El diente de león es una hierba silvestre que cuenta con múltiples propiedades para el organismo, sobre todo para el hígado; tiene un efecto relajante y es un potente diurético
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El diente de león es una de las joyas dentro de la familia de las plantas medicinales y comestibles, que no solo tiene cautivos a los adeptos de un estilo de vida saludable, debido a sus múltiples propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y diuréticas, sino también a chefs, bartenders y baristas, quienes la utilizan para realzar los sabores de sus platos y bebidas. De sabor ligeramente amargo, si bien es originario de Asia y Europa, hoy se lo puede encontrar en todos los continentes: crece de forma silvestre en zonas de praderas, carreteras, terrenos baldíos, jardines y macetas.
Conocido también como achicoria amarga es una planta perenne que suele alcanzar los 40 centímetros de altura y cuya flor oscila entre los dos y siete centímetros de diámetro. “El diente de león forma parte de un grupo de plantas denominadas ´malezas´, que son aquellas que crecen en sitios de forma espontánea”, comenta Viktoriya Shcherbina, licenciada en Nutrición integrante del Departamento de Alimentación y Dietética del Hospital de Clínicas de la UBA (MN 8652). Y ahonda en que la procedencia de su nombre tiene una connotación negativa ya que surgió en el ámbito agropecuario “en referencia a aquellas plantas que interfieren con la actividad humana en las áreas sembradas compitiendo con los cultivos por los nutrientes del suelo, el agua y la luz”.
Pese a estas adversidades, es halagada y bien recibida entre los partidarios de la medicina alternativa y entre los aficionados de la cocina. Al respecto, Karina Di Tullio, técnica en salud y alimentación y especialista en alimentación ayurveda, describe a esta planta como una de sabor amargo, y explica que es gracias a esta característica, que proporciona ventajas a nivel digestivo. Sumado a ello, Soledad Menéndez, Asesora en Dietética y Nutrición Natural y Coach Certificada en Salud y Estilo de Vida, comenta que otra de las virtudes de la planta de león es la versatilidad a la hora de consumirla: “Se puede agregar a todo tipos de comidas, sobre todo a ensaladas e infusiones”.
Las ventajas para la salud de consumir diente de león
El diente de león es una hierba noble, compuesta por un 85% de agua y repleta de propiedades beneficiosas para la salud. Sin embargo remarca Shcherbina, que al tratarse de una planta, que se debe consumir en pequeñas cantidades, “hay ciertos minerales que no se aprovechan de forma eficiente en comparación con los que provienen del origen animal”.
De todas maneras, se trata de un potente antioxidante gracias a la presencia de flavonoides, polifenoles, mucílagos y carotenoides, que tal como dice Menéndez, protegen a las células del organismo de los radicales libres, que son sustancias tóxicas que si se acumulan en el cuerpo pueden causar enfermedades.
Además, esta planta tiene propiedades diuréticas y depurativas, “que ayudan a eliminar el exceso de líquidos del cuerpo y estimulan la función renal”, comenta Di Tullio. Por otro lado, al ser fuente de fibra, agrega la especialista, “fomenta el tránsito intestinal y la digestión, depura el hígado, reduce el estreñimiento y contribuye al desarrollo de la microbiota”. Producto de todas estas bondades, el diente de león “también tiene efecto antiinflamatorio”, especifica Di Tullio.
Sumado a ello, Shcherbina, precisa que particularmente la raíz del diente de león contiene inulina, “un polisacárido que actúa como prebiótico y cuya función es estimular el crecimiento de la flora intestinal”.
En relación a los micronutrientes, las especialistas consultadas mencionan que esta hierba es una importante fuente de vitaminas. La que más se destaca es la C, cuya función principal, además de fortalecer el sistema inmune, es “colaborar en la producción de colágeno, un factor muy importante en las mujeres mayores de 20 años, ya que a partir de esta edad, aunque muy de a poco, lo empiezan a perder”, revela Menéndez. A su vez, señala que la ingesta de este nutriente también es esencial para personas que llevan una alimentación vegana y vegetariana debido a que mejora la absorción de hierro.
