En velero, en kayak y a pie, cuatro experiencias únicas en la naturaleza después de la caída del sol
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Más allá de las leyendas que siempre veneran a la luna, deslizarse al filo de la noche en plenilunio puede resultar una experiencia reveladora. A continuación, cuatro paseos nocturnos para disfrutar de la luz plateada.
Remar por el Delta
El paisaje es la noche, el anfitrión, el río y la invitada, la luna. La remada nocturna se abre paso entre canales y arroyos del Delta apenas iluminados por una luz timorata.
El trayecto abarcará una distancia aproximada de 16 kilómetros con una parada intermedia para descansar, encender un fogón y degustar unas pizzas caseras.
“Vamos a un ritmo más bien pausado, con una cadencia que nos permita una remada fluida, que se pueda sostener en el tiempo. Esa es la clave”, cuenta Patricio Redman, guía de la actividad. Después de cruzar el río Luján, el grupo se adentra en el primer tramo del Fulminante, un canal de remo muy tranquilo y silencioso, donde la vegetación y la atmósfera intimista empiezan a revelarse poco a poco.
“Remar en estas embarcaciones es muy relajante por el contacto con el agua. Es divertido y nos permite practicarlo en ambientes naturales”, apunta Redman.
El recorrido avanza hasta llegar al Gambado, continúa hasta el río Sarmiento. Después retoma por el Espera y desde allí continúa hasta el río Rama Negra Chico, donde se comienza a remar aguas abajo hasta el parador, ubicado sobre el río Sarmiento, para cenar y luego regresar. La remada nocturna sale de la rampa pública de Paseo Victorica 50 (Tigre), a las 19. Apto principiantes. Tarifa: 16.000 pesos, incluye equipamiento y cena.
Plenilunio en la Costanera Sur
El descubrimiento de la naturaleza es uno de los principales ingredientes de las visitas guiadas nocturnas que se realizan los viernes más cercanos a la luna llena en la Reserva Ecológica Costanera Sur. Acompañados por un guía, durante el paseo se recorren diferentes senderos y pasarelas, para adentrarse en un paisaje que resulta diferente durante la noche.
“Lo más interesante de recorrer la reserva de noche es que brinda una experiencia muy diferente a la diurna, y obliga a agudizar otros sentidos. Los senderos y caminos se iluminan con la luz de la luna, rodeados de los sonidos de la fauna nocturna, y nos regala una vista increíble de la ciudad iluminada”, señala Germán Ausina, gerente operativo de las Reservas Ecológicas y Áreas de Conservación de la Ciudad de Buenos Aires.
“Durante el recorrido, se cuentan leyendas y se organiza alguna actividad recreativa o artística sorpresa, según el guía, orientadas a la temática ambiental. Se descubre no solo lo bello de la reserva de noche, sino también su importancia y rol dentro de la ciudad”, explica Ausina sobre el trayecto que se extiende unos cuatro kilómetros, entre senderos y pasarelas inmersivas, y dura aproximadamente tres horas.
Además, se pueden advertir diversos tipos de animales y de plantas, como la flor dama de noche o el sauce criollo. Es posible escuchar y distinguir la garza bruja y el vuelo de los patos sirirí. Y la llegada al río, donde la luna llena muestra su reflejo, sin dudas es el punto más esperado. La inscripción se realiza vía email, el lunes previo a la salida. visitasguiadas_recs@buenosaires.gob.ar. Actividad gratuita.
Navegar por el Río de la Plata
Durante los anocheceres de luna llena, el Pura Pinta, un velero de 9 metros de largo, organiza salidas desde San Fernando para ver la puesta del sol sobre Buenos Aires, y disfrutar de una navegación tranquila por las aguas del Río de la Plata.
La propuesta invita a cambiar las luces de la ciudad por las de las estrellas y la luna, el rumor de las calles por el oleaje del río. Así, durante un par de horas, el velero Pura Pinta navega hacia el noreste, y ofrece una perspectiva distinta de la ciudad.
Las salidas duran aproximadamente dos horas y media. “Solemos navegar por el río Luján con rumbo al Río de La Plata, donde se comienza a ver la Ciudad de Buenos Aires”, explica Darío, el capitán del barco.
El costo de la salida es de 15 mil pesos por persona (hasta 5 tripulantes), incluye una gaseosa o cerveza y estacionamiento sin cargo.
Las cataratas después de hora
Las visitas de luna llena al Parque Nacional Iguazú son completamente diferentes a las diurnas. Con una selva oscura, con pocos visitantes, se potencian los ruidos de los animales, de los que se intuye su presencia. El misterio envuelve el recorrido en el tren Ecológico, hasta por fin, descubrir a la luna, como un gran reflector, que ilumina los saltos. Habitualmente, estos tours nocturnos llegan hasta la Garganta del Diablo, pero desde hace unos meses las pasarelas no están habilitadas (se espera que reabran en julio) por eso las salidas se realizan por el Circuito Superior.
Este recorrido tiene una extensión de 1750 metros. Desde allí se observan los saltos Bosetti y San Martín, entre otros. Solo se ofrecen cinco noches al mes, en tres turnos: 19.45, 20.30 y 21.15, con una duración de dos horas y media. Este mes se realizan salidas hasta el miércoles. Abril y mayo, del 21 al 25. Junio, del 19 al 23 y julio, del 18 al 22. La tarifa es de $60.000 mayores y $30.000 menores.
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