Para las madres lactantes, ser atleta olímpica presenta un desafío adicional; sin embargo no se resignan a esa posibilidad, la temática sobre la que profundizará Primerizos, el especial de La Nación para quienes son padres por primera vez
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Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos, que se celebran en París, hay el mismo número de atletas femeninas que masculinas. En 128 años, muchas mujeres han luchado contra la desigualdad en la participación y cobertura de eventos deportivos femeninos, así como las críticas sobre su aspecto físico. Sin embargo, una cuestión igualmente importante que a menudo se pasa por alto es la dificultad de combinar el deporte con la maternidad.
Está demostrado que el pico de fertilidad de una mujer a menudo coincide con el de su rendimiento deportivo. Aunque parecería imposible competir en eventos deportivos de alto nivel mientras se está embarazada debido a la exigencia física, los cambios hormonales y el peso adicional del bebé, ser madre de bebés o niños pequeños presenta desafíos similares.
La lactancia materna es recomendada como fuente de alimentación hasta los 6 meses, y combinar las exigencias del deporte de alto rendimiento con la maternidad resulta igualmente complejo. Las atletas deben lidiar con dormir poco y de manera fragmentada, interrumpir entrenamientos para alimentar al bebé, extraer y almacenar leche adecuadamente, y seguir una dieta que cubra el gasto calórico de la lactancia. Un tema de agenda sobre el que profundiza el especial de Primerizos de LA NACION. Si querés saber más hacé clic acá.
Hasta que, de alguna manera, se empieza a reconocer que las mujeres tienen la capacidad de lograrlo todo. Esta realización llega al comprender que, a pesar de los desafíos y obstáculos, las mujeres pueden equilibrar sus responsabilidades y cumplir sus objetivos en diversos ámbitos, desde el deporte de alto rendimiento hasta la maternidad.
Un ejemplo de determinación y coraje en el deporte lo encontramos en mujeres que han competido y ganado mientras estaban embarazadas. Tal es el caso de Nada Hafez, la esgrimista egipcia que, tras ser eliminada en octavos de final, reveló esta semana que está embarazada de siete meses.
También destaca la tiradora noruega Malin Westerheim, quien participó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 con cuatro meses de embarazo, y la nadadora estadounidense Dana Vollmer, que ganó una medalla de oro en Río 2016 estando embarazada de seis meses. Además, se resaltan las atletas que ya son madres, como Helen Glover, la remera británica que obtuvo una cuarta posición en Tokio 2021, un año después de haber tenido mellizos, y que ahora busca su tercer oro en París. También se menciona a la tiradora británica Amber Rutter, quien dio a luz este año, tres meses antes del comienzo de las Olimpiadas.
Asimismo, no se puede olvidar a las deportistas que enfrentaron difíciles decisiones debido a los protocolos sanitarios por la pandemia COVID-19, que limitaron el acceso de los bebés a la Vila Olímpica en Tokio 2021. Las nadadora española Ona Carbonell y la arquera británica Naomi Folkard tuvieron que elegir entre interrumpir la lactancia o renunciar a los juegos Olímpicos, dejando a sus bebés de 1 año y 5 meses, respectivamente, en casa para atender sus necesidades.
Por eso, además del esfuerzo de estas atletas, es importante destacar el papel del Comité Internacional Olímpico y, en particular, de la ex-atleta estadounidense Allyson Felix, que es parte de la organización. Este año, por primera vez en la historia, han creado un espacio dedicado exclusivamente a los niños y sus cuidadores dentro de la Villa Olímpica. Esta “guardería”, abierta de 9 de la mañana a 9 de la noche, tiene áreas privadas para amamantar, cambiadores y una sala de juegos. También permite que los atletas masculinos pasen tiempo con sus hijos pequeños entre competencias, fortaleciendo sus vínculos y compartiendo responsabilidades con las madres.
París 2024 será recordado como los Juegos Olímpicos de las primeras veces: la primera vez que la inauguración no se realizó en un gimnasio, la primera vez que toda la energía utilizada es 100% sustentable, la primera vez que el baile se considera una disciplina olímpica y la primera vez que la maternidad y el deporte dejaron de ser mutuamente excluyentes. Fue necesario regresar a la ciudad de las luces, donde en 1900 las mujeres fueron admitidas por primera vez en los Juegos Olímpicos, para que el deporte finalmente integrara la maternidad.
*La autora es referente en el mundo de las comunicaciones
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