Están al sur de Necochea, entre campos y bosques; ofrece piscinas recreativas, un spa y una casona centenaria con buena gastronomía
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El viaje es parte fundamental de la experiencia: para llegar a Médano Blanco Termas del Campo, a 45 kilómetros de Necochea, hay que atravesar un camino rural que se adentra en una estancia de 42 hectáreas de campo y bosque. Está a escasos cuatro kilómetros del mar y el médano Blanco que, con más de 100 metros de altura, es considerado un centro energético.
“El proyecto comenzó en 2006, cuando se constató la existencia de aguas termales. Tras las excavaciones, el gran hallazgo de agua termal se produjo a 680 metros de profundidad con una temperatura que oscila entre los 39 y 42 grados centígrados. El parque termal se inauguró el 1º de febrero de 2012″, resume Julio César Dolcetti, administrador de las termas.
Una casona, construida en 1925, declarada de Interés Público y Turístico de la ciudad, es todo un ícono de estas termas. Una suerte de reliquia a la que se le añadieron 5000 metros de infraestructura moderna, donde hoy funcionan dos piscinas termales cubiertas y un spa que ofrece tratamientos. A su vez cuenta con una piscina externa recreativa y dos hidromasajes al aire libre con agua termal.
“El agua es altamente mineralizada, del tipo salino sulfatada clorurada sódica y contiene otros componentes en menor escala como yodo, hierro, azufre, calcio y magnesio, ideal para tratar afecciones osteomioarticulares, reumas, artritis y artrosis, como también afecciones de la piel”, detalla Dolcetti.
Y añade que estas aguas tienen una comprobada acción analgésica y retrasan la evolución de procesos reumáticos e inflamatorios. También informa que favorecen la cicatrización, el tratamiento de úlceras, várices y acné. Como bronco dilatador natural, contribuyen al tratamiento de diversas enfermedades de las vías respiratorias, mejoran la circulación coronaria y cerebral y a nivel muscular son favorables para contracturas, tendinitis y rehabilitación postraumática.
“También son altamente recomendables para cuadros de stress, mejoran cefaleas, migrañas y neuralgias, producen un aumento significativo de las endorfinas traduciéndose en una sensación de bienestar y relajación”, continúa Dolcetti.
Además de las piscinas, el parque cuenta con un sector de spa y área terapéutica con agua termal en gabinetes individuales, tratamientos de fangoterapia y algoterapia, circuito hídrico con sauna, baño de vapor, hidromasaje y ducha escocesa; sala de relax, masajes equilibrantes y descontracturantes, tratamientos faciales y corporales.
Contra los dolores crónicos
Los visitantes también pueden recibir crenoterapia, como Hidroraquis para tratar afecciones dolorosas en la espalda, en especial lumbares, cervicales y dorsales o Hidrorelax, una técnica que se utiliza contra el estrés, dolores crónicos y artritis, que consiste en flotar relajadamente mientras los músculos son masajeados y las articulaciones movilizadas.
Más allá de las características terapéuticas de las aguas, diariamente se organizan actividades físicas como aquarelax, yoga o aquagym, que en invierno se llevan adelante en las piscinas de agua termal cubiertas, y en verano en la piscina recreativa descubierta.
Además, se puede disfrutar de caminatas, jugar en la cancha de bochas, fútbol 7, voley de playa o sumarse a las clases de stretching.
En la gran casona funciona un restaurante con una cuidada selección de platos de cocina fusión; próximo a las piscinas cubiertas también se ofrece un punto gastronómico de comida rápida, con variedad de ensaladas, tartas, sándwiches, licuados y servicio de cafetería.
Construida en 1925, vale la pena visitar esta casona original de estilo nórdico y completamente reciclada. Su historia se remonta a fines del siglo XIX, cuando en busca de nuevas oportunidades y tierras para trabajar, la familia dinamarquesa Rasmussen, con siete hijos varones, se instaló en la región, mayormente inexplorada para la agricultura.
Para su construcción se utilizaron materias primas importadas desde Dinamarca y materiales originarios de la zona, hasta llegar a tener sus propios hornos para la elaboración de ladrillos. Se inauguró en 1925 y durante sus casi cien años de historia se convirtió en uno de los establecimientos rurales referente de las costas de la zona sur de la provincia de Buenos Aires.
El parque abre de miércoles a domingo, de 10 a 17. Entrada general en el predio, 11.000 pesos (descuentos para menores y jubilados y por compra anticipada). Incluye el uso de piscinas, vestuarios, estacionamiento, sectores de picnic y enfermería.
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