Luís Castellanos, doctor en filosofía e investigador cuenta cómo las palabras funcionan en el cerebro y define la importancia de elegirlas con responsabilidad en el ciclo “Aprendemos Juntos 2030″, la plataforma del BBVA que emite sus contenidos en forma exclusiva por LA NACION
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Las palabras tienen poder: según como las usemos pueden dañar o sanar. Es posible aumentar la salud y el bienestar mediante el uso que se hace del lenguaje, que puede ser considerado como una herramienta innovadora para el progreso de la humanidad. A esto se refiere el lenguaje positivo, objeto de investigación del filósofo español Luis Castellanos.
“El lenguaje positivo es cómo recogemos el poder de las palabras, a ver y encontrar el lado favorable de las cosas. Nos ayuda, de alguna manera, a protegernos de la vida que vamos a poder tener en un futuro, a entender nuestra propia historia, porque las palabras construyen todos los días nuestros relatos y forjan nuestra personalidad”, comenta Castellanos, autor de los libros La Ciencia del Lenguaje positivo y Educar en el lenguaje positivo, en una charla del ciclo Aprendemos Juntos 2030 la plataforma con contenidos inspiradores del BBVA.
Es necesario estar atentos a priorizar el lenguaje positivo, que según Castellanos, alude al tipo de palabras que se escogen al hablar, que se deben seleccionar con sumo cuidado y responsabilidad.
Y en ellas, son muchos los secretos que se esconden. El principal es que a través de lo que se manifiesta y se piensa, los individuos diseñan su presente, pero sobre todo su futuro, y delinean su mirada y percepción del universo.
También, colaboran en el sinuoso y mágico proceso de “entender nuestra propia realidad e historia”, aclara el filósofo. Para él, esto se debe a que cada una de las palabras confecciona las memorias y los sueños de las personas, y en base a ello, los conduce a tomar distintas acciones y medidas que los irán guiando a lo largo del camino.
A su vez, otra de las cuestiones trascendentales tiene que ver con los efectos que producen: desde un shock de concentración y atención, hasta una cuota de energía y creatividad. “El lenguaje activa la vida, nos predispone para bien o para mal. Lo que más nos importa a los humanos es que la historia de nuestra vida esté buena y que el protagonista la disfrute”, comenta Castellanos y confiesa que la única manera de hacerlo, es de la mano del lenguaje positivo, ya que “brindará la capacidad de construir buenas historias”.
Apoyado en los resultados clínicos obtenidos en resonancias magnéticas y electroencefalografías, Castellanos demostró la influencia que tiene el uso del lenguaje positivo en educación, observando cómo se comportan las conexiones sinápticas del cerebro a partir del uso de palabras positivas o negativas.
Para el pensador, las palabras positivas “te abren a la vida y te generan inteligencia, un hecho que está relacionado a la virtud de encontrar o cambiar de rumbo cuando se lo crea necesario”. Por el contrario, las negativas pueden tener efectos contraproducentes: “Comprimen y reducen el campo de visión exterior”, reflexiona.
Todo esto conduce a la existencia de una sola palabra, corta y sencilla, que es la fundamental del ser humano y el disparador a la manera en que encarará la vida. “El ‘sí’ te da poder, abre puertas, construye puentes y te permite ser creativo. Es un símbolo a la curiosidad, a la admiración, a compartir”, asevera Castellanos y explica que el “no”, cierra mentes y posibilidades.
Según considera, la clave de éxito de la humanidad en el futuro es que se piense el lenguaje como constructor, la herramienta física que puede cambiarnos. “Puede cambiar los discursos políticos, empresariales, educativos. Y eso puede transformarnos. Pero, para eso, necesitamos que nuestro lenguaje sea habitado. Es decir, que sea sentido, que tenga alma inspiradora la palabra”, asegura el filósofo.
Castellanos explica que si se practica mucho las quejas, seremos expertos en encontrar quejas. Si se practica la alegría, seremos expertos en encontrar alegría. Eso es lo que él llama " lenguaje habitado”, las palabras que nos pueden hacer que nuestra historia de vida sea una buena historia.
Ser cauteloso y amable con la jerga que se utiliza para hablar es la clave: “Las palabras pueden perjudicar, pero también, salvan vidas. Cuidá tus palabras y ellas cuidarán de vos”, finaliza Castellanos.
Podés disfrutar de la charla completa que compartió el filósofo e investigador en Aprendemos Juntos 2030, la plataforma del BBVA con contenidos útiles e inspiradores para mejorar la vida de millones de personas de todo el mundo que se emiten en forma exclusiva por LA NACION.
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