Hacer una pausa para encontrarse con el otro y con uno mismo es clave para vivir mejor
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Entre mis lecturas, hace tiempo me topé con una que me dejó un mensaje especial. El cardiólogo uruguayo Walter Dresel escribió hace más de 20 años Toma un café contigo mismo, y su argumento sigue teniendo muchísimo peso.
En tiempos en los que estamos todos acelerados y no escuchamos ni razonamos demasiado, sentarnos a tomar un café con alguien es una rareza. Pero sentarnos a hacerlo con nosotros mismos es directamente una cita inexistente. No tenemos tiempo para los otros, y menos aún para nosotros. Pero si no nos hacemos el espacio propio, cada vez tendremos menos para darle al resto.
Tomar un café con uno mismo puede implicar leer un libro, escuchar un podcast o alguna playlist, pero también mirar el horizonte y evaluar nuestra vida. Lo cual, claro, puede darle miedo a muchos. A veces, no queremos parar porque tememos al vacío que puede producirse. O a las inquietudes que nos pueden abordar. La vorágine del hacer sin parar también nos permite evadir. ¿Cambiar de trabajo? ¿Evaluar cómo está nuestra pareja? ¿Discernir si lo que estamos haciendo es lo que queremos hacer con nuestra vida? ¿Entender si estamos viviendo o simplemente sobreviviendo? La respuesta de muchos frente a estos dilemas existenciales suele ser “no tengo tiempo para pensarlo”. Y lo que sucede es que van por la vida como zombies, en piloto automático y sintiendo lo menos posible.
Desde hace varios años se habla de la importancia de encontrar el propósito, ese motor que guíe la vida y nos permita hallar sentido y felicidad en todo lo que hacemos. Pero para encontrarlo es preciso escucharnos y sentarnos a pasar el rato con nuestra conciencia.
Hoy, que nadie escucha a nadie puede que el mejor camino sea empezar por uno mismo. Ahí, en ese silencio contemplativo al que nos puede invitar una taza espumosa, puede ser momento para preguntarnos cómo estamos viviendo. Y si la pregunta es demasiado inquietante, siempre se puede empezar por el lado más luminoso: comenzar agradeciendo por todo lo que tenemos y nos da felicidad en nuestra vida.
Y si se siente que uno lo tiene todo resuelto, dejo una inquietud: ¿qué vas a hacer en esta etapa de tu vida por tu bienestar y por asegurarte una vejez saludable? Podés pensar en actividades, hábitos, compañías. Invertir en salud, tanto mental como física, puede ser una de las mejores cuestiones existenciales para replantearse.
Los recomendados para mantener la mente en movimiento
Toma un café contigo mismo. Walter Dresel
En el aire. Silvana Schirripa
¿Por qué nos cuesta tanto si nos hace bien? Daniel Tangona
No estamos rotos. Andrea Bruno