Se basa en los alimentos tradicionales disponibles en los países escandinavos y está pensada para conservar la buena salud; previene enfermedades y aporta antioxidantes
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Pescados, mariscos, granos enteros e integrales, vegetales de raíz, semillas y frutos secos son los alimentos que tienen al alcance de la mano países como Suecia, Finlandia, Dinamarca y Noruega. Son los protagonistas de la dieta nórdica, diseñada específicamente para conseguir una alimentación saludable.
Pensada para conservar una buena salud, previene, además, la aparición de diversas enfermedades, al mantener limpias las arterias y aportar antioxidantes. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera como una de las más saludables del mundo.
En general, el plan no incluye alimentos que resulten tóxicos, “no mezcla cosas demasiado dulces, con demasiada azúcar o demasiado estímulo”, afirma Ana Chezzi, licenciada en nutrición (M.N. 2245). Al contrario, se inclina por productos naturales, preferentemente de estación.
Las verduras de estación de esos países son claves. “Todos los vegetales incluidos son muy ricos en antioxidantes. Entre ellos, las hortalizas de raíz, que son las que están debajo de la tierra, como las papas, las batatas, las zanahorias, la calabaza, la remolacha, los hinojos y la raíz del apio, que tienen mucha vitamina A, C y fibra”, detalla Chezzi. Además, suman coles, como coliflor, brócoli y repollitos de Bruselas, “que son tremendamente antioxidantes y anticancerígenos. También están permitidas las legumbres, que tienen muy buena proteína y mucha fibra. Son muy saciantes”, agrega Chezzi. Alcanzan un consumo alto las setas, que en nuestro país no se consiguen.
Sus frutas de estación son las bayas como los arándanos, grosellas, cerezas, frutillas, frambuesas y moras. “Son altísimas en vitamina C, tienen muchísima cantidad de antioxidante. Se puede decir que es una dieta antioxidante y desinflamatoria”, afirma Chezzi. Estas frutas actúan sobre la inmunidad y la inflamación y tienen vitaminas antioxidantes que mejoran la salud en general. “Regulan la glucemia porque son frutas que, si bien son ricas y dulces, no son tan dulces como una naranja. Se permiten también las peras y las manzanas, frutas dulces pero que tampoco son una locura. No usan las frutas tropicales, como el mango, la banana, la papaya, que son deliciosas, pero super dulces”, diferencia Ana Chezzi.
Para ellos, los pescados, presentes en la mesa diaria, siempre son frescos -en su dieta prefieren los azules-. “Y tienen un bajo consumo de carnes y evitan los productos procesados, que no son buenos para la salud”, señala María Claudia Sempé, licenciada en Nutrición (MN 876). La recomendación es incluir carne una vez por semana, en baja cantidad. Los lácteos están presentes, siempre que sean bajos en grasa. “Los incluyen por su aporte de calcio”, señala Ana Chezzi. Además, “reducen la cantidad de sal y de azúcar y aumentan la cantidad de ingesta de agua”, añade Chezzi.
Optan por los cereales enteros e integrales. “Básicamente intentan no comer trigo y usan avena, cebada y centeno. Los tres tienen TAC. Usan cereales con TAC, pero no usan trigo, que es el que está más retocado y contaminado”, advierte Chezzi.
Con el aporte de omega 3 por parte de los pescados; de fibra proveniente de los granos enteros y de los vegetales de raíz, los beneficios de esta dieta son evidentes. “La fibra previene las enfermedades intestinales. Y el omega 3 baja mucho el riesgo cardiovascular. Además, este tipo de alimentación ayuda a mantenerse en un peso adecuado y estable”, destaca Claudia Sempé. También disminuye el riesgo de padecer diabetes tipo 2. En un artículo publicado en el National Center for Biotechnology Information, se examina la relación entre la adherencia a la dieta nórdica y el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. “Se basa en datos de la Cohorte Danesa de Dieta, Cáncer y Salud y sugiere que seguir una dieta nórdica está asociada con un menor riesgo de diabetes tipo 2″, explica Claudia Sempé.
