Es una de las más antiguas y en sus comienzos se la utilizaba como remedio, ofrendas, trueques e incluso para pagar impuestos; un estudio de la Universidad de Harvard le atribuye propiedades que inciden de manera positiva en el funcionamiento del cerebro
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Versátil, dulce y aromática es una de las especies más antiguas que está presente en las cocinas alrededor del mundo. Se usa para potenciar el sabor de las comidas dulces y saladas y hasta en bebidas dándole un efecto especial, exótico, que deja a los comensales con ganas de más. Su uso no es solo culinario: sus propiedades nutricionales y rasgos medicinales ofrecen ventajas para el organismo.
La canela es multifacética y está compuesta por una sustancia conocida como “cinamaldehído”, responsable de su particular aroma y gusto. Excéntrica y noble, es halagada entre los partidarios de un estilo de vida saludable quienes la combinan en distintas preparaciones. La reconocida actriz de cine Gwyneth Paltrow, gurú de este tipo de hábitos, publicó un libro llamado “Tan Fácil”, donde comparte 125 de sus recetas predilectas y muchas de ellas, son a base de canela, por ejemplo, los cinnamon rolls.
Juliana Awada, ex primera dama, también la recomienda en su último libro “Raíces” donde comparte con el público algunos secretos de su cocina. La incluye en una de sus tortas preferidas: la “Carrot Cake de Chiara”. Según cuenta se trata de la receta de su sobrina y por ello “tiene un valor sentimental”. Además confiesa que le encanta prepararla con zanahorias recién cosechadas de su huerta.
Silvina Tasat, Licenciada en Nutrición y miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición, comenta que se trata de un alimento-condimento con características antioxidantes, antiinflamatorias y anticoagulantes. “Es una especie aromática cuyo uso se instauró en la cocina porque realza el sabor de las comidas y por las propiedades beneficiosas que tiene”, explica.
Un informe de la Universidad de Harvard publicado en la revista Harvard Health Publishing, destaca que su consumo reduce la inflamación del organismo y que incide de manera positiva en el funcionamiento del cerebro: mejora la memoria, potencia la atención y evita el deterioro cognitivo.
Algunos mitos señalan que la canela es una aliada para disminuir la glucosa en sangre y la presión arterial, sin embargo, Tasat cuenta que aún no hay pruebas científicas que avalen estas teorías.
La canela viene en formato polvo y es muy útil para incluir en infusiones calientes y preparaciones dulces como también en ramas para acompañar los platos de comida. Y sobre todo, “es muy buena para reemplazar de manera natural el azúcar y brindarle al paladar una diversidad de sabores”, resalta la especialista.
No obstante, Tasat destaca que al tratarse de una especie, no existen dosis diarias recomendadas de consumo. Resulta que, “para considerar a un alimento como fuente de nutrientes, vitaminas y minerales, se tiene que consumir determinada cantidad por día y en este caso, al igual que sucede con el resto de las especies, se usan cantidades bajas, muy pequeñas, entonces no se llegan a cubrir todos los requerimientos que el cuerpo necesita”, describe la nutricionista. Por el contrario, explica que hay que estar atentos, porque un exceso puede causar problemas colaterales y dañar por ejemplo, el hígado.
El origen de la canela
Se trata de una especie aromática que proviene de Sri Lanka aunque hoy su cultivo se extendió a gran parte del mundo. Considerada una de las más antiguas, su origen data de aproximadamente el año 2500 a.c. Al principio, se la utilizaba para cuestiones médicas, como remedio para hacerle frente a las gripes, los problemas respiratorios y los dolores corporales. Con el paso del tiempo, su producción se extendió a India y China como producto destinado a ofrendas y trueques, incluso, para pagar impuestos. Así, es como empezó a expandirse y cruzar fronteras. En Italia, por ejemplo, despertó la curiosidad debido a sus múltiples cualidades para fines culinarios.
La canela proviene de la corteza interna de un árbol llamado Canelo, que crece en zonas tropicales. El primer paso es extraerlas, luego se las enrolla una dentro de la otra hasta formar barras que se dejan fermentar por aproximadamente 24 horas. Acto seguido, se separan las capas, y a la interna, se la deja secar, primero a la sombra y después al sol. El resultado es la creación de las ramas listas para consumir que pueden llegar a medir hasta un metro de largo.
Hoy en día hay dos tipos principales: la casia que se produce en China e Indonesia y que se caracteriza por ser dura, gruesa y oscura y la Ceilán, propia de Sri Lanka, más liviana y de color claro.
“Como todo en la alimentación, siempre se recomienda que se mantenga un equilibrio y que sea variada, en sus cantidades justas, donde se consuma lo que el organismo necesita”, concluye Tasat.
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