El coaching con caballos es un método de aprendizaje que colabora con el autoconocimiento; un gran aliado del crecimiento personal
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Es una conexión única, que trasciende las barreras del lenguaje. La nobleza y sabiduría innata de los caballos sintonizan perfectamente los pensamientos y emociones más profundos de quienes se encuentran a su lado.
Gracias a la sensación de bienestar que genera el contacto con equinos, han surgido actividades deportivas, cursos, diplomaturas, certificaciones y prácticas para pasar más tiempo junto a ellos y valerse de los beneficios que aportan a la vida humana. Un ejemplo es el coaching asistido con caballos (CAC), una metodología derivada del coaching tradicional, en la que el caballo se convierte en espejo emocional de la persona y que esta pueda trabajar con sus emociones, capacidades y debilidades para generar cambios profundos y significativos en su vida.
En esta variación del coaching ni siquiera es necesario pronunciar una sola palabra al vincularse con los equinos ya que los caballos tienen una percepción extremadamente aguda que supera ampliamente a la de los humanos y la de otros animales. Según el Dr. Robert M. Miller, veterinario norteamericano y experto en etología equina, el caballo es el más perceptivo de los animales domésticos. Tiene una gran sensibilidad, capacidad de aprendizaje y memoria muy desarrollados, que le permiten recordar sensaciones buenas o malas, ante ciertos estímulos.
Se cree que los caballos son capaces de leer las sutiles señales no verbales que revelan las personas tanto consciente como inconscientemente. Su habilidad innata para percibir las emociones y energías hace que cada interacción con ellos sea un espejo revelador. Por lo tanto, el coaching con caballos se convierte en un viaje de autodescubrimiento y autoconocimiento, donde quienes participan aprenden a comunicarse más allá de las palabras y a encontrar la autenticidad dentro de sí mismos.
“Estos animales hoy están ayudando mucho a la sociedad. Este método de aprendizaje, que no es terapia, hace que una persona pueda darse cuenta y tratar las creencias limitantes que tiene y, consecuentemente, se desapegue de sus miedos y limitaciones”, cuenta a LA NACION, Nadine Bell, facilitadora e instructora de Coaching con Caballos.
Bell cuenta que uno de los beneficios de esta práctica es que lo que se aprende en las sesiones son elementos o características tan íntimas de una persona que perduran por siempre. “Especialmente es efectivo en las poblaciones vulnerables en las que el acceso a terapia o actividades de conocimientos de uno mismo, son inasequibles”, dice. Y añade: “Somos cada vez más los profesionales que ayudamos a divulgar esta metodología para que más personas obtengan sus beneficios y se lleven enseñanzas que les quedarán para toda la vida”.
Aliados del hombre desde hace cientos de años
Los caballos en estado salvaje viven en manadas y siguen a un líder. Al ser un animal altamente sociable, se siente seguro y protegido cuando vive en un grupo en el que se mantiene orden jerárquico perfectamente establecido. El equino a cargo de liderar la manada pone en marcha un procedimiento en el que el trabajo en equipo y la unión se hacen indispensables para la supervivencia del grupo. Para conseguir esto, el líder de la manada debe demostrar seguridad y confianza en sí mismo ya que sus conductas y energía son un mensaje que la manada sigue a rajatabla.
Este tipo de organización es muy similar a la que existe socialmente. Lo mismo ocurre en las familias, en los gobiernos, en los grupos de amigos o pares y en el mundo empresarial, por nombrar algunos. Según señala la Universidad de Valencia respecto del tema, el caballo asume el liderazgo o lo cede en quien puede confiar absolutamente. Es por eso por lo que, al relacionarse con el caballo y que este actúe de espejo, se potencia la capacidad personal para confiar en uno mismo y generar confianza en los demás.
“La intensa conexión que se logra con los caballos, ayuda a las personas a potenciar su creatividad para resolver situaciones nuevas, ya sea individualmente o en colaboración con un equipo, así como desarrollar habilidades de escucha, empatía y negociación”, destacan desde la institución española.
¿Cómo es una sesión de coaching con caballos?
En una sesión los animales están sueltos y cada uno tiene un bozal de color distinto para ser identificado. Las personas o grupos que van a hacer coaching se quedan solos vinculándose con los caballos, tocándolos o estando a la distancia, según explica Bell. “Un tiempo después me acerco, le pregunto cómo le fue y le cuento lo que yo observé de lejos”, agrega.
La experiencia es individual y cada uno percibe y la entiende de forma distinta. Por ese motivo, la interacción con los caballos y los aprendizajes que salen de las sesiones son únicos e irrepetibles. Para entender mejor, Bell ilustra con un caso que tuvo recientemente: “Si alguien llega y en el momento de vincularse con los caballos estos se giran y le dan la espalda, puede ser que existan situaciones u objetos en la vida de ese sujeto que actúan como obstáculo. Luego yo me acerco y pregunto ‘¿sentís que hay trabas en tu historia que no permiten avanzar?’”, cuenta. La respuesta permitirá comenzar a desentrañar las cuestiones conflictivas o creencias limitantes que impulsaron a la persona a acudir al coaching.