El omega 3, fuente de beneficios para la salud, proviene no sólo del pescado. El aceite de canola, el de lino, los frutos secos y las semillas sugeridos también lo aportan. Respecto de las semillas de lino y chia, especialmente ricas en omega 3, “lo ideal es activarlas moliéndolas antes de consumirlas en un yogurt o en un caldo”, sugiere Sempé. ¿La acción del omega 3 en el organismo? “Es como un limpiador de arterias que barre con las grasas que no son tan buenas”, explica Ana Chezzi.
Basada en una alimentación saludable, lo que queda descartado son los alimentos ultraprocesados. Estos incluyen en su formulación colorantes, jarabe de alta fructosa, que es “un endulzante muy barato, pero con un poder endulzante muy grande. Y produce unos picos de glucosa y unos picos consecuentes de insulina altísimos”, aclara Chezzi y añade que llega un momento en que el páncreas ya no quiere saber más nada y a largo plazo lo satura. “Por otro lado, es altamente adictiva a nivel cerebro. Tiene el mismo nivel de adicción que la cocaína”, detalla la especialista. Y afirma que otro producto que está en todos los ultraprocesados es el glutamato monosódico: un realzador de sabor que dilata la superficie de absorción de cada papila gustativa de la lengua. La nutricionista sostiene que es fundamental eliminar los productos provenientes de la industria pura. “Las hamburguesas, las patitas de pollo, las salchichas, las galletitas están llenas de productos químicos”, enumera.
La prevención como objetivo de salud es el punto clave de la dieta. “Lo que uno trata de prevenir son las enfermedades cardiovasculares y cáncer de intestino”, señala Sempé. Según Chezzi, el fin de este tipo de dietas es reducir enfermedades no contagiosas y “todo eso viene, lamentablemente, muy ligado a la obesidad”, asegura. En el libro The Nordic Way: Discover The World’s Most Perfect Carb-to-Protein Ratio for Preventing Weight Gain or Regain, and Lowering Your Risk of Disease, de Arne Astrup, Jennie Brand-Miller y Christian Bitz, se presentan investigaciones científicas sobre los beneficios de esta dieta para prevenir el aumento de peso, reducir el riesgo de enfermedades y promover la salud en general.
Si bien ciertos alimentos, como el pescado azul, resultan caros para sostener el plan alimentario en el tiempo, “lo bueno de esta dieta es que se fomenta el consumo de productos frescos y no procesados. Eso tranquilamente lo podemos incorporar para mejorar nuestros hábitos en nuestro país”, destaca Claudia Sempé.
Puntualmente, la nutricionista reconoce que los pescados azules, como “el salmón, el atún, las sardinas, el bonito, la caballa, las anchoas, el arenque y la trucha son los más ricos en omega 3″ y que los pescados blancos tienen, “en promedio, un tercio menos que los azules”. Entonces, sugiere elevar la cantidad de omega 3 de los pescados comiendo con más frecuencia los blancos. “Es difícil de adaptar la dieta, pero se puede compensar para que contenga más omega 3, comiendo más cantidad de merluza, brótola o lenguado, cinco veces por semana. El bonito acá también se consigue fácilmente”, considera Claudia Sempé.
Igualmente, la nutricionista pone énfasis en la importancia que tiene que la alimentación esté adecuada a las necesidades individuales. “Lo que hay que tener en cuenta en todas estas dietas de moda es que a veces no contemplan las necesidades de cada persona. La puede seguir alguien que, por ejemplo, sea alérgico o intolerante a determinados alimentos. Una persona con patologías intestinales, como los divertículos, si come mucho grano entero puede sufrir consecuencias. Lo conveniente es que la dieta se amolde a cada persona”, recomienda.
Así como ningún plan alimentario que apunte a mejorar la salud puede ser restrictivo, ninguna dieta tiene que ser tomada al pie de la letra, sin dejar margen para adaptarla a cada persona. La dieta nórdica, si bien fue pensada para un contexto diferente al argentino, puede ser un modelo a seguir, desde donde partir para armar un plan individual que aumente el consumo de pescado, de frutas y verduras ricas en fibras y con propiedades antioxidantes, así como de semillas y frutos secos. Y, sobre todo, que tienda a una alimentación más natural en la que cada vez ocupen menos espacio los ultraprocesados que, justamente, atentan contra la salud.
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