Las expertas Sara Haammarkrantz y Katrin Sandberg explican que esta capacidad disminuye el estrés, potencia la inteligencia y la creatividad además de desarrollar el altruismo y la amabilidad
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Poco antes de cumplir los quince años Sofía recibe una carta anónima con dos preguntas: “¿quién eres?”, “¿de dónde viene el mundo?”. Mucho antes de que Merlí fuera suceso en el streaming, el escritor y filósofo noruego Jostein Gaarder puso la disciplina de su estudio entre los libros más leídos por los jóvenes con El mundo de Sofía, donde todo comienza con esa misiva misteriosa. Interrogado por el sensible despertar a la curiosidad que representa su obra, declaró: “es como si durante el crecimiento perdiéramos la capacidad de dejarnos sorprender por el mundo”.
Sobre esa premisa trabajaron Sara Haammarkrantz, periodista especializada en psicología, liderazgo y ciencia, y Katrin Sandberg, coach, formadora en autoliderazgo y comunicación, cuando idearon su libro El poder del asombro. La imaginación desbordante, capaz de crear mundos y sumergirte en ellos, mientras desaparece el entorno, es una de las capacidades más envidiables de los niños. “Necesitamos nuestra capacidad de asombro para sobrevivir” –explica Katrin en charla exclusiva con LA NACION–. “En ella encontramos consuelo, significado y conexión. En un mundo tan agitado necesitamos esperanza. El asombro es eso. Cuando lo incorporás a tu vida, invitás a ver las cosas desde una perspectiva diferente, salís de la norma y, tal vez lo más importante, descubrís que sos una parte muy pequeña de un universo muy grande. Priorizá tu piel de gallina y salvaremos el mundo…”, aclara.
–Sorpresa, incredulidad... ¿qué es el asombro?
–Sara: Es la sensación que tenemos en presencia de algo inmenso que desafía nuestra comprensión del mundo. Es como contemplar millones de estrellas en el cielo nocturno o maravillarnos con el nacimiento de un niño. Cuando las personas sienten asombro, suelen emplear otras palabras para describir esa experiencia, como admiración, sorpresa o trascendencia.
–¿Cómo perdemos el activo asombro de la infancia?
–Katrin: Cuando perdemos la sensación de estar presentes y empezamos a mirar hacia abajo. Los ojos de un niño observan con curiosidad constante; están asombrados todo el tiempo porque literalmente ven todo por primera vez. Cuanto más nos acostumbramos al mundo, cuanto más ocupados estamos con las cosas que tenemos frente a nosotros, como las distracciones en una pantalla, menos asombro sentimos. El asombro es algo que experimentás al estar presente en el ahora, cuando lo perdés, con él se va la conexión con el asombro.
–Acaba de mencionar las pantallas, ¿qué impacto tiene la vida digital en el asombro?
–Sara: Su pérdida es la respuesta, porque la vida digital hace que nos perdamos toda la experiencia. Estamos en otro lugar, ocupados navegando por las redes sociales y haciendo otras cosas en las computadoras, y no en la vida real y, por lo tanto, fuera del alcance del asombro. Pero, por otro lado, los medios digitales también se pueden utilizar para crear asombro. Por ejemplo, ver fragmentos de películas de Lonely Planet puede conmover. También podés mirar fotos digitales de momentos, lugares o acontecimientos que crean fascinación.
–¿Se puede entrenar el asombro?
–Katrin: Sí. Aunque parezca que algunas personas están más dispuestas a experimentar asombro, podés entrenarte para convertirte en un cazador de asombro. Porque, en cuanto uno lo empieza a buscar conscientemente, este aparece. No tiene por qué ser necesariamente despampanante. Destacamos el poder del asombro cotidiano, para buscarlo y encontrarlo en las pequeñas cosas. Una flor bonita, una canción conmovedora en la radio, ver a tu pareja jugando con tu hijo, una mariposa en la ventana: son pequeñas maravillas.
–Asombro y curiosidad: ¿están relacionadas?
–Sara: Definitivamente. Entre siete emociones positivas diferentes –regocijo, compasión, alegría, amor, satisfacción, orgullo y curiosidad– esta última es la que, según estudios científicos, tiene una relación más estrecha con el asombro. En un experimento donde los participantes experimentaron asombro, confirmaron también sentir curiosidad. Además, funciona en ambos sentidos: la curiosidad conduce al asombro y este despierta aún más curiosidad.
