En una entrevista exclusiva con LA NACION, Bogi Eliasen, director de Salud del Instituto de Estudios del Futuro de Copenhagüe cuenta cuáles son los nuevos paradigmas
- 8 minutos de lectura'
La salud en los países de Latinoamérica es desde siempre, un tema de discusión mundial. Se trata de un área históricamente inestable ligada a los vaivenes políticos y económicos que acechan a la región. Y la pandemia no se queda atrás. Con ella, no solo apareció un nuevo virus, sino que también desmanteló y dejó al descubierto las deficiencias del sistema sanitario.
Según Bogi Eliasen, director de Salud del Instituto de Estudios del Futuro de Copenhague (CIFS), esta zona está sumida en una crisis estructural y gubernamental, en donde el cuidado de la población queda sesgado. Una situación que pide a gritos un cambio y que exige replantearse su desarrollo.
Se estima que, en Latinoamérica, aproximadamente 300.000 millones de personas no cuentan con acceso a atención médica. En cuanto a la Argentina, la cifra ronda los 15.700 millones. Y las razones de esta brecha no son únicamente de carácter monetario, sino que también entra en juego la geografía, es decir, las extensas distancias que tienen que atravesar las personas que viven alejadas de los centros urbanos cuando necesitan acercarse a una institución de salud.
Nacido en las Islas Feroe, ubicadas en el archipiélago norte del Océano Atlántico entre Inglaterra, Noruega e Islandia, Eliasen también se desempeña como presidente del Comité de Bioética de la Unesco de Dinamarca y es uno de los fundadores del Movimiento Salud 2030, una organización sin fines de lucro que busca insertar nuevos paradigmas para pensar a la medicina de forma distinta usando a la tecnología como aliada. En este sentido, el foco está puesto en priorizar un sistema integral acorde a las necesidades de las personas garantizándoles calidad de vida, la posibilidad de tener consultas médicas vía telecomunicación, el acceso a tratamientos y la agilización de la jornada.
“Buscamos acercar herramientas digitales para que todos tengan acceso a consultas médicas cuando lo requieran y la posibilidad de contar con los recursos necesarios para su bienestar y cuidado”, sostiene Eliasen en diálogo con LA NACION.
Para el especialista, es necesario modificar la manera en que se concibe al sistema de salud, en donde se deje de atender a la enfermedad, con el fin de trabajar sobre la prevención. “Desde el Movimiento de Salud 2030, buscamos un enfoque que se basa en el tiempo en que puede vivir bien una persona. No se debería llegar a la instancia de estar enfermo para consultar y tratarse”, sostiene Eliasen.
A su vez, destaca la importancia de generar una articulación entre la salud y la sustentabilidad: “Necesitamos dar más salud y mejor vida para que las personas piensen de manera sostenible”, comenta. En 2020, un estudio realizado por la Unesco en conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), “Progresos en materia de agua para el consumo, el saneamiento y la higiene en los hogares”, reveló que, previo a la pandemia, una de cada cuatro personas no tenía acceso a fuentes de agua potable en su hogar y, durante el estallido del Covid, tres de cada diez, no podían lavarse con agua y jabón. “Cuando alguien no logra cubrir sus necesidades básicas, ¿cómo va a pensar en ser sustentable?”, manifiesta Eliasen.
- ¿Cuáles considera que son los aprendizajes y desafíos que dejó la pandemia, tanto a nivel de salud como con respecto a cuestiones sociales y emocionales?
Dejó muchos desafíos pero también bastantes oportunidades. Nos dio un shock y mostró que los sistemas no son sólidos y que no estaban preparados para recibir una pandemia. Igualmente pienso que cuando se mira para atrás, no hay que ver solo el lado negativo.
Antes de la pandemia no se pensaba en la salud a largo plazo ni era vista como una disciplina de carácter humano; el enfoque estaba puesto en los tratamientos y en curarse de las enfermedades o patologías que se tenían. Ahora, esa forma se está modificando y se está centrando en la prevención. Debemos pensar en la salud hacia el futuro, y no quedarnos en resolver solo la inmediatez.
Considero que el acceso a un sistema de salud de calidad tiene que ser universal, en donde haya una asignación equitativa de recursos sanitarios tanto para el tratamiento como para la prevención de enfermedades. Propongo además trabajar con la tecnología como aliada, ya que es una manera de elevar el mundo.
