Quienes padecen hipertensión tienen una tensión en los vasos sanguíneos persistentemente alta. La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias (vasos) al ser bombeada por el corazón mediante dos movimientos aspirantes e impelentes denominados diástole y sístole respectivamente. En el día de la hipertensión arterial es bueno repasar sus causas, cómo realizar una correcta prevención y los potenciales tratamientos.
La hipertensión es una enfermedad cardiovascular tratable, pero su falta de atención puede desembocar en males mayores tales como infartos, ictus e insuficiencia cardíaca.
Una de las consecuencias de la hipertensión más común es el endurecimiento de las arterias sometidas a una presión continua. Estas se engrosan dificultando el flujo sanguíneo hacia las distintas partes del cuerpo. El daño se produce en los vasos sanguíneos donde se deposita una gran cantidad de triglicéridos y grasas que pueden favorecer la arteriosclerosis.
La hipertensión es un gran factor de riesgo para contraer enfermedades cardiovasculares y sus síntomas pueden no ser ostensibles, motivo por el cual los controles periódicos son la mejor herramienta para detectar este silencioso mal que aqueja a gran parte de la población mundial.
Síntomas de la hipertensión
- Fuertes dolores de cabeza.
- Dificultad respiratoria.
- Vértigo o mareos.
- Dolor de tórax.
- Palpitaciones.
- Hemorragias nasales.
Causas de la hipertensión
El listado de causas de la hipertensión es extenso y variado:
- Factores genéticos: Cuando una persona tiene uno o ambos padres hipertensos tiene mayor posibilidad de desarrollar la enfermedad.
- Sexo: los hombres tienen más posibilidad de padecer hipertensión que las mujeres hasta que ellas llegan a la edad de la menopausia (Las hormonas femeninas protegen a la mujer en la edad fértil). Luego se equiparan.
- Edad: la presión sanguínea aumenta con el paso del tiempo por efecto propio del desgaste de los tejidos.
- Sobrepeso y obesidad: a medida que se aumenta de peso se eleva la tensión arterial. Esto se hace más evidente en los menores de 40 años y en las mujeres. En el supuesto de obesidad no importa la edad, el riesgo aumenta considerablemente.
- Disfunción renal: el mal funcionamiento de los riñones incide en el desarrollo de la enfermedad. Las principales patologías vasculares son enfermedad renal poliquística, crónica, tumores productores de renina, síndrome de Liddle, estenosis de la arteria renal.
- Causas endocrinológicas: incluyen desequilibrios hormonales endógenos (hipoaldosteronismo congénito, feocromocitoma) y exógenos (administración de corticoides).
- Causas neurogénicas: tumores cerebrales, poliomielitis bulbar, hipertensión intracraneal.
- Consumo de drogas y tóxicos que propician la aparición de hipertensión: alcohol, cocaína, antinflamatorios no esteroides, eritropoyetina, descongestionantes que contienen efedrina, nicotina, entre otros.
- Enfermedades varias: tales como hipertiroidismo e hipotiroidismo, apnea obstructiva del sueño,entre otras.
Medidas de prevención contra la hipertensión
El primer obstáculo para diagnosticar la hipertensión radica en que la mayoría de las veces no se presenta acompañada de síntomas. Las personas desconocen que son hipertensas.
Es fundamental medir la tensión arterial periódicamente. Las cefaleas son indicativas de su posible existencia, pero no siempre tienen que ver con la enfermedad.
Otro síntoma derivado de la hipertensión puede ser la angina de pecho, mayormente en pacientes no tratados por ignorar su existencia.
Los hábitos de vida saludables para evitar el sobrepeso y la obesidad son determinantes para evitar la hipertensión. Estos consisten en una dieta sana, la práctica de ejercicios y la decisión de abstenerse o dejar de fumar.
En pacientes con antecedentes genéticos se recomienda un seguimiento de la tensión aun cuando no existan síntomas.
¿Cómo diagnosticar y tratar la hipertensión?
Para medir la tensión arterial se utilizan aparatos homologados llamados esfigmomanómetros, o vulgarmente conocidos como "tensiómetros". La tensión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHG). Hay distintos tipos de dispositivos para medir la hipertensión:
- Esfigmomanómetro de mercurio: es el más exacto pero para su uso se requiere de un fonendoscopio.
- Esfigmomanómetro de aire: es el de mayor utilización, de gran precisión pero también requiere de un fonendoscopio.
- Aparato electrónico: lleva un detector del pulso incorporado por lo que no necesita de fonendoscopio. Se trata de un aparato muy sensible a los ruidos y movimientos del paciente, por lo que se aconseja la repetición de la medición, el guardar silencio y la inmovilización de la persona.
Tratamientos para la hipertensión
- Mejora de los hábitos de vida: practicar ejercicio físico, disminución del consumo de calorías, azúcares y grasas. Control del peso de la masa corporal. Abstinencia de consumo de tabaco y alcohol.
- Tratamientos farmacológicos: diuréticos, betabloqueantes, antagonistas del calcio. Teniendo en cuenta que la hipertensión es una enfermedad crónica, la medicación debe mantenerse conforme prescripción médica durante el tiempo necesario sin decisiones discrecionales e inconsultas que corten la ingesta o aplicación.
- La automedición de la presión arterial: el seguimiento de los valores de la presión arterial efectuado en el hogar con la aparatología homologada y bajo prescripción médica puede ser muy útil. Algunos pacientes aumentan la tensión al ingresar a una guardia médica a consecuencia del estrés característico de esa situación.
La automedición requiere de una postura correcta: se debe estar sentado/a, con las piernas sin cruzar, la espalda apoyada en la silla y el brazo en donde se coloque el manguito dispuesto sobre la mesa. Es recomendable que el manguito se coloque en el brazo, y no en las muñecas.
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