La neurociencia responde la pregunta clave: ¿son ciertas las creencias populares que circulan alrededor de este tema?
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A diferencia de los pensamientos individuales, las creencias compartidas se forman mediante procesos sociales. En algunas ocasiones estas creencias compartidas tienen una base científica, pero en muchas otras las mismas se transmiten de generación en generación, sin siquiera cuestionarse.
Tal es el caso de muchas creencias populares con respecto al amor, del cual se dicen- y se repiten - muchísimas cosas.
Pero ¿Qué dice la ciencia del amor? ¿Son ciertas las creencias populares que circulan alrededor de este tema?
En este 14 de febrero vamos a revisar qué es lo que dice la ciencia con respecto al amor, particularmente al amor romántico, y con ellos desmitificar o dar sustento a algunas de las creencias más populares con respecto a este proceso.
¿El amor es una cuestión de química?
Cuando se habla del amor muchas veces se hace referencia a esta área del conocimiento que estudia los cambios en la materia, en este caso los cambios que producen un grupo de neurotransmisores y de hormonas en el cerebro.
La neurociencia parece coincidir con dicha apreciación: mientras que algunas sustancias químicas parecen ser fundamentales para la atracción y el deseo (como la progesterona, la dopamina y la serotonina) otras parecen relacionarse más con el componente del apego del amor que no está solo presente en el amor romántico sino también en la amistad o el amor maternal. Tal es el caso de la vasopresina y la oxitocina, también llamada hormona del amor.
¿El amor es ciego?
Son pocos los estudios serios acerca de esta creencia popular que implica que cuando estamos enamorados vemos a nuestra pareja más atractiva que los demás.
Existen algunos estudios preliminares que describen que cuánto más enamorados y más satisfechos estamos con nuestra pareja, más solemos pensar que es más atractiva que nosotros mismos. En lo que respecta a ver o no los defectos de la persona que amamos, la cosa parece ir en la misma dirección. Así, un estudio publicado en la revista Neuroimage demuestra que ver la foto de un ser querido disminuye la activación en las áreas del cerebro que se encargan del pensamiento crítico, efecto que no se observa únicamente en el amor romántico sino también en el amor maternal.
¿Por qué cuando estás enamorado sentís revolotear mariposas en tu estómago?
Si bien no es necesario recurrir a la ciencia para saber que el amor no implanta mariposas en nuestro estómago, lo cierto es que parece haber también una explicación científica detrás de esta sensación.
Cuando nuestro cuerpo detecta que algo importante está sucediendo pone en funcionamiento lo que llamamos el sistema nervioso simpático, aumentando nuestra frecuencia cardíaca (el corazón nos late fuerte), nuestra presión arterial aumenta (la sangre corre más rápido por nuestras venas), nuestra respiración se hace más rápida (aparece esa respiración entrecortada) y se dilatan nuestras pupilas (y ponemos cara de enamorados).
Para prepararnos para la situación, nuestro cuerpo también envía de inmediato sangre a los músculos de las piernas y de las manos para prepararnos para actuar. Cuando la sangre se va del estómago (y con ella se va el oxígeno) produce esta sensación de revoloteo de mariposas que todos sentimos alguna vez. Sin embargo, esta sensación no parece ser exclusiva del amor sino que se comparte por ejemplo con los nervios o los desafíos.
¿Existe una fórmula de la felicidad?
Si bien mucha gente cuando se le pregunta dónde cree que radica la fórmula de felicidad menciona cuestiones como la juventud, el dinero o la fama, lo cierto es que las relaciones con los demás parecen estar en la base de esta fórmula. Así, cuestiones como la edad, el género, la etnia, la educación y el ingreso, explican solo de un 8 a un 20% de la felicidad mientras que gran parte de nuestro bienestar proviene del estar conectados con otros, del amor en sus diferentes formas. Así, tal como lo demuestra el estudio longitudinal de Harvard, aquellas personas que generan mejores y más profundas relaciones, no solo se sienten más felices sino que además tienen menos problemas de salud y viven por más tiempo.
En resumen, si bien hay muchas investigaciones alrededor de este concepto, lo cierto es que todavía queda mucho por entender y descubrir acerca del amor. Asimismo, todo lo que hoy creemos entender puede verse re-evaluado bajo la luz de nuevos descubrimientos.
Hoy nos dedicamos a evaluar con la mirada de la ciencia algunas de las creencias populares acerca de este tema, muchas de las cuales parecen tener algún tipo de sustento y explicación.
Sea como fuere, al día de la fecha, lo que la ciencia parece indicar es que el amor nos hace bien. Por cierto, hay algunos estudios que evidencian que besarnos más seguido mejora el nivel estrés percibido, la satisfacción con la pareja y hasta la salud general. Por tanto… ¡Feliz día de San Valentín y a besar se ha dicho!
*Por María Roca, coordinadora científica de Fundación INECO y directora de INECO Organizaciones
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