La fascitis plantar es la retracción de un tejido fibroso conocido como fascia que se ubica en la planta del pie; el dolor es punzante y limita las actividades cotidianas; las causas y la manera de prevenirla
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A fines de noviembre de 2022, el multipremiado golfista estadounidense Tiger Woods, debió abandonar el torneo Hero World Challenge que se disputaba en Bahamas a causa de una fascitis plantar que se le generó en el pie derecho durante uno de sus entrenamientos. Tal como manifestó en las redes, esta situación le impedía caminar con facilidad. Dolor persistente y puntadas agudas en el talón son los síntomas que invaden a quienes padecen esta patología, que altera la calidad de vida de las personas.
Javier Furman, kinesiólogo y fisioterapeuta, explica que la fascitis plantar es la retracción de un tejido fibroso conocido como fascia que se ubica en la planta del pie y que tendría que ser resistente y elástico “porque es lo que nos da la propulsión para caminar y sobre todo para correr”. Cuando se contrae, “genera dolor”, suma el especialista. Para el médico deportólogo, Pablo Pelegri, tiene que ver con una manifestación que el cuerpo utiliza como mecanismo de defensa para avisar que se lo está sobreexigiendo o que está bajo demasiado estrés”. Según dice, este cuadro puede durar unas semanas o extenderse durante varios meses.
Este punzante dolor limita las actividades cotidianas de las personas ya que duele al caminar y moverse. Y si bien esta molestia es sencilla de diagnosticar ya que “se la determina simplemente presionando la zona afectada, es un poco más complejo determinar las causas que suelen asociarse con el estrés deportivo, aunque lo cierto es que son múltiples los factores que la pueden desencadenar”, destaca Pelegri. Cuando el dolor aparece, los especialistas recomiendan tratarlo lo antes posible, de lo contrario, puede transformarse en crónico y traer complicaciones, que según la Mayo Clinic, una entidad dedicada a la investigación y divulgación de contenido científico y médico, tiene que ver con problemas de rodillas, cadera o espalda.
¿Cómo se desencadena la fascitis plantar?
En términos de Pelegri, la fascitis plantar aparece cuando alguien hace un esfuerzo físico mayor al que puede tolerar, y esto aplica a todo tipo de personas, sean o no sanas. En definitiva, dice el médico, nadie está exento de sufrirlo. En primer lugar lo relaciona con la actividad física, en especial con el running o las caminatas: “Cuando se corren o caminan largas distancias y se acumula el impacto, puede pasar que personas sin ningún problema de salud previo y con los pies normales, desarrollen esta condición en donde se sobrecarga la fascia”, describe el médico.
Sumado a ello, “cuando la actividad se realiza sobre superficies duras, con un calzado inadecuado o sin estar lo suficientemente entrenado, también se puede disparar la fascitis plantar”, dice el deportólogo. Al respecto, desde la Mayo Clinic, agregan que otras de las posibles actividades desencadenantes pueden ser el ballet y la danza aeróbica debido a que ejercen mucha presión sobre el talón y los tejidos adheridos.
Por otro lado, la mecánica de los pies también puede estar relacionada con esta patología: “Los distintos tipos de arquitecturas: planos o con arco alto, tienen mayor probabilidad de inflamarse cuando se hace más esfuerzo de lo normal porque no tienen el apoyo adecuado. La forma en que se distribuye el peso corporal al estar parado o realizando alguna actividad, puede generar mayor tensión en la zona”, especifica Pelegri.
La obesidad es otro factor de riesgo: “Las personas con sobrepeso ejercen una presión adicional en la planta de los pies y a la larga, se les puede sobrecargar e inflamar la fascia”, detalla Pelegri. Por otro lado, un informe de la Mayo Clinic revela que los que ejercen profesiones en las que deben permanecer mucho tiempo parados, son otro de los grupos con mayores posibilidades de sufrir fascitis plantar: “Los trabajadores de fábricas, los maestros y otros empleos que pasan la mayor parte de sus horas de trabajo caminando o de pie sobre superficies duras, están más propensos”, aclaran.
El último aspecto que puede desencadenar la fascitis plantar está asociado con la rigidez de la cadena posterior del cuerpo que va desde el cuero cabelludo hasta los dedos del pie: “El problema es cuando la tenemos acortada o estamos compensando algún bloqueo pélvico, artrosis de rodilla o cadera o el mal apoyo ya que vamos a terminar comprimiendo el pie y tironeando la fascia”, ahonda Furman.
¿Cuáles son los síntomas?
Pelegri explica que el síntoma es concreto y no deja lugar a dudas: la fascitis plantar se manifiesta a través del dolor y la rigidez de la parte inferior del talón y en ocasiones también se extiende al resto de la planta del pie. “Se trata de una molestia punzante que suele incrementar cuando una persona está en frío o permaneció bastante tiempo inmóvil”. Por esta razón, puntualiza el experto, es común que el malestar aumente por la mañana, después de levantarse, como también tras haber pasado varias horas estático en una misma posición, ya sea por ejemplo trabajando o manejando.
