La astrología indica momentos y cualidades del tiempo; conectarlos le otorga un sentido más profundo del presente y a la toma de decisiones
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Todo suma. Por más pequeño que sea, el granito de arena aporta para esa montaña que cada uno intenta construirse y que podríamos llamar en términos generales bienestar. Algunas cosas se harán con convicción, sabiendo de su eficacia, y otras quizás por curiosidad, para asomarse a una ventana desconocida que puede ayudar.
La influencia de los astros y lo que pueden aportar sobre el futuro, abre un universo, para muchos, mágico. Según los principios de la astrología, en los signos, los planetas y las casas se pueden encontrar orientación y respuestas a diferentes asuntos: afectos, salud, dinero, trabajo, familia, hijos, vida social y profesional, orientación vocacional, amistades, viajes y estudios, entre muchas otras cosas. Las estrellas se transforman en guías para ordenar la vida con el orden del cielo.
El punto de partida para develar el futuro es la carta natal, que refleja la posición de los astros y otros puntos celestes al momento de nacer. “Podemos decir que es un mapa de navegación de la vida y el destino de la persona. Se calcula utilizando la fecha, el lugar y la hora exacta de nacimiento. Estos detalles permiten determinar en qué posición estaban los planetas, en qué signos se encontraban y el ascendente, que es el signo que estaba ascendiendo en el horizonte en el momento del nacimiento. Lo que sucede en los astros en un momento dado impregna de esa cualidad o estado a cualquier criatura viviente que nazca en ese momento”, explica Soledad Davies, máster en Astronomía Cultural y Astrología de la Universidad de Gales.
La carta natal, agrega Davies, permite identificar momentos propicios para afrontar desafíos en distintas áreas, conocer y profundizar sobre la personalidad, carácter y temperamento, rasgos psicológicos, emocionales y relacionales. “La carta natal en principio contempla siete planetas. Es dentro de esa complejidad que uno ve determinadas tendencias propias de la persona. Esa orientación es para que uno pueda tomar las mejores decisiones”, agrega Davies.
Aunque la astrología tiene raíces muy antiguas, recién en los primeros siglos de esta era se sistematizaron las reglas de interpretación de la carta natal que perduran hasta hoy. En esos tiempos, con conocimientos de matemática y astronomía, se realizaban interpretaciones, principalmente para reyes y personas de poder y fortuna. El cálculo de una carta natal costaba mucho tiempo y dinero. Con la invención de la imprenta, las tablas astronómicas necesarias para calcular las posiciones de los astros comenzaron a circular fuera de las universidades. Con el pasar del tiempo, se popularizó.
Hay varios tipos de astrología, además de la natal, como la lectiva, para elegir un momento oportuno para hacer algo, como casarse o emprender un negocio; la horaria, para responder una pregunta específica; la mágica, la médica y hasta una astrología para encontrar objetos perdidos.
“Es como una caja de herramientas en donde hay distintas opciones en virtud de lo que la persona necesita. Yo entiendo la consulta astrológica como la guía de las estrellas para cualquier asunto. La astrología nos indica momentos, cualidades del tiempo. También se pueden asociar distintos momentos de la vida: lo que está pasando ahora con otro momento y al poder conectarlos se le otorga un sentido más profundo del presente y a partir de ahí tomar una decisión hacia el futuro”, dice la astróloga.
Lo habitual en una consulta astrológica es llevar una inquietud puntual o una motivación para que los astrólogos puedan ver en particular, aunque también la astrología misma puede indicar cuál es la temática relevante de ese momento. “Hago un diagnóstico y un pronóstico anual de cómo va a ir tu año, para luego otorgar ciertas orientaciones, sugerencias”, explica.
¿Cuánto está marcado y cuánto puede modificar uno? Según lo que dicen los astros, las dos cosas. “Desde el punto de vista de la astrología, el tiempo tiene una cualidad determinada – continúa Davies–. Dentro de esa determinación se potencia nuestra libertad. Nos ayuda a ser cada vez más libres, sobre todo porque uno no está actuando desde lo que filosóficamente serían los propios vicios o las propias tendencias. Sino que uno actúa conscientemente y eso otorga mayor libertad de elección. Si uno no tiene esa mirada contemplativa, quizás ni sabe que tiene opción de elegir”.
La Navidad tiene un sentido astrológico muy profundo porque está asociada al simbolismo del sol y al solsticio de invierno. “Esto lo entendemos desde el hemisferio norte, que es donde se sistematiza la astrología y las religiones. A partir del solsticio de invierno, el sol empieza a crecer de vuelta. La Navidad, antes del cristianismo, también se celebraba. Se llamaba el Sol Invicto: luego de morir completamente en la noche más larga, el sol empezaba a renacer”, finaliza Davies.
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