Pueden causar infecciones si no se realizan en condiciones de higiene; también son motivo de alergia
"La piel intacta es la mejor protección con la que cuenta nuestro cuerpo", sostiene el doctor Eduardo López, a cargo del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y profesor de Infectología Pediátrica en la Universidad del Salvador (USAL).
No obstante, cada vez más adolescentes y adultos adhieren a la realización de tatuajes, una práctica que reviste no pocos riesgos para la salud y que debe seguir cuidadosas medidas de higiene. Según las últimas estadísticas, la realización de tatuajes aumenta un 50% cada año.
Pero a los tatuajes se le ha sumado la moda de la perforación, conocida por el término inglés piercing, que incluye la inserción de anillos, palillos metálicos y otros variados objetos que atraviesan la piel a modo de adorno. Más allá de la difusión que ha alcanzado la moda del piercing, tampoco esta práctica se encuentra exenta de complicaciones y riesgos que conviene conocer, así como las condiciones de higiene que debería regirla.
Prevenir complicaciones
"El piercing resulta menos problemático que los tatuajes en cuanto a la posibilidad de complicaciones o del contagio de enfermedades infecciosas, como el HIV/sida o la hepatitis, porque involucra una menor superficie de piel", explica el infectólogo Eduardo López. Aun así, el riesgo no es cero.
Las infecciones a las que se expone toda persona que decide realizar alguna de estas prácticas pueden tener dos orígenes. "Por gérmenes propios de la piel, que encuentran mediante la laceración o perforación una puerta de entrada al organismo, o bien por virus, bacterias y hongos presentes en el instrumental mal desinfectado o que no es descartable", distinguió López.
El especialista considera esencial la charla previa entre padres e hijos antes de realizar un tatuaje o piercing. "En estos temas estamos prácticamente en tierra de nadie; no existe ninguna regulación en este sentido y sería conveniente que los menores requirieran el consentimiento de los padres, como sucede en otros países. Además sería conveniente que los adultos tuvieran la posibilidad de controlar las condiciones de asepsia e higiene que tiene el lugar elegido para hacerlo."
"No es posible justificar cómo la práctica de estas técnicas no requiere ningún control por parte de las autoridades sanitarias, ni explicar cómo son habilitados los locales que las realizan", dice por su parte el doctor Edgardo Chouela, profesor de Dermatología en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
"Además, existen potenciales riesgos que deberían ser evaluados, como las posibles reacciones alérgicas, la posibilidad de que alguna de las sustancias reaccione ante la luz solar, la capacidad de coagulación de la sangre, o si el cliente es diabético o posee alguna enfermedad infecciosa."
Quien decide realizarse un tatuaje o colocarse un piercing deberá por lo menos asegurarse de que los elementos empleados sean descartables, o bien que el local o la persona que ha de realizarlos cuente con buenos equipos de esterilización y sea alguien realmente idóneo.
Por eso lo mejor es asesorarse con expertos y no dejarse guiar simplemente por el consejo de amigos. ¿Dos consejos básicos? "La zona del cuerpo donde se efectuará el tatuaje o el piercing debe ser perfectamente desinfectada, y ante la aparición de dolor o inflamación hay que recurrir inmediatamente al médico", respondió López.
Dónde consultar
Sociedad Argentina de Dermatología: www.sad.org.ar .
Los orígenes de una costumbre milenaria
Cortar o herir. Se cree que ése es el verdadero significado de la palabra tatoo o tatuaje, que deriva del vocablo tatau, originario de la Polinesia. En definitiva, los tatuajes implican la penetración de tinta o pigmentos debajo de la piel.
Los ejemplos más antiguos provienen de la cultura egipcia, de donde procede la momia tatuada de la sacerdotisa Amunet. También lo practicaron los fenicios, los asirios y los griegos.
Por su parte, el legendario capitán James Cook adoptó la tradición del tatuaje de las tribus polinesias y maoríes de Nueva Zelanda, convirtiendo esta práctica en una costumbre habitual entre los marineros.
Cómo borrar esas marcas de la piel
Borrar un tatuaje no es una práctica simple, asegura el doctor Eduardo López, del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. "Para lograr un resultado efectivo hay que realizar una intervención similar a la de una cirugía plástica reconstitutiva", agrega.
Sin embargo, en la actualidad existen otras alternativas para deshacerse de lo que se ha escrito en el cuerpo. El láser es una de ellas, pero como aclara el doctor Edgardo Chouela, profesor de Dermatología en la Universidad de Buenos Aires (UBA): "La técnica que utiliza láser para borrar tatuajes se aplica en forma exclusiva en centros privados porque resulta prohibitiva para el ámbito público. El láser pulveriza las partículas de color del tatuaje. Ahora es posible borrar todos los colores gracias a modernos aparatos; antes sólo podían eliminarse algunos de los colores. Pero es importante remarcar que, con esta técnica, lo que se tatúa en una hora, se borra en un año."
Además, y como en todo procedimiento médico, pueden ocurrir efectos no deseados. En este caso, la posibilidad de que el láser deje alguna marca menor, como la alteración de coloración de la piel en la zona tratada.
En cuanto al piercing, deshacerse de él es mucho más sencillo: basta con retirarlo y el tejido volverá a cerrar. El piercing implica una herida punzante que abarca un área de piel mucho más pequeña que la del tatuaje. Claro que, aclara el doctor López, "hay que desinfectar la zona por lo menos durante tres días después de eliminado, para evitar posibles infecciones".