintonía con la información que obtienen de los demás y “la usan constantemente como retroalimentación para cambiar sus comportamientos y respuestas”, dijo Razia Sahi, candidata a doctorado en psicología en la Universidad de California, Los Ángeles, que estudia cómo las interacciones sociales influyen en las emociones de las personas. “Otras personas se preocupan mucho por lo que piensan los demás”.
Pero las palabras que se usan para consolar a los demás son importantes, ya que se ha descubierto que algunas formas de apoyo verbal son más útiles que otras. En un pequeño estudio publicado el 8 de diciembre, por ejemplo, Sahi y sus colegas encontraron que las personas consideran que la validación y las frases como “entiendo por qué te sentís así” o “eso suena muy difícil”, son especialmente reconfortantes.
Otras formas de colaboración son ayudar a alguien a que reconozca que las cosas van a mejorar o alentarlo a que vea la situación desde una nueva perspectiva, sugiere la investigación. Y a veces, ese tipo de respuestas pueden incluso ser más útiles que las frases de validación a largo plazo. “Diferentes estrategias satisfacen diferentes necesidades”, dijo Karen Niven, profesora de psicología organizacional en la Escuela de Administración de la Universidad de Sheffield en Gran Bretaña, que estudia cómo las personas influyen en las emociones de quienes las rodean.
A continuación, una guía basada en investigaciones para apoyar a amigos, colegas y seres queridos en tiempos de necesidad.
Validar sus emociones
Un hallazgo consistente de la investigación es que decirles a las personas que no deberían sentirse tan mal generalmente las hace sentir peor. En un estudio histórico publicado en 2012, los investigadores escucharon 228 llamadas telefónicas entre clientes enojados y representantes de servicio al cliente que manejaron preguntas y quejas relacionadas con la facturación médica. Cuando los representantes les decían a los clientes enojados que se “calmaran” o “se relajaran”, los clientes por lo general se enfadaban más.
Este tipo de estrategias resultan contraproducentes porque implican que los sentimientos de la persona “podrían ser inapropiados, o que sus emociones podrían ser más intensas de lo que exige la situación”, explicó la Sra. Sahi. Sin darse cuenta, envía el mensaje de que están exagerando, lo que, paradójicamente, solo los vuelve más emocionales.
“No hay evidencia en ningún estudio de que eso funcione bien”, dijo la Dra. Niven.
En su nuevo estudio, que involucró dos experimentos, la Sra. Sahi y sus colegas preguntaron a 318 personas qué tipo de comentarios de los demás les darían más consuelo después de experimentar un conflicto con alguien que conocían (una pelea con un amigo o compañero de cuarto, por ejemplo). La validación fue el claro ganador. Los participantes dijeron que comentarios afirmativos como “me imagino que fue difícil” les resultaron más reconfortantes que otros tipos de comentarios que intentaban cambiar su forma de pensar sobre el problema, como “tratá de ver ambos lados de la situación” o “intentá enfocarte en el vaso medio lleno en lugar de medio vacío”.
“Cuando las personas te escuchan y te dicen que te entienden, uno se siente confiado, querido y conectado”, dijo la Sra. Sahi, quien a la vez añadió que sentirse conectado con otras personas es extremadamente importante para uno. Debido a que los ancestros tenían más probabilidades de sobrevivir cuando eran miembros de un grupo, el deseo de ser aceptados por los demás “es un instinto de supervivencia que tenemos dentro nuestro”, explicó.
Ayudarlos a elaborar estrategias (si están abiertos a ello)
Si bien las frases de validación pueden hacer que las personas se sientan mejor en el momento, no necesariamente las ayudarán a resolver su problema o resolver sus emociones negativas a largo plazo, dijo la Dra. Niven. Entonces, si están abiertos a ello, hablar sobre cómo superar un obstáculo en particular o reparar un conflicto puede darle a un amigo o familiar una sensación de control sobre la situación, explicó Niven. Esto puede ayudarlos a aliviar sus emociones e incluso potencialmente resolver el problema por completo.
Sin embargo, “no todo el mundo es receptivo a ese enfoque ya que pueden sentirse invalidados”, dijo la Sra. Sahi. Entonces, recomienda primero escuchar cómo discuten ellos la situación que los angustia. Los investigadores han descubierto que las personas dan pistas sobre lo que quieren en función de las palabras que usan. Si se enfocan en sus emociones diciendo algo como “siento que no les importo”, probablemente solo estén buscando validación. Si, por el contrario, dicen que les gustaría sentirse diferente o que quieren saber cómo resolver un problema, entonces “los están invitando a uno a que los ayude”, explicó la Sra. Sahi.
Validar y estar atentos a qué busca cada persona
Si uno cree que la otra persona está dispuesta a que uno la ayude a diseñar una estrategia, es conveniente comenzar por validar sus sentimientos, dijo la Dra. Niven. Se les puede decir que uno comprende por qué se sienten de la manera en que lo hacen o que uno hubiese reaccionado de manera similar. Los estudios han encontrado que las personas son más receptivas a los consejos después de que se les ha hecho sentir el apoyo emocional a diferencia de si no han recibido ninguna validación.
Luego, se puede adoptar una estrategia de resolución de problemas. Los participantes en el estudio de la Sra. Sahi encontraron un enfoque llamado “distanciamiento temporal”. Esto implica ayudar a las personas a comprender que, si bien las cosas pueden estar mal ahora, es probable que mejoren con el tiempo. La gente prefirió este enfoque a las estrategias diseñadas para hacerlos sentir más optimistas (como la frase “ver el vaso medio lleno”) o sugerencias para tratar de ver la situación desde la perspectiva de otra persona. “No está claro por qué este enfoque era preferible, tal vez fue porque no se sintieron confrontados o invalidados, dijo Niven, quien no participó en la investigación.
También puede ser útil considerar cómo la persona triste le brindó apoyo en el pasado, dijo Sahi. Su estudio encontró que las personas que tendían a dar consejos para resolver problemas a otros también preferían recibir ese tipo de consejo cuando estaban molestos.
Sin embargo, algunos problemas pueden necesitar una intervención más seria. Tal vez un amigo esté negando una relación abusiva y uno quiera ayudarlo a reconocer la gravedad de la situación. En circunstancias en las que se desee cuestionar la perspectiva de alguien, primero es preferible explicar que los comentarios se basan en cuánto uno se preocupa por ellos, dijo Jamil Zaki, psicólogo social de la Universidad de Stanford. “Hay que decir, ‘realmente quiero que te sientas realizada/quiero que te sientas empoderado. Y creo que esta situación particular en la que estás podría ir en contra de ese objetivo’”, dijo.
Recordar que es el pensamiento lo que cuenta
Aunque puede ser difícil saber cuál es la mejor manera de ayudar a alguien, el Dr. Zaki enfatizó que uno debe estar seguro de que sus intentos serán apreciados, incluso si no se sabe con claridad lo que se está haciendo.
En un pequeño estudio publicado en 2022, los investigadores descubrieron que las personas generalmente subestimaban la utilidad de sus intentos de ayudar a los demás, tal vez porque temían que sus consejos no fueran perfectos. Los investigadores descubrieron que las personas apreciaban el apoyo, incluso si no se ajustaba exactamente a sus necesidades.
En otras palabras, lo más importante no es decir lo correcto, sino estar presente y tratar de ayudar. “Podemos marcar la diferencia para otras personas con un esfuerzo relativamente pequeño”, dijo el Dr. Zaki. “A veces, estar ahí es lo único que hay que hacer”.
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