Además, la fascitis plantar está asociada a una patología que se conoce como “espolón calcáneo” porque “cuando la fascia se empieza a tensionar y hay rigidez, comienza a calcificarse y a generar un espolón, que es como la aguja de una rosa, entonces cuando caminamos sentimos que nos pinchan de adentro para afuera”.
Dependiendo del caso, el dolor puede aparecer de manera repentina o paulatina. De todas maneras, “se trata de una aflicción inhabilitante que crece de menor a mayor”, menciona el kinesiólogo de la Fundación Favaloro y osteópata del Centro Kineos y de Odontología del Mar, Roberto Lowenstein (M.N. 11445). Y aclara que apenas aparece, hay que prestarle atención y tratarlo, de lo contrario, el tiempo lo intensifica y “es cada vez más difícil de revertir”.
¿Se puede prevenir?
Tal como dicen los especialistas, cualquiera puede desarrollar fascitis plantar, en especial los adultos. Sin embargo y como ocurre con la mayoría de las enfermedades, hay formas de prevenirla. En este sentido, Pelegri precisa que el primer paso es hacer foco en la actividad física, la cual insiste en realizar de forma gradual y siendo consciente de los propios límites. A quienes se inician en el mundo del deporte, recomienda aumentar la exigencia de los entrenamientos de a poco y “no hacer más de lo que uno está preparado”, dice. Y aquellos que quieran avanzar y desafiarse aun más, “se aconseja hacerlo de la mano de un profesional para estar guiado y supervisado”, remarca Pelegri.
En este camino, para Lowenstein, otro punto a destacar es la importancia de intercalar el ejercicio físico con períodos de descanso, elongación y flexibilidad, donde se estiren y reparen sobre todo los músculos de las pantorrillas, los isquiotibiales y las plantas de los pies. Por su parte, Pelegri añade la necesidad de usar un calzado adecuado, cómodo y que se adapte a la pisada de cada uno para evitar que el pie se comprima y se torne rígido. Y ello no solo está dirigido a los deportistas, “todos deberían usar zapatos que amortigüen la pisada en el día a día”, comenta el deportólogo. Por último, “mantener un peso adecuado es fundamental para evitar no solo los problemas de articulaciones, también de pisada”, menciona el experto.
Los tratamientos
“Esta patología, a diferencia de por ejemplo una que afecta un brazo, es una de las más difíciles de curar porque es una zona que se la usa de forma permanente, por lo tanto, al caminar todos los días, la falta de reposo absoluto limita la recuperación”, cuenta Lowenstein. Sin embargo, al tratarse de una inflamación, hay algunas estrategias que se pueden poner en marcha. Para Pelegri, “lo ideal es disminuir lo máximo que se pueda el impacto y el esfuerzo físico”. Al respecto, ambos especialistas coinciden en la eficacia de un tratamiento de crioterapia donde se expone la zona afectada al frío: “Se puede poner en el freezer una botella de hielo y cuando está congelada se la frota alrededor de la planta del pie para aliviar los síntomas”, revela Lowenstein. Otra alternativa, comenta Pelegri, es colocarse una bolsita de hielo o una compresa de gel durante diez a 15 minutos tres veces al día.
También hay una serie de ejercicios que se pueden realizar para apaciguar el dolor. De acuerdo al kinesiólogo, una opción es masajear la zona afectada con una pelota de ping pong. Además, sugiere hacer una buena elongación diaria. Uno de los movimientos que recomienda es pararse erguidos con la punta de los pies apoyados en el extremo de un escalón, sujetarse con las manos de los costados y suavemente subir y bajar las piernas. En este movimiento, se debería sentir que se estiran los músculos posteriores de las piernas y los de la planta del pie. Otra alternativa es “recostarse en el suelo y apoyar las piernas contra la pared en un ángulo de 90 grados”, menciona Lowenstein y explica que el objetivo es bajar los pies hasta tocar el piso y volverlos a subir”.
Tal como agrega Pelegri, quienes sufran un dolor demasiado punzante e intenso pueden recurrir a analgésicos, sin embargo lo único que harán es calmar momentáneamente el sufrimiento. Consultado acerca del uso de plantillas, el especialista puntualiza que tiene que ver con una herramienta que debe ser recetada por un profesional ya que cada caso es diferente y debe ser evaluado de manera independiente.
Por su parte Furman brinda un último consejo: “A veces tenemos la costumbre de subir escaleras apoyando solamente la parte anterior de pie y esto hace que se traccione la inserción de la fascia plantar en el talón y se empiece a irritar”. Por lo tanto, aconseja a quienes tienen que subir varios pisos por día, hacerlo con toda la planta del pie, desde el talón hasta los dedos, apoyada en el escalón. Y finaliza: “Lo mejor que podemos hacer es mantenernos en movimiento, hacer ejercicios propios de elongación de tobillos, RPG y gimnasia acuática como también cuidar la alimentación para asegurarnos tener una buena calidad y regeneración tisular”.
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