Es recomendable prepararse con anticipación al fin del ciclo laboral y priorizar el entrenamiento deportivo y mental
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Después de varias décadas de trabajo, en las cuales muchas veces no se les da el tiempo necesario a nuevos intereses o estudios, deportes, hobbies y amistades o el amor, se desemboca indefectiblemente en la etapa jubilatoria. Con ella, por un lado llegan el tiempo deseado por años, pero también muchas dudas.
Lo que es seguro es que, una vez que se cerraron las puertas de la empresa, la fábrica o el negocio, otras muchísimas ventanas pueden abrirse.
El doctor Alejandro Bègue, psiquiatra especialista en adultos mayores, confirma lo importante de prepararse para este momento cada vez más largo y feliz de la vida.
–¿Cuáles son los cambios que enfrentamos en la etapa jubilatoria?
–La jubilación es el hito principal del cambio de la edad adulta o madurez, a la de los adultos mayores, también conocida como vejez. El envejecimiento se define como el paso cronológico del tiempo sobre el organismo humano. En biología, es una acumulación de múltiples daños celulares y moleculares a lo largo del tiempo, que lleva a una disminución de las capacidades tanto físicas como mentales y, a su vez, eleva el riesgo de sufrir enfermedades.
En nuestra vida afectiva, los cambios de la edad jubilatoria provocan Duelos, ¡sí, con mayúscula! Los duelos provienen de pérdidas, en general inesperadas, en lo económico, lo afectivo, lo social, la autoestima y la salud tanto física como psicológica. Por eso lo más difícil suele ser el transitar estos duelos, conectarse con lo que realmente está sucediendo en nuestras vidas y salir airosos constituyendo las adaptaciones que nos permitan recorrer y disfrutar esta nueva etapa de la vida, que es común a todos los seres humanos y a la vez, diferente y particular para cada uno de nosotros.
–¿Estamos preparados para enfrentar esos cambios o hay miedos u otros sentimientos?
–En general, no estamos preparados para enfrentar cambios ni pérdidas, que nos toman por sorpresa. La vida nos enseña y siempre con dolor. Y porque le tenemos miedo al dolor, tratamos de ignorar tanto los cambios como las pérdidas que vendrán, recurriendo casi por reflejo a la negación.
–¿Después de más de 30 años de trabajo, llegó el momento definitivo de pensar en uno?
–Es una pena esperar a la vejez para pensar en mí mismo. Pensar en uno mismo, presente y futuro, debería suceder cada día de mi vida. Los que se han preparado, sufren mucho menos el cambio y hasta disfrutan del comienzo de la nueva etapa. Pero en general no sucede de esta manera. Los que no se dan la oportunidad de pensar en este cambio normal de la vida, les puede resultar muy costoso adaptarse a la nueva situación. En algunos casos vemos depresiones, accidentes y enfermedades provocadas por la resistencia al cambio.
La jubilación es el hito principal del cambio de la edad adulta o madurez, a la de los adultos mayores, también conocida como vejez
–¿Es necesario pensar en reinventarse desde lo laboral, o puedo disfrutar de mi tiempo sin culpas?
–El reinventarse es algo inevitable, porque la realidad me obliga. Cambian las rutinas, los tiempos, los vínculos. ¿Cómo seguir adelante sin reinventarse? Poder disfrutar mi tiempo sin culpas, no depende de una etapa de la vida, sino de lo que considere culpas, las cuales pueden frustrar cualquier etapa de la vida.
–Si ya me reinventé varias veces a lo largo de mi vida laboral… ¿debo hacerlo otra vez?
–¡Claro! ¿Acaso no me reinvento al terminar mis estudios, para empezar a trabajar? ¿No me reinvento cuando dejo de ser soltero? ¿O cuando tengo un hijo? Esta también es una situación diferente, con cambios en muchos sentidos, a los cuales debo estar atento. Muchas personas que no saben cómo reinventarse se deprimen o padecen otras enfermedades. Cuando llegan a la consulta, nos ponemos a pensar en esas fantasías negativas respecto de la vejez. Entonces buscamos a través del trabajo analítico llegar a acomodarse a estos cambios tan temidos e inesperados, y concretar el pasaje que va de sentir que la vida “no tiene sentido”, a disfrutar de todo ese tiempo.
–¿Cómo enfrentarse a una agenda vacía de compromisos laborales?
–Sin duda que lo mejor es tener otras actividades en agenda antes de jubilarse. Es más natural traer esas funciones desde antes, que tener que ponerse a inventarlas, cuando no se las recorrió en los 30 o 40 años previos. De todas formas, la jubilación nos recuerda que es hora de poner en acción nuestra agenda, ocupándola, gradualmente, a partir de nuestros propios intereses.
–¿Qué actividades sugiere empezar?
–Primero, prestarle atención a una nutrición equilibrada; luego, una actividad física diaria, de preferencia grupal. También es muy importante el entrenamiento mental y el hábito comunitario en un entorno saludable. Y en caso de dependencia, la asistencia necesaria para lograr el desarrollo personal más adecuado según la necesidad de cada persona.
A nivel general, la expectativa de vida está relacionada con los hábitos y el entorno de la persona. Por eso, para vivir una vejez sana y tranquila, recomiendo seguir los consejos citados y acudir de manera periódica al médico.
–¿Qué pasa cuando este cambio provoca una crisis?
–Crisis viene del griego y significa separar o decidir. De eso se trata, de un momento de cambio, reflexión y toma de decisiones para acomodarse a esta nueva y saludable etapa de la vida. Aunque se asocie vejez con enfermedad, debemos asociarla con vitalidad. Amor, proyectos, vida social, trabajo, actividad física, disfrute, desarrollo personal, así como la madurez, pero con nuevas condiciones y desafíos.
–¿Es bueno armar una estrategia un tiempo antes de la jubilación?
–Citando a Joan Manual Serrat: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.” Por lo tanto, prepararse bien hace una enorme diferencia.
Dr. Alejandro Luis Bègue. Médico Psiquiatra. Psicogerontólogo. Miembro del Departamento de Adultos Mayores de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Especialista en Psicoanálisis de Adultos Mayores en consultorio, domicilios y geriátricos