Estudios sugieren que los alérgenos podrían desempeñar un papel en los trastornos del estado de ánimo como la depresión y la ansiedad
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Las alergias estacionales no son agradables. Estornudos, congestión, picazón, ojos llorosos, son algunos de los síntomas que pueden sentirse como un terrible resfrío que no desaparece, especialmente ahora que las temporadas de polen son cada vez más largas e intensas.
Pero este malestar físico no es lo único que aflora. Diversas investigaciones también muestran una asociación entre la rinitis alérgica, comúnmente conocida como fiebre del heno (un cuadro que se da especialmente durante la primavera y el verano y que se produce por la inhalación del polen), y los trastornos del estado de ánimo como la ansiedad y la depresión.
La relación entre los alérgenos y los trastornos del estado de ánimo “realmente está poco reconocida, no solo en la población general, sino incluso entre los profesionales de la salud”, dijo el Dr. David A. Gudis, jefe de la división de rinología y cirugía de la base del cráneo anterior en NewYork-Presbyterian/ Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia.
Pero dado que millones de estadounidenses sufren de alergias estacionales, “es importante que tanto los médicos como los pacientes entiendan el vínculo que existe entre ambos aspectos para poder hablar de manera abierta acerca de cualquier problema de salud mental y garantizar los mejores tratamientos posibles”, agregó el especialista.
¿Por qué las alergias contribuirían a los trastornos del estado de ánimo?
Las alergias suelen causarnos molestias: “Afectan nuestro sueño, los niveles de energía, el sentido del olfato, la rapidez mental y la productividad, y en consecuencia, todo ello puede impactar en nuestro bienestar psíquico”, explicó el Dr. Gudis.
“Sentirse mal tiene que ver con un factor de estrés psicológico”, añadió el profesional.
Pero debido a que la rinitis alérgica es una enfermedad inflamatoria crónica, los expertos creen que este cuadro podría tratarse de otro factor desencadenante del malestar.
Si por ejemplo, alguien es alérgico al polen de los árboles, y ese polen llega a las membranas que recubren la nariz, genera que el sistema inmunitario libere sustancias que pueden provocar inflamación en las vías respiratorias y el cerebro.
“Entre estos componentes se encuentran proteínas llamadas citoquinas, que el cuerpo produce para combatir ciertas infecciones”, comentó el Dr. Todd Gould, profesor de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland, y agregó: “Estas citocinas activan áreas del cerebro que regulan la depresión y la ansiedad”.
De todas maneras, es difícil ver ello a través de estudios en humanos, por esta razón, los investigadores recurrieron al análisis de roedores. En una investigación a ratas y ratones, el Dr. Gould y sus colaboradores expusieron repetidamente las narices de los animales a alérgenos; después diseccionaron sus cerebros. Al finalizar, encontraron que los roedores no solo mostraban signos de ansiedad, sino que un aumento en la producción de citoquinas y de la hormona del estrés.
¿Qué más ha encontrado la investigación hasta ahora?
Si bien no hay evidencia de que las alergias estacionales por sí solas puedan causar trastornos en el estado de ánimo, los expertos de todo el mundo han encontrado repetidamente una conexión entre los dos aspectos.
Estudios en los Estados Unidos, por ejemplo, han sugerido que las personas que sufren alergias tienen alrededor de una vez y media más probabilidades de sufrir depresión mayor, sobre todo las mujeres. Otros análisis observacionales revelaron que la rinitis alérgica se asocia con un alto riesgo de padecer ansiedad. Para un grupo de investigadores en Taiwán, esta enfermedad se relaciona con un mayor riesgo de trastornos psiquiátricos en adultos.
Además, una pequeña cantidad de estudios han sugerido que puede haber una relación entre los niveles altos de polen y el de suicidio. Sin embargo, esta relación aun no se conoce en profundidad.
“Debemos tener en cuenta que el riesgo de suicidio involucra muchos factores de riesgo diferentes”, precisó Christopher Lowry, profesor asociado de fisiología integrativa en la Universidad de Colorado, Boulder, quien ha examinado la conexión entre la enfermedad mental y las alergias. “Se necesitan estudios futuros para comprender mejor la función específica que los alérgenos podrían desempeñar para influir en el comportamiento de una persona”, manifestó el profesional.
¿Cuándo se debería consultar con un médico?
“A veces es difícil darse cuenta si los síntomas de depresión que te invaden son sinónimo de una condición mental o si son producto del cansancio que acecha al cuerpo”, expresó el Dr. Philip R. Muskin, profesor de psiquiatría en el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia.
Al respecto el Dr. Muskin aconsejó que en caso de sentirse distinto, lo mejor es “hablar de inmediato con un alergólogo o médico” y ser “lo más específico y detallado acerca de sus síntomas y duración: ¿Estás durmiendo menos, por ejemplo, o has perdido interés en las cosas que solías disfrutar? ¿Cuánto tiempo te has sentido así?”.
El profesional también explica que en caso de estar tomando medicamentos para la alergia, es importante mencionárselo al profesional para poder “encontrar alivio”, dijo el Dr. Gudis. Pero cabe destacar que ciertos fármacos pueden afectar el estado de ánimo.
Los antihistamínicos utilizados en NyQuil o Benadryl, por ejemplo, pueden ser sedantes y ocasionar que las personas se sientan “fuera de sí”, dijo el Dr. Muskin. Y los corticosteroides orales como la prednisona, que se usan comúnmente para tratar alergias graves, pueden causar irritabilidad e incluso aumentar el riesgo de desarrollar síntomas de ansiedad o depresión. Los descongestionantes nasales como los que se encuentran en Sudafed y Sudafed PE, en ocasiones generan ansiedad, nerviosismo e insomnio.
Los pacientes también deben ser conscientes de los riesgos asociados con el medicamento contra la alergia y el asma Singulair. En 2020, la Administración de Alimentos y Medicamentos agregó una advertencia destacada al empaque del medicamento sobre el riesgo potencial de cambios graves en el comportamiento y el estado de ánimo, así como el suicidio, y determinó que no debería ser el tratamiento de primera elección para la rinitis alérgica leve.
Por Cristina Caron