Pasar tiempo al aire libre con un par de binoculares es positivo para el cuerpo y el alma; el próximo Conteo Navideño de Aves de Audubon es la excusa perfecta para comenzar
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Tammah Watts aún recuerda el momento exacto en que se convirtió en observadora de aves. Era abril de 2007. Estaba en su casa, encerrada sin poder salir, luchando contra un dolor crónico devenido de una complicación por una cirugía. Incluso era tan fuerte, que no podía levantar un lápiz o una taza, y eso que la Sra. Watts, era una apasionada ciclista y aventurera. Como resultado de esta situación, se vio obligada a dejar su trabajo como terapeuta y recluirse en su hogar. Situación que le desencadenó una profunda depresión.
Hasta que un día miró por la ventana de su cocina. “Hay un árbol que tiene una rama creciendo hacia abajo y sobre ella, había un pájaro amarillo brillante”, dijo la Sra. Watts.
Hasta el momento no sabía que la especie se llamaba curruca amarilla, como tampoco conocía nada acerca de los pájaros, pero si tenía certeza de algo, era que estaba fascinada. Todos los días lo veía saltar de rama en rama, en donde apenas se distinguía entre las flores amarillas del árbol tipuana. Con el tiempo, este pájaro la llevó a conocer otros que también estaban en su jardín. Gracias a ello, la Sra. Watts pudo salir adelante y dejar atrás su tristeza.
De a poco empezó a hacer un seguimiento de las aves que veía y se unió a un grupo local de la Sociedad Audubon con el que viajó en busca de nuevas especies. Actualmente forma parte de la junta directiva de Audubon California. Y según confesó, observar pájaros le cambió la vida.
“Es contagioso y adictivo”, comentó la Sra. Watts, quien está escribiendo un libro llamado “Seguí mirando hacia arriba: una guía para curarse a través de la observación de aves”. Es que “el avistaje se interrelaciona con muchas áreas dentro del bienestar, la salud y el deporte”, explicó.
A partir del 14 de diciembre, los observadores de aves de todo el país comenzarán el Conteo navideño de aves de Audubon, una tradición de 123 años en la que las personas se reúnen y ayudan a catalogar las especies de su área. Tanto los que recién se inician como los que llevan un tiempo en esta práctica, caminan por parques, bosques y campos en busca de pájaros. Mientras tanto, escuchan sus cantos hasta que alguien grita: “¡otro amarillo!”, en paralelo, otro toma nota: “es un jilguero”.
Para todo aquel que siente curiosidad por la observación de aves y busca una razón para estar al aire libre y entretenido durante las vacaciones, este es el momento perfecto para arrancar esta actividad y comenzar a mirar para arriba, ya sea en grupo o solo.
¿Por qué observar aves?
No es ningún secreto que pasar tiempo en la naturaleza es bueno para la mente. Los estudios demuestran que incluso un paseo por un parque de la ciudad reduce el estrés, fomenta la concentración y mejora los resultados de salud mental a largo plazo.
Algunas investigaciones sugieren que las aves podrían generar un efecto especialmente saludable. Uno publicado en octubre, descubrió que el simple hecho de estar cerca del canto de los pájaros mejora el bienestar mental.
Las aves son “accesibles y equitativas, porque están por todas partes y en todos los hábitats”, explicó Holly Merker, guía de la Sociedad Nacional Audubon y coautora del libro “Orniterapia”. Incluso en los paisajes urbanos hay variedad: aves bravías, llamadas incorrectamente palomas, gorriones y halcones.
Sin embargo, hay menos investigaciones acerca de los beneficios físicos que proporciona, pero la evidencia existente revela que caminar con regularidad puede ayudar a vivir más tiempo. Tal como afirma cualquier observador apasionado, lo interesante de esta actividad es que inspira a caminar cada vez más lejos de lo normal en busca de nuevos descubrimientos.
“De golpe te encontrás afuera creyendo que pasaron 45 minutos, pero en realidad estás hace dos horas incursionando en el bosque o caminando por algún sendero”, señaló Merker.
Nadie sabe esto mejor que Ted Floyd, el editor de la revista Birding. Según sus cálculos, observó aves durante más de 5.800 días seguidos, un total de 16 años. Algunos días por ejemplo, daba paseos de diez minutos por su vecindario. Otros realizaba excursiones que podían durar 24 horas o involucrar caminatas de 40 kilómetros. Incluso, se inscribió en carreras de diez kilómetros porque pasaban por buenas zonas llenas de aves.
“Si no fuera por el avistaje, sería terriblemente sedentario”, dijo Floyd.
Y agregó que por lo general hace paseos más de una vez al día porque de esta manera puede ver distintas especies: no es lo mismo al mediodía que a la mañana. Se ha demostrado que dividir el día con breves pausas de ejercicio mejora significativamente la salud.
Al igual que el Sr. Floyd, la Sra. Watts camina con regularidad varios kilómetros sobre todo tipo de terreno en busca de pájaros difíciles de encontrar.