Buscar, la mitad de la diversión
–¿Cuál es el propósito de sorprenderse en la vida cotidiana?
–Sara: Además de los increíbles beneficios para la salud, uno de los propósitos principales es conectarnos entre nosotros y darnos cuenta de que todos somos parte de algo más grande.
–¿Podrías resumir algunos de los descubrimientos científicos más importantes relacionados con el asombro?
–Sara: Hay cientos. Uno de mis favoritos es el estudio del árbol de eucalipto, donde los investigadores descubrieron que las personas que experimentan asombro se vuelven más sociales, más solidarias y más serviciales con los demás. Y lo descubrieron simplemente dejando que los sujetos del grupo de investigación miraran hacia arriba a los mismos árboles durante unos minutos.
–Katrin: Otros efectos están documentados en un grupo que fue a hacer rafting en rápidos en las montañas. El grupo estaba formado por veteranos de guerra traumatizados y jóvenes desfavorecidos de Los Ángeles. Todos mostraron un estado de estrés reducido, niveles más altos de dopamina y una mayor satisfacción con la vida después de los días inspirados por el asombro juntos.
–Sara: Los estudios del laboratorio de la investigadora Michelle Shiota sugieren que nos volvemos más inteligentes al experimentar asombro. En un estudio, las personas que acababan de revivir una experiencia personal de asombro leyeron un supuesto artículo de noticias con más atención y lo analizaron de forma más crítica que los que no habían experimentado fascinación.
–¿Por qué y cómo afecta el asombro a la salud?
–Sara: Hemos identificado nueve beneficios: te volvés más saludable en general, te sentís mucho menos estresado, más centrado en el aquí y ahora, más inteligente, más creativo, menos egoísta, más altruista, más amable, más generoso y más consciente del medio ambiente.
–¿Qué puedo empezar a cambiar para recuperar mi capacidad de asombro?
–Katrin: Podés empezar eligiendo intencionalmente ser más consciente. Dar un paseo por el bosque, en un parque o en tu vecindario, sin teléfono. Mirá a tu alrededor, hacia arriba y hacia abajo. Tal vez notes cómo los rayos del sol se filtran a través de las hojas, proyectando sombras danzantes en el suelo del bosque o creando patrones en una pared de ladrillos.
Los paseos son una forma fácil y hermosa de aumentar tu nivel de asombro.
–¿El asombro es contagioso?
–Sara: Por supuesto. Cuando comenzás a notar momentos que generan asombro en tu vida, estás ansioso por compartir este sentimiento con alguien más.
Los estudios muestran que queremos compartir historias sobre nuestras experiencias. El investigador Paul Piff dice que esta puede ser otra forma de conectarnos entre nosotros.
–¿Qué estrategias puedo implementar como madre con mis hijos y cuáles con mis adolescentes?
–Katrin: Como madre de un niño pequeño, podés estimular su sentido de asombro al confirmar y reflejar la fascinación que ya está experimentando. Los niños pequeños son expertos en sentir asombro.
Con demasiada frecuencia, los padres están ocupados con otras cosas. Empezá por estar con tu hijo y observá lo que ve él. Además, la naturaleza es un fantástico activador del asombro. Podés llevar a tus hijos a un parque, al bosque, a un lago, a la playa y dejar que el lugar haga su trabajo.
Como estrategia para adolescentes, puedo recomendar actividades positivas en las que se reúnan multitudes, como conciertos, partidos de fútbol, etc.
Los estudios demuestran que cuando nos reunimos en grupos grandes con un sentido de comunidad y alegría, se produce algo llamado efervescencia colectiva.
La música, la ciencia y el arte son otras fuentes de asombro de las que se puede sacar partido.
–Menciona específicamente el asombro vinculado a la naturaleza. ¿Es diferente asombrarse por ciertas cosas? ¿Son distintos los efectos?
–Sara: Se puede experimentar asombro por muchas cosas y cuándo, qué y dónde son muy individuales.
Existen seis fuentes de experiencias de asombro: la naturaleza, otras personas, las habilidades, la cultura, la efervescencia colectiva viva en comunidad y la espiritualidad. La naturaleza es lo que más nos viene a la cabeza cuando pensamos en maravillarnos, pero la mayor fuente de asombro son las demás personas.
No diría que los sentimientos de asombro difieren cuando se experimentan desde diferentes fuentes, pero nuestra sensibilidad es distinta.
Algunas personas no aprecian en absoluto la naturaleza, pero pueden llorar a borbotones frente a un cuadro que les conmueve.
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