Y si bien el Covid fue indiscutidamente una crisis, creo que nos ayudó a evolucionar: estas herramientas digitales están llegando para quedarse.
- ¿De qué se trata este nuevo lenguaje digital aplicado a la salud? ¿Cómo se fusiona la medicina con la tecnología?
Son dos los pilares que se necesitan: los datos, que hacen referencia a la información, y las herramientas digitales que equivalen a la infraestructura. Estos dos elementos combinados con la salud, crean a la medicina de precisión, que ayuda a optimizar y mejorar la calidad médica, la atención y permite tener un registro unificado de cada paciente. De esta manera, se democratiza el acceso a la salud.
- ¿Y América Latina está preparada para recibir este cambio? ¿Sobre qué pilares se busca trabajar?
Se trata de países cuyo desarrollo y capacidad no son lo suficientemente grandes. Tener un buen sistema digital es difícil, necesitás infraestructura y un buen sistema de datos y protección. A diferencia de los países europeos, donde implementar estos cambios es más fácil, para llevarlos a América Latina se debería tener un convenio entre el sistema público y privado, y armar nuevos acuerdos con otros países para aumentar la apertura a la colaboración y a la buenas prácticas.
Sin embargo, las brechas que tiene la región no son tecnológicas, sino políticas. Hay un trasfondo estructural, de base, que dificulta su implementación. Por ello, nos queremos enfocar en que los ciudadanos no solo tengan acceso a la salud, sino una vida saludable.
En cuanto a los pilares sobre los que estamos trabajando, partimos de una mirada global de las sociedades, con el objetivo de apoyar, fortalecer e innovar sus sistemas actuales. En Chile, por ejemplo, nos estamos enfocando en mejorar la lista de espera de los pacientes y hacer un sistema más transparente. En la Argentina y Uruguay, el foco está puesto en mejorar la estructura para aplicar los datos. Todo esto tiene que ver con un impulso pensado a largo plazo.
- ¿Qué es lo que más le preocupa hoy a la población mundial en términos de salud y cuidados?
En el último tiempo crecieron mucho las enfermedades por el estilo de vida, por ejemplo, la diabetes y las cardiovasculares. Por ello es importante cambiar el enfoque y trabajar sobre la prevención primaria y secundaria, y no esperar a que la persona esté mal para tratarla. Hay que poner foco en el entorno, en los recursos naturales, en el ambiente, en la educación y en la detección temprana e intervención. El camino correcto es que los individuos puedan vivir más tiempo y bien, con accesos a atención médica en cualquier momento y a cualquier hora.
- ¿Se puede evitar una próxima pandemia?
Yo creo que no. Pero se puede trabajar bastante diferente para hacerle frente.
- ¿Cómo se imagina el mundo en 2030?
Es muy cerca (risas). Pero hay aspiraciones y sueños. Creo que lo más importante es creer que se puede, y que con la ayuda de la tecnología, el mundo tiene una oportunidad de crecimiento enorme.
En cuanto a la salud, hay que mirarla como un agregado de crecimiento en la sociedad. La clave es pensarla como una inversión. Con respecto de las economías, Latinoamérica se caracteriza por tener una población promedio joven, a diferencia de otros países, y esto es una oportunidad para generar trabajo y progreso.
Más allá de que hay mucho pesimismo social, es importante tener en cuenta que el cambio no viene en una década, sino que es de a poco, quizás en dos o en tres y que el trabajo es en conjunto entre los Gobiernos, los actores públicos y privados e incluso la naturaleza.
- Basándose en esta idea de la naturaleza, ¿cómo se complementa la medicina con la sustentabilidad?
Alrededor del 70% de los beneficios para la salud provienen de la reducción de los riesgos ambientales, sociales y de comportamientos subyacentes, así como también del aumento del acceso a la atención preventiva de alta calidad.
Se dice que los cambios climáticos traen consecuencias para la salud, pero creo que si les damos asistencia a las personas para mejorar su salud van a poder ocuparse de la sustentabilidad. Necesitamos dar más salud y mejor vida para que las personas piensen de esta manera. Si pasás hambre, lo último que te importa es cuidar el medio ambiente.