“Para mí, esta actividad se trata de mi entrenamiento físico. La observación de pájaros te genera un pequeño impulso para seguir caminando, incluso en aquellos que no son del todo aficionados”, dijo la Sra. Watts.
Cómo empezar
Equipamiento
La observación de aves es simple: lo único que necesitás es un lugar tranquilo y un pájaro. Pero hay dos herramientas específicas que lo hace aún más divertido: un mapa de la zona y binoculares y, una idea aproximada de a dónde dirigirse.
En primer lugar, el Sr. Floyd explicó que es ideal buscar una guía completa y detallada, con mapas, descripciones, fotos o dibujos y flechas que indiquen con exactitud dónde se encuentra cada ave.
La mayoría de las personas utiliza una de National Geographic conocida como “Guía de las aves de América del Norte” o una “Guía Sibley”, específica para cada región del país. En ambos casos, los dibujos están diseñados meticulosamente para reflejar con precisión las marcas de cada ave alrededor del terreno y así, poder identificarlas con mayor facilidad. Muchos también optan por aplicaciones como Merlin Bird ID, creada por el Laboratorio de Ornitología de Cornell. Se trata de una aplicación que contiene un catálogo exhaustivo de fotos y mapas y que permite grabar e identificar cantos de pájaros sobre la marcha.
En cuanto a los binoculares, aquellos fanáticos que se dedican con regularidad a esta práctica pueden llegar a gastar fácilmente más de US$500 cuando se trata de un par fabricado por la marca Leica u alguna otra premium. Pero para los principiantes, un juego de US$100 de la firma REI es suficiente. Los mismos se clasifican por su aumento y el tamaño del lente. Lo ideal es comenzar con uno que ofrezca un aumento de hasta ocho veces, lo que permitirá escanear con facilidad a través de un árbol sin perderse en el trayecto. Un lente de 25-30 mm es lo suficientemente pequeño como para entrar con facilidad en la mochila, pero uno más grande de aproximadamente 40 mm permitirá más luz en una noche nublada. El Sr. Floyd recomendó arrancar con un pequeño par de binoculares y en caso de que en algún momento se quiera tener uno más grande, se puede usar el juego de repuesto para observar aves desde el auto.
Cuándo ir
El momento ideal para llevar a cabo esta práctica en la mayor parte de América es durante el amanecer a principios de mayo, es decir, en la época del apogeo de la migración de primavera. Sin embargo, no es el mejor instante para aprender ya que clasificar entre docenas de especies, cantando y discutiendo sobre comida o territorio, escondido en lo alto de una exuberante montaña de hojas, será frustrante.
Por ello, es conveniente arrancar durante el invierno, cuando las hojas de los árboles se han ido, la comida está más cerca del suelo y solo quedan unas pocas especies seleccionadas. Arrancá por conocer a las distintas especies. Aprendé a reconocerlos de la misma manera que lo harías con un nuevo amigo: a través de su aspecto, sus gestos y lo que les gusta hacer.
Dónde ir
Todos los observadores de aves expertos están de acuerdo en que es mejor comenzar cerca de casa. “Animo a las personas a encontrar un espacio, ya sea en su propio patio o en un parque de su barrio con el que ya estén familiarizados”, detalló Merker.
Una vez que se puedan identificar algunas aves, considerá unirte a un grupo de observación para dar un paseo. Participar localmente en el Conteo Navideño de Aves es una opción divertida y oportuna. Si bien para algunos tiene que ver con un asunto profesional: los científicos utilizan los resultados para rastrear las tendencias a nivel nacional, todas las habilidades son bienvenidas y siempre hay participantes dispuestos a enseñar a los recién llegados.
“Si preferís aprender por tu cuenta, encontrá un sendero cercano donde creas que podría haber mucha comida para los pájaros. Los caminos alrededor de humedales, arroyos y lagos son un buenos lugares”, expresó Merker. Las áreas con arbustos o bosques con troncos por doquier también son apuestas inteligentes. Las aves generalmente están más activas al amanecer o al anochecer, pero si mirás de cerca, podés ver algunas en cualquier momento del día.
Tammah Watts ha desarrollado un ojo muy agudo con el paso de los años desde aquella primera vez que vio a un curruca por la ventana. Entre su itinerario, observó aves en Cuba, vio águilas en lo más alto de las Montañas Rocosas de Colorado y vio frailecillos copetudos en Oregón, uno de los pocos lugares de la Tierra donde llegan a la costa. Pero después de esa primera primavera mágica, nunca volvió a ver otra curruca amarilla brillante en su patio trasero.
“Para mí, las aves han traído sanación a través de su forma de ser”, dijo la Sra. Watts, y agregó que pueden ser divertidas, pendencieras, serenas y profundamente humanas. Observar aves “realmente nos invita a experimentar el mundo natural de maneras especiales. Son como pequeños regalos alados”, reflexionó.
Por Erik Vance: aprendió a observar aves en la universidad, durante el invierno cerca de St. Louis, Estados Unidos. Desde entonces, ha visto cientos de especies en todo el mundo.