Un shock de frío para arrancar el día, reponerse del entrenamiento o bajar el estrés; de qué se trata este fenómeno incipiente que se convierte en tendencia en el mundo
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Franco Recht se levanta a las siete de la mañana. Se da una ducha de agua fría de no más de tres minutos, estira su mat de yoga y hace los ejercicios de respiración consciente. Son 15 minutos en total y después arranca el día.
Es fanático de la cocina y también del deporte: en sus 27 años lleva acumulados más de 25.000 kilómetros pedaleados alrededor del mundo. Y además de dedicarse al ciclismo es hoy uno de los cinco instructores de la técnica Wim Hof en el país. Un método que prepara a las personas para desarrollar su capacidad de tolerancia al frío. En enero de este año viajó a Polonia, sede de la Academia, donde se certificó como instructor. Un camino de ida, que adoptó como estilo de vida.
A algunos les da calma, a otros energía y a otros inspiración. ¿Quién se hubiera imaginado que el agua helada puede traer tantos beneficios? Una ducha bien fría a la mañana, una zambullida en la pileta o un baño de inmersión. El método Wim Hof está cobrando cada vez más relevancia y muchos lo eligen para mejorar su salud mental y aumentar los niveles de bienestar, tener control de su cuerpo y su mente; reponerse después del ejercicio físico, combatir la ansiedad, el estrés, fortalecer su sistema cardiorespiratorio y mejorar la circulación. Una técnica natural que no para de sumar adeptos y que es furor en todo el mundo. En la Argentina, es incipiente esta práctica pero se pueden tomar cursos con algunos instructores.
“Desde chico tengo asma. La frustración de no poder respirar bien y la curiosidad por encontrar herramientas que me permitiesen mejorar mi calidad de vida, me llevaron a incursionar en este método. El asma se me fue y las alergias son casi inexistentes”, relata el joven instructor.
El método Wim Hof combina tres pilares: la respiración consciente, que pone foco en el presente, la exposición gradual al frío, que calma la mente y, el compromiso y concentración de la persona para tener la valentía de hacerlo. “El shock de agua fría dispara las hormonas de la felicidad. Nos convertimos en personas más fuertes, por ende más saludables y más felices”, comenta Recht.
En 2020, en medio del encierro, Matías Bianchi, un joven de 29 años, se propuso desafiarse. ¿El objetivo? Desarrollar la tolerancia al frío. Arrancó con un chapuzón en la pileta helada en pleno invierno una vez por semana. Por lo general a la mañana. “Para mí el shock de frío equivale a tomarte tres tazas de café seguidas. Los efectos son muy parecidos a los de hacer ejercicio. Quedás lleno de energía y renovado”, dice.
En esta técnica encontró una manera de combatir la frustración y la ansiedad y contó que unos minutos de contacto con el agua helada le da “vida y revitaliza”.
Recht explicó que el efecto del agua helada activa los sentidos, pone en alerta a la persona y limpia la mente de los pensamientos negativos, “te resetea”.
Aprender a controlar la mente
“Si no estás dispuesto a experimentar cosas nuevas, nunca te vas a dar cuenta de tu potencial”, resalta una de la frases de cabecera de Wim Hof.
Tomar la decisión de sumergirse en agua fría, no es una tarea sencilla. Hay que tener control de uno mismo. La técnica se basa en la superación personal. Plantea salir de la zona de confort y nos prepara para enfrentar situaciones adversas en la vida cotidiana. “Hacer algo desconocido, que implique enfrentarse a un desafío y esa sensación de sentirse incómodos, aumenta la seguridad personal y genera el desarrollo de la confianza”, sostiene Recht.
La clave para enfrentarse al agua fría, está en la actitud. “No importa la temperatura del agua si no, cómo nos enfrentamos a ella. Lo fundamental es el control mental”, detalla Recht y agrega: “La respiración nos prepara fisiológicamente para estar en óptimas condiciones. El frío nos fortalece y nos permite conectar la mente con el cuerpo, es decir, que estén en armonía. Por compromiso nos referimos a cómo enfrentamos la vida”.
Marianela Ducca es psicóloga. Su camino por la rama cognitivo conductual la llevó a indagar por distintas herramientas en busca de terapias basadas en evidencias. En febrero viajó a Polonia y también obtuvo la certificación y es una de las dos mujeres instructoras en Sudamérica.
“Desde el punto de vista clínico, esta técnica tiene un enorme potencial y es una gran fuente de aprendizajes que se pueden replicar en todos los aspectos de la vida. Permite manejar el estrés y calmar la mente”, aclara Ducca.
Sin embargo, la inmersión hay que hacerla de manera paulatina, respetando los tiempos de cada uno. Al arrancar, los expertos recomiendan no excederse de los tres minutos ya que, pasado ese tiempo se pueden generar efectos adversos en el organismo. Tampoco se recomienda a personas que padezcan o que tengan antecedentes de enfermedades. Y es solo para mayores de 18 años.
El origen y las claves para convertirse en tendencia
Wim Hof es el propulsor de esta movida, un atleta extremo de origen holandés. Tiene 63 años y lo llaman “El hombre hielo”. Lleva acumulados 26 récords Guinness. En 2007 corrió media maratón en Finlandia, descalzo sobre nieve. En 2013 registró la mejor marca en resistencia al contacto total de su cuerpo con el hielo. Estuvo inmerso una hora, 53 minutos y 2 segundos. En 2019 fue superado por el austríaco Josef Köberl que logró estar inmerso dos horas, ocho minutos y 47 segundos.
También escaló el Everest vestido en traje de baño. Nadó en las aguas del océano Ártico y corrió una maratón en el desierto de Namibia sin agua.
Su incursión por este camino arrancó durante un duelo familiar. El frío lo serenaba y calmaba. De a poco, empezó a despertar la curiosidad de los que lo veían. Nunca más paró.
Siguiendo sus pasos, muchos deportistas adoptaron esta técnica para mejorar su rendimiento y reponerse después del entrenamiento. Maia Rastalsky es corredora y entrenadora física y explica que este método es regenerativo ya que, “no solo desinflama si no que a través de la respiración consciente, con la cual se aumenta el nivel de oxígeno en sangre, se reduce el nivel de estrés”. “El manejo de la respiración y la tolerancia al frío exigen paciencia, control y determinación”, agregó.
Para Ducca, la pandemia fue un puntapié para que muchas personas se animen a ir por el camino del bienestar y el de experimentar cosas nuevas: “Animarse, descubrir y saber de lo que somos capaces en todos los aspectos de la vida”. De eso se trata.
Uno por uno los beneficios
- Mejora y fortalece el sistema inmune.
- Actúa como antiinflamatorio.
- Incrementa el nivel de energía.
- Reduce el estrés y la ansiedad.
- Ayuda a mejorar el rendimiento deportivo.
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