El rol de la psicología fue clave en el desempeño del arquero; su psicólogo David Priestley le brindó herramientas de contención psicológica que le ayudaron a atravesar sus momentos más difíciles
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“Siempre fui fuerte, pero se trabaja. Empecé con un psicólogo hace cuatro años y eso me cambió mucho. Me prepara para cada partido”, dijo el Dibu Martínez al ser consultado el año pasado por el periodista de El País, Juan I. Irigoyen, sobre cómo hace con la presión psicológica que exige el fútbol. “Hablamos dos o tres veces por semana (con el psicólogo) antes de un partido. Mi cabeza está más centrada que nunca, gane o pierda. Con lo que exige el fútbol a nivel mundial, creo que todo jugador necesita un psicólogo”, enfatizó en una entrevista que dio a TyC Sports después del partido contra Holanda.
Gracias a sus declaraciones sobre la importancia que le da a su salud mental, Emiliano “Dibu” Martínez, abrió una nueva puerta en el ámbito futbolístico. Sus dichos y la desestigmatización del malestar psicológico impulsaron a más atletas, jóvenes, niños y adultos a ser más abiertos sobre las dificultades que atraviesan. Con estos enunciados se va enterrando un poco más el miedo a pedir ayuda, a ser abierto con los problemas personales y a normalizar los períodos de crisis.
Sin embargo, los dichos del Dibu Martínez no son algo nuevo. La importancia que le da el arquero a las sesiones con su psicólogo David Priestley, ex director del Departamento de Psicología y Desarrollo Personal del Arsenal de Londres, es fundamental para su alto rendimiento. Todo empezó cuando estaba bajo contrato en el ya mencionado equipo inglés y al tiempo fue cedido a préstamo donde terminó recorriendo varios clubes hasta convertirse, de a poco, en uno de los próceres argentinos de la modernidad. “Lloré muchas noches, viajé doscientos mil kilómetros, fui a préstamos feos, lindos, a lugares horribles, la pasé mal, quise volverme a Argentina, quise dejar el fútbol, quise dejar a mi agente desde los 12 años. Hay muchas cosas que pasé que sólo mi mujer conoce”, reveló Martínez hace un tiempo a Olé.
Campeones del mundo 🏆🏆🏆🏆🏆🏆🏆🏆🏆🏆🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷🇦🇷❤️❤️❤️❤️ pic.twitter.com/jBr7GnRkLG
— Emi Martínez (@emimartinezz1) December 18, 2022
Y es que todos esos momentos de angustia le sirvieron para lograr hoy su redención. Una que empezó en plena Copa América de 2021. Un arquero que pasaba desapercibido y de quien mucho no se hablaba y que de la noche a la mañana pasó a ser eje de todas las conversaciones. “Dibu” se había convertido en un héroe nacional con sus “milagrosas” atajadas. Fue Martínez quien en la semifinal de la copa y en pleno momento tenso de penales contra Colombia enunció una de sus frases más destacadas: “Mirá que te como, hermano”. Martínez aprendió también a utilizar la psicología como herramienta para sentirse más seguro de sí mismo y para disminuir al rival.
“Hoy en día los atletas de elite se ven cada vez más obligados a dedicarse en tiempo completo a los deportes que practican cuando desean competir en el primer nivel. Junto con esto, se hace necesario que cuenten con un cuerpo médico, psicólogos especializados, preparadores físicos, kinesiólogos, nutricionistas, entre otros”, explica Santiago Busso (M.N. 51491), neuropsicólogo orientado a deportes. Asimismo, añade que en la actualidad el acompañamiento profesional representa una necesidad que irá en aumento. “Cuanto mejor conformado y preparado esté ese equipo de profesionales, mejor será el rendimiento y la salud del atleta”, sostiene.
Algo similar opina el mismísimo Priestly, quien en un congreso de psicología dijo: “la mayoría de los deportistas compiten en entornos públicos intensamente exigentes, donde su trabajo puede definirlos como personas, donde tienen que sobresalir en las primeras etapas de la vida, viven fuera de casa y tienen que manejar altas expectativas, lesiones, sumas de dinero transformadoras y la ‘máquina de la fama’ a una edad relativamente joven. Podría ser ‘vivir el sueño’, pero este desarrollo e intensidad acelerados no están sincronizados con el desarrollo emocional y las tasas normales de maduración”.
Uno tendería a pensar que estos atletas lo tienen todo, que cualquier cosa que necesiten puede estar a su alcance en segundos, pero lo cierto es que no todo es “color de rosas”. La presión de sus clubes por tener una buena performance en el campo de juego, no desilusionar a los fanáticos, estar lejos de su país de origen y como broche de oro: estar expuestos ante millones de personas alrededor del mundo. ¿Quién no se vería afectado al cargar ese tipo de presión?
Según Gonzalo Udaquiola (M.N. 41658) psicólogo clínico orientado al trabajo con familias, lo del “Dibu” Martínez fue una genialidad porque habilitó a que en lo más alto del fútbol se hable de un tema clave como es la salud mental. Incluso, remarcan ambos licenciados que ya han habido varios jugadores que hicieron alusión al tema, por ejemplo Neymar cuando mencionó, tras la derrota de Brasil ante Croacia, que se encontraba psicológicamente destruido; o el alemán Joshua Kimmichha que declaró, tras la derrota de su equipo, que tenía miedo de caer en un “agujero”. “Lo que resulta muy interesante de Dibu es que logra canalizar el enojo que le generaron los comentarios desafortunados y los toma como incentivo para salir victorioso”, explica.
Para ambos profesionales, lo más importante de los dichos del arquero argentino es que “naturalizó el hecho de hablar con otro para poder sobrellevar las situaciones de la vida, en este caso profesional”.
En la misma línea y dándole la misma relevancia al tema, la FIFA lanzó #ReachOut, una campaña diseñada para crear conciencia sobre los síntomas y las condiciones de salud mental, alentar a las personas a buscar ayuda cuando la necesiten y tomar medidas para abordar el malestar psicológico.
Así, la sociedad se empieza a encaminar en un nuevo sendero que aboga por la normalización de los períodos de crisis e incentiva a mostrarse con sus defectos y virtudes. En una Argentina del día después, colmada de gloria y alegría, es destacable seguir haciendo énfasis en los contextos de siempre, en que después de los días de euforia, se vuelve a la cotidianidad, baja la excitación y todo vuelve a una normalidad que en muchos casos angustia. “La victoria del domingo sin lugar a dudas tiene un impacto positivo en los jugadores, en el deporte en general y en todos los argentinos. Cuando para muchos, la vida diaria es tan difícil, que algo que nos hace bien, salga bien, no solo nos ayuda sino que nos une. Nos pone a todos, en la misma sintonía sin diferencias y eso nos hace mejores personas y mejor país. ¡Vamos Argentina!”, concluyen los especialistas.
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