Aparece en mujeres adultas y en algunos casos los síntomas se vuelven perjudiciales y empeoran la calidad de vida
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Desde sofocos y niebla mental, hasta dolores articulares e insomnio. Los síntomas que acompañan a la menopausia así como la transición a esta etapa de la vida reproductiva de la mujer son muchos. Pero para las mujeres que padecen algunos de ellos y sienten que le generan un deterioro en su calidad de vida, existe la opción de la terapia de reemplazo hormonal (también llamada simplemente terapia hormonal o terapia hormonal sustitutiva).
Si estás pensando en esta alternativa, te ofrecemos esta guía de preguntas básicas para entender qué factores se deben considerar o tomar en cuenta.
¿Qué es exactamente la terapia de reemplazo hormonal?
A medida que las mujeres se acercan a la menopausia, sus niveles de la hormona estrógeno fluctúan y disminuyen.
El estrógeno tiene muchas funciones: ayuda a regular los ciclos menstruales, contribuye a la fortaleza de los huesos e influye en la temperatura de nuestra piel.
A medida que los niveles de estrógeno se vuelven inestables, pueden presentarse una variedad de síntomas como sofocos, sudores nocturnos, ansiedad y dolor en las articulaciones.
La terapia hormonal aumenta los niveles de estrógeno en el cuerpo de una mujer y puede ayudar a aliviar estos síntomas.
Las mujeres que la toman generalmente no lo hacen para siempre, solo para ayudar con la transición a la menopausia, y muchas de ellas dicen que eso marcó una gran diferencia en su bienestar.
La terapia hormonal sustitutiva también puede tener algunos beneficios adicionales, como ayudar a prevenir la pérdida ósea y las fracturas. Para las mujeres menores de 60 años, también puede ofrecer cierta protección contra las enfermedades cardíacas.
Es posible que también hayas escuchado sobre otros beneficios potenciales, como proteger la salud del cerebro y mejorar la piel y el cabello, pero hasta ahora la evidencia de esto es limitada.
¿Cómo se administra?
El tratamiento viene en muchas formas y tamaños, desde píldoras y parches hasta geles y anillos.
El ingrediente principal es el estrógeno, pero una de las formas más comunes es la terapia combinada, en la que el estrógeno se administra junto con una versión sintética de la hormona progesterona.
Agregar progesterona ayuda a proteger el revestimiento del útero, ya que el estrógeno por sí solo a veces puede aumentar la posibilidad de cáncer de útero.
El mejor tipo de terapia variará de una persona a otra y dependerá de los síntomas y estilos de vida. Generalmente, se empieza con la dosis más baja posible.
¿Cuál es la más indicada para mí?
La mayoría de las terapias hormonales tienen un impacto en todo el cuerpo. Pero algunas -como por ejemplo la Gina 10, que es la que se ofrece en Reino Unido en la farmacia sin necesidad de consultar con el médico- se usan solo vaginalmente, para aliviar síntomas en esta parte del cuerpo.
Esto minimiza la cantidad de estrógeno absorbido por otras partes del cuerpo, pero significa que esos tratamientos no alivian otros síntomas como por ejemplo los sofocos.
¿Cuánto demora el tratamiento en hacer efecto?
Puede tomar hasta tres meses sentir los efectos completos, y es posible que se necesite ajustar o cambiar la dosis y el tipo de terapia hormonal.
La mayoría de los expertos recomiendan comenzar la terapia hormonal sustitutiva cuando se presentan los primeros síntomas de la menopausia.
La evidencia es mixta y limitada cuando se trata de comenzar después de los 60 años, aunque algunas mujeres experimentan alivio de los síntomas persistentes.
No hay límite de cuánto tiempo puede tomarse. Algunos apoyan la idea de continuar con la terapia durante muchos años, pero la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos para el Cuidado de la Salud de Reino Unido recomienda usarla en la dosis más baja y durante el menor tiempo necesario.
¿Cuáles son los riesgos?
A pesar de que en el pasado esta terapia tuvo mala prensa, se estima que sus beneficios superan los riesgos.
Dos estudios publicados a principios de la década de 2000 sugirieron que tenía más efectos perjudiciales que beneficiosos. Esto obtuvo una amplia publicidad y se redujo su uso.
Algunos todavía son cautelosos, a pesar de la creciente evidencia de que el tratamiento puede ser útil.
Algunos tipos de terapia se han relacionado con un riesgo ligeramente mayor de cáncer. La combinada, por ejemplo, se puede asociar con un pequeño aumento en el riesgo de cáncer de mama.
Pero la Sociedad Británica de Menopausia estima que es un riesgo menor que beber más de dos unidades de alcohol al día o tener sobrepeso. Y el riesgo se reduce gradualmente después de suspender el medicamento.
Existe un pequeño riesgo de que se forme un coágulo de sangre cuando se toma. Sin embargo, esto también depende de otras cosas, como fumar, el peso y la edad.
El riesgo es menor si se usan parches cutáneos o un gel en lugar de tabletas.
El riesgo de un coágulo de sangre es mucho menor comparado con tomar la píldora anticonceptiva o con el embarazo.
¿Cuáles son los efectos secundarios?
Muchos efectos secundarios tienen lugar dentro de los tres meses posteriores al inicio del medicamento. Pueden incluir:
- sensibilidad en los senos
- dolor de cabeza
- náusea
- indigestión
- dolor de estómago
- sangrado vaginal
Es común aumentar de peso a medida que se acerca la menopausia, pero no hay evidencia de que la terapia hormonal esté detrás de esto.
¿Quién no debería usar esta medicación?
Puede que no sea adecuada en estos casos:
- si has tenido cáncer de mama, de útero o de ovario
- presión arterial alta no tratada
- si tuviste coágulos de sangre
- enfermedad hepática
- o estás embarazada
¿Qué otra cosa se puede hacer?
Hacer ejercicio regularmente puede ayudarte a dormir mejor, puede reducir los sofocos y mejorar tu estado de ánimo.
Una dieta saludable, reducir el consumo de café, alcohol, comidas picantes y dejar de fumar también puede ayudar con los sofocos.
Los ejercicios con pesas, el senderismo, las caminatas rápidas o el tenis, también ayudan a mantener los huesos fuertes.
Otros medicamentos como Tibolona, que funciona imitando la actividad del estrógeno y la progesterona, o ciertos antidepresivos pueden ayudar. Pero estos también pueden tener efectos secundarios.
Es posible que hayas escuchado hablar de las hormonas bioidénticas. El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido, por ejemplo, no las recomienda porque no están reguladas y no está claro qué tan seguras son.