Asimismo explica que hay ocasiones, extraordinarias, que se denominan “momento único” en las que el caballo sale de su lógica equina para hacer reflejar lo que le ocurre internamente al individuo. “Esto me pasó con una señora que vino y el caballo se tiró al piso instantáneamente, pero en vez de bajar primero las patas de adelante y después las de atrás (que es como hacen naturalmente), bajó solo las patas de adelante y la cabeza y nunca las de atrás. En menos de un minuto decodificamos que lo que estaba haciendo era reflejo de que la señora tenía problemas de insomnio por la noche y no podía descansar correctamente”, dice Bell.
En lo sucesivo, la profesional destaca como información importante a tener en cuenta que: los caballos de coaching no son entrenados para una disciplina en particular ni maltratados: se trabaja con sus habilidades innatas; se busca que no sean de naturaleza salvaje dado que en esos casos suelen tener miedo del hombre y pueden ser peligrosos.
¿Quiénes pueden asistir a las sesiones? “Cualquier persona salvo casos de niños muy pequeños o con discapacidades ya que es más complicado establecer comunicación con ellos y con el caballo. “No es imposible en esos casos, pero se va a necesitar de un tercero como lo puede ser un padre para que haya un ida y vuelta orgánico”, informa.
A la hora de hablar del tipo de sesiones, Bell ofrece diversos programas como los “one on one” en los que la persona asiste para adquirir herramientas de crecimiento personal, “vienen desde CEOs de empresas hasta madres de familia, es muy diverso”; están los grupales que se centran en trabajar la comunicación entre individuos como pueden ser socios de trabajo, amigos, parejas y familias; el coaching deportivo, que tiene como objetivo ayudar a atletas para que alcancen un alto rendimiento mental y físico; por último, del ámbito empresarial acuden para hacer sesiones de “team building” en las que, según relata, se enfocan en las dinámicas de trabajo en las organizaciones.
Algo fundamental como advierte la especialista es: “Si no lo querés hacer y te llevan obligado, entonces no vas a tener resultados porque lo más importante para el éxito de las sesiones es la voluntad que tiene cada persona para vivir esta experiencia”. A continuación añade que respecto de quienes tienen miedo a los caballos o los animales en general, el temor no es un obstáculo. “Los profesionales solemos tener esa información en cuenta para darles indicaciones y prevenir cualquier tipo de problema. En sí, me ha pasado de personas que vinieron con miedo a los caballos y con el paso de las sesiones el temor fue disminuyendo y lo fuimos trabajando en equipo”, asegura.
Los caballos ayudan a sanar
Un conjunto emergente de evidencia científica indica que la interacción de humanos con caballos mejora la salud física y mental y el bienestar tanto en niños que viven con discapacidades motoras como en adultos que luchan contra el trastorno de estrés postraumático (TEPT) o problemas cardíacos y psicológicos.
En un estudio titulado “Efectos de acariciar caballos en las respuestas de frecuencia cardíaca de humanos y caballos” se observó de cerca a tres grupos de individuos: uno de seis hombres con actitudes positivas hacia los animales de compañía, otro con seis hombres que tenían actitudes negativas hacia los equinos, y un grupo de seis hombres que pertenecían a un club de equitación.
Al comienzo de cada sesión de caricias, los expertos detectaron que la frecuencia cardíaca de los humanos era más alta que cuando finalizaban. Lo mismo ocurría con el ritmo cardíaco de los caballos: al principio aumentó, pero luego disminuyó a medida que la gente continuaba acariciándolos. Los autores del estudio evidenciaron que acariciar a los caballos puede ayudar a disminuir la tensión, el estrés y establecer un vínculo emocional entre las personas y los equinos.
Otra investigación realizada por la Universidad de Ohio sugiere que la equinoterapia, más comúnmente utilizada para niños y adolescentes con trastornos emocionales y del desarrollo, también podría ser una terapia efectiva para adultos con Alzheimer y otras formas de demencia. Los investigadores de la universidad norteamericana se asociaron con un centro de terapia equina y una residencia para adultos mayores y descubrieron que luego de que los pacientes con demencia cepillaran, alimentaran y pasearan caballos de manera segura bajo supervisión, esas experiencias “animaron su estado de ánimo” y los hicieron menos propensos a resistirse a la asistencia médica o tener reacciones violentas más tarde en el día”, señaló la institución en un comunicado de prensa.
Pruebas y certificaciones como las mencionadas abundan en internet. Todas apuntan hacia un mismo fin: el de demostrar lo bueno que es para el bienestar personal vincularse con los caballos. Queda claro que el coaching con caballos se establece como una ventana hacia lo más profundo del ser humano; se convierte en una oportunidad para reconectar con la esencia que une a las personas con la naturaleza y, a través de ella, consigo misma.
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