Anónimos y con estilo rural, Gardey, Vela, Azucena, Fulton y La Pastora son un buen complemento de un viaje a Tandil
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En los pueblos los paisajes nos resultan familiares: en el cotilleo de las vecinas o en sus almacenes de campo, bares de mesas de parroquianos que juegan al truco con ojos chispeantes de alcohol. Los gallos cantan y las gallinas cloquean de madrugada, los caballos flacos relinchan y espantan las moscas con su cola y aún resiste la casa abandonada. Allí también, el saludo con la mano y la cabeza inclinada y al pasar es moneda corriente, unas setenta veces por día, aproximadamente el número de posibilidades que existe de cruzarse con las mismas personas en el mismo puñado de manzanas.
En el otoño ya avanzado las veredas prolijas y no tanto de estos parajes con aroma a leña lucen su tapizado de hojas desgreñadas color marrón, y en la primavera las flores y las santa ritas trepan rejas y murallas de las casas bajas. O las rosas rojas, blancas y amarillas en los jardines frontales. Pero el tesoro oculto lo guardan sus historias mínimas, esas que unen las vidas de los personajes de los caseríos de Buenos Aires.
Los diversos pueblos y parajes que rodean Tandil son alrededor de 15 pero sólo algunos se abrieron al turismo: Gardey, María Ignacia Vela, Azucena, Fulton, La Pastora y De la Canal.
A 27 km desde Tandil, Gardey recibe a los visitantes con el canto de los pájaros, sus callecitas de tierra, y la amabilidad que caracteriza a los lugareños. Aquí se puede visitar la Capilla San Antonio de Padua para caminar y descansar luego en el arroyo Chapelofu, y, bajo la sombra de los arboles, disfrutar del silencio y los sonidos de la naturaleza. Los amantes de la pesca y la vida al aire libre también suelen acampar.
Si desea hacer un descanso y elige disfrutar de la gastronomía o de una tentadora picada al aire libre, el Almacén Vulcano es la opción ideal. Ubicado en la entrada al pueblo, justo en la esquina, fue el primer inmueble de mampostería construido en Gardey. Y cuenta con un espacio verde con mesas afuera para observar el atardecer de este pueblo. En la parte de atrás, de dicho almacén se encuentra el Museo de Malvinas, dónde se exhiben varios elementos de la época en homenaje a los caídos en combate.
Otras posibilidades: hacer cabalgatas programadas, visitar la Biblioteca Popular y las casas de artistas plásticos.
Siguiendo por el camino que une a Gardey con Vela se encuentra el Balneario Municipal. Altos árboles resguardan el lugar entre hamacas, y aguas cristalinas que se desploman entre las piedras inmensas. Es el lugar preferido para los que gustan de bañarse en aguas naturales acampar o comer un asado. Las instalaciones del predio cuentan con baños y parrillas, convirtiendo este espacio en un centro turístico y recreativo para la comunidad. Concentra una magia única, rodeado de campos verdes, fauna autóctona y la música natural que ofrece el agua.
A 9 kilómetros se llega al pueblo María Ignacia Vela, ubicado a 50 kilómetros de Tandil. Se trata de una localidad pequeña que mantiene un estilo antiguo de casas bajas de ladrillos a la vista.
Si bien la estrella turística de Vela es el balneario, vale la pena conocer diferentes sitios del paraje más poblado, como por ejemplo el museo histórico y de ciencias naturales Doctor Aurelio de Lusarreta donde se conservan elementos que reconstruyen la historia del pueblo.
Azucena se acomoda sobre el valle y despliega un paisaje serrano: todo parece estar en el puño de una mano; las sierras, la plaza del pueblo, lo que quedó del almacén de ramos generales, la iglesia, las casas bajas y sus habitantes. La entrada está a un costado del almacén 4 Esquinas, que forma parte del grupo de Turismo Rural Tandil, dónde se puede degustar un exquisito almuerzo al aire libre.
En el Paraje la Pastora, El Bar, funciona como la escuela de todas las cosas. Se puede ir un fin de semana a almorzar, con reserva previa y encargar prácticamente lo que uno desea. ¿Un lechón?. Allí se lo hacen y lo esperan.
A 38 km de Tandil por la ruta P. 74 en dirección a Ayacucho, para llegar a Fulton hay que seguir hasta el cruce de vías, y luego por un acceso consolidado de 8km. Los alfajores Estaful son famosos, y no vale perderse el almacén de Ramos General Adela, donde los productos regionales son pequeñas obras de arte de la gastronomía. Si lleva una bicicleta podrá adentrarse aún más en la naturaleza por los caminos rurales.
De la Canal es un pequeño poblado que conserva uno de los almacenes de campo más bellos. Se ubica a 35 km de Tandil, hacia el norte. Lasarte Hermanos tiene a disposición alimentos, ropa, artículos de bazar, ferretería, y también funciona como boliche. Abre de lunes a sábado con horario cortado; los domingos descansa.