A su vez, la presencia de vitamina A, “protege la piel, ayuda a mantenerla sana y a darle brillo”, menciona Di Tullio. El diente de león también es fuente de vitamina K, que ayuda al cuerpo a construir huesos y tejidos saludables y, a coagular la sangre. En esta hierba también están presentes las vitaminas del complejo B, que colaboran en el proceso de fabricación de glóbulos rojos y de las enzimas, y ayudan a mantener la salud de las neuronas del cerebro. Por último, Di Tullio destaca que es rico en ácido fólico, esencial para prevenir la anemia y producir glóbulos rojos.
En cuanto a los minerales, Di Tulio comenta que es fuente de magnesio, que se ocupa de regular y equilibrar el correcto funcionamiento del sistema nervioso y colaborar en la formación de proteínas; potasio, que forma parte de la contracción muscular y se encarga de mantener el ritmo cardíaco constante, mejorar la transmisión nerviosa y el funcionamiento del riñón. Además, tal como enumeran las especialistas, el diente de león es fuente de calcio, que fortifica y mantiene vitales los huesos y dientes. y, de hierro, nutriente que transporta y almacena el oxígeno en el cuerpo y que participa en la constitución de la hemoglobina, que son los glóbulos rojos.
Formas de consumo
Todas las partes de la planta son comestibles: desde sus hojas y flores hasta la raíz. Esta última “puede cortarse finamente y agregarse a ensaladas”, menciona Shcherbina y agrega que otra opción es secarlas, tostarlas, molerlas y sumarlas a infusiones. Por su parte las hojas se pueden consumir hervidas o al vapor y mezclarlas en guisos, sopas o purés. En caso de que se opte por ingerirlas frescas, la alternativa es “que si son jóvenes, se las combine en ensaladas y si están maduras, se recomienda picarlas finamente ya que pueden presentar un sabor más amargo”, especifica la nutricionista. Y los botones florales, que también son comestibles, si están inmaduros se consumen crudos, al vapor, cocidos, fritos o en forma de pickles.
Sin embargo, para evitar que la planta pierda sus nutrientes al cocinarla hay que tener en cuenta el siguiente secreto: “debe ser incorporada al agua una vez que rompió el hervor para que el tiempo de cocción sea bajo”, revela Shcherbina. Y puntualiza que los principales nutrientes afectados por esta destrucción son las vitaminas lábiles, sensibles al calor, tales como la C y la A.
Al respecto, Menéndez comenta que otra opción es consumir el diente de león como “tintura madre”, que es el extracto hidroalcohólico de una planta luego de haberla dejado macerar y que “se toma en forma de gotas”. Tal como dice, la virtud de tomarla de esta manera es que sus propiedades vienen en mayor concentración, entonces “es muy efectiva para tratar por ejemplo, los problemas hepáticos”.
Consultada acerca de cuál es la cantidad estipulada de consumo, Menéndez detalla que al ser una hierba, no hay que excederse, de lo contrario, “si se ingieren a diario grandes cantidades, a largo plazo se puede manifestar algún tipo de rechazo o malestar gástrico”. Por su parte, Shcherbina explica que a pesar de sus propiedades, su uso puede estar contraindicado en personas con patologías renales, de vías biliares y digestivas, “por lo que es de suma importancia consultar con un profesional antes de su ingesta”. A su vez, coinciden las especialistas, en que tampoco le recomiendan la ingesta de diente de león a los niños menores de dos años y a las mujeres embarazadas ya que “no hay suficientes estudios que avalen su consumo en estos grupos poblacionales”.
Sin embargo y dejando de lado estos casos excepcionales, esta hierba, está indicada a personas adultas sanas, sobre todo a quienes desean mejorar su metabolismo. En palabras de Di Tullio, una buena opción cuando se opta por sumarla a distintas infusiones, es combinarla con otras especies tales como la manzanilla, no solo para realzar los sabores, también para sumar aun más nutrientes. Para Menéndez, otra alternativa para los que no toleran del todo el sabor amargo, es mezclarla con unas gotas de limón, un cítrico que apacigua aquel gusto intenso.
Por último, si bien el diente de león se puede conseguir en las dietéticas, están quienes optan por recolectarlas directo de la naturaleza. En estos casos, Shcherbina finaliza con un consejo: “Para la recolección de los yuyos, se deben tener en cuenta precauciones y saber identificar áreas contaminadas ya sea por animales, basurales, plantaciones fumigadas con pesticidas o con alto flujo de automotor. Por lo tanto, cuando se juntan plantas silvestres para su consumo, es preciso comprobar que provengan de áreas seguras y libres de contaminantes”.
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