Para evitar parejas tóxicas, la divulgadora española habla sobre los celos, el concepto de príncipe azul y la sinceridad en el ciclo “Aprendemos Juntos 2030″, la plataforma del BBVA que emite sus contenidos en forma exclusiva por LA NACION
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“Hay cosas, conductas o comportamientos que hemos normalizado, pero que no son tan normales y que, cuando se dan en las relaciones, hacen que se vuelvan tóxicas o dependientes. Entonces, es superimportante saber identificarlos para poner límites, para saber qué es lo que se quiere, qué es lo que no se quiere, y aprender a construir relaciones sanas”, dice la española María Esclapez, psicóloga, sexóloga, terapeuta de parejas y autora del libro Me quiero, te quiero.
En una charla del ciclo Aprendemos Juntos 2030, la plataforma con contenidos inspiradores del BBVA, derriba cuatro de los mitos más populares que hacen referencia a las relaciones amorosas, y destaca que siempre, el primer paso para alcanzar el equilibrio emocional es encontrar la felicidad propia, porque sin ella, los lazos con otras personas van a estar llenos de obstáculos. También da claves para tener una pareja sana.
Esclapez considera que en una relación tóxica lo que falta es tranquilidad: “Hay una sensación constante de ansiedad, de preocupación. Parece que cualquier cosa puede pasar en cualquier momento. Eso produce cierto desgaste porque la persona que está en una relación tóxica-dependiente tiene que estar en alerta, o al menos tiene esa sensación”, asegura Esclapez.
El primer mito que expone es el de los celos, una de las emociones más comunes y que tantos conflictos genera. Para la especialista, los celos no tienen nada que ver con el amor: “Detrás de esta sensación se oculta el miedo y la ira, dos emociones básicas que constituyen su creación”, agrega la psicóloga. Cuando aflora este sentimiento aconseja preguntarse a qué se le tiene miedo y ante qué se está reaccionando con esa ira. Y a partir de ahí empezar un trabajo de introspección. “Descubrir cuál es la causa o el trasfondo, es el primer paso para erradicarlo”, asegura.
También, desde el otro lado, sugiere acompañar emocionalmente a la pareja a gestionar esos sentimientos.
En segundo lugar, menciona la ilusoria fantasía del príncipe azul. “Es peligroso creer que una persona tiene que venir a traer la felicidad que no dispongo porque estoy delegando en otro mis propias emociones”, explica Escalpez. Entonces, ¿qué efecto genera este hecho? La especialista comenta que motiva a la dependencia y en consecuencia, “no vemos una vida sin esa persona porque depositamos en el otro una responsabilidad que debería ser nuestra”, sostiene.
También suma a la lista el concepto de “la media naranja”, que en parte se desliga de lo mencionado anteriormente, en tanto que el ser humano tiende a creer que “somos seres incompletos y que la manera de encontrarle sentido a la vida es cuando viene un segundo a dárnoslo”, dice la profesional. Sin embargo, se trata de una situación engañosa, ya que cada persona es un ser en sí mismo y “es importante que podamos ser felices con o sin parejas”.
Sugiere trabajar primero esa felicidad con uno mismo porque luego se van a tener relaciones mucho más sanas.
Por último, alienta a las personas a no asumir que “nuestra pareja tiene que saber todo lo que queremos y pensamos porque más allá de conocerse, no se puede dilucidar al otro todo el tiempo”, dice Escalpez y brinda tips para afrontar estos momentos: “Esto se solucionaría fácilmente con una buena comunicación. Mágicamente no va a venir tu pareja a satisfacer tus necesidades, la cuestión pasa por hablar, expresar, pedir y escuchar. No nos hemos acostumbrado todavía a pedir las cosas”, aclara.
Para poder mantener relaciones sanas, Esclapez enfatiza en la importancia de la responsabilidad afectiva que, según ella, tiene mucho que ver con la comunicación, con las cosas que se dicen y las que no. Destaca, en este caso los conceptos de sinceridad y sincericidio.
“La sinceridad parte de decir una idea, pero filtrada y traslada de una forma asertiva. Voy a decir lo que yo siento, pero evitando estar condicionando por emociones como la ira, que no tiene filtro. El sincericidio es pensar algo y decirlo, quizá de una manera agresiva que puede hacer daño”, plantea.
Recuerda que en una relación sana es fundamental la tranquilidad, donde puede haber conflictos, pero como una oportunidad para comunicar, para expresarse y para que evolucione.
“No hay que tener la sensación de que la relación pende de un hilo constantemente, sino que tengo un apoyo seguro, una estabilidad emocional. Que paso tiempo de calidad con mi pareja, que trabajamos la comunicación. Nos esforzamos, no nos sacrificamos. Y que, aunque pasen cosas que no nos gusten, siempre vamos a estar juntos ante esas adversidades”, finaliza Esclapez.
Podés disfrutar de la charla completa que compartió la psicóloga y sexóloga, terapeuta de parejas y autora en Aprendemos Juntos 2030, la plataforma del BBVA con contenidos útiles e inspiradores para mejorar la vida de millones de personas de todo el mundo que, desde mayo, se emiten en forma exclusiva por LA NACION.