Un cuerpo y una mente fuertes y estables son esenciales para mejorar la coordinación y estar bien emocionalmente
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El equilibrio en su más amplio sentido, atraviesa todos los aspectos en la vida de las personas. A nivel físico, permite tener un cuerpo sólido para realizar cualquier tipo de acciones y actividades, a nivel mental, permite tener control de los pensamientos, el entorno y las emociones. Para Rosana Gogorza, médica neuróloga, se trata de una cuestión integral en donde el cuerpo, la mente, el alma y el espíritu confluyen entre sí para fomentar una vida en armonía.
Las pasiones que uno tiene, lo que siente, lo que piensa, incluso la estructura ósea, hacen a la formación de los individuos y repercuten en su día a día. Factores aislados que se unen para estabilizar y potenciar a cada ser humano. Si bien cada aspecto se trabaja y fortalece por su cuenta, no hay que olvidarse que el resultado es global e influye en el bienestar físico y emocional.
El aspecto físico
El tema arranca por tener una buena estructura corporal, fundamental para mantener bajo control el centro de gravedad, estar fuertes y activos durante el día y, sobre cualquier terreno. Esta cuestión se refiere a la capacidad que tiene el cuerpo humano de permanecer estable y alineado, y si bien en la diaria puede pasar como algo desapercibido y hasta quizás no se le de mucha importancia, entrenarlo es esencial para fortalecer el organismo, lograr una buena postura y evitar lesiones.
En este sentido, existen dos tipos: el estático que es sinónimo de estabilidad y necesario para que la persona se mantenga erguida mientras no hay movimiento, y el dinámico, que se lo asocia con la capacidad para permanecer estables en una superficie que se mueve.
Sin embargo, esto no es una cuestión aislada ya que, son varios los factores que interactúan y van de la mano para tener un cuerpo equilibrado. Luis Parrilla, médico deportólogo y presidente de la Asociación de médicos del deporte, explica que el aparato locomotor, compuesto por el esqueleto y la musculatura, el sistema nervioso, en especial el cerebro y, los sentidos: el oído y la visión son los principales estímulos que entran en juego y que le permiten a las personas mantenerse firmes. Una falla en alguno de ellos, generará desestabilidad.
El equilibrio físico se trabaja, se fortalece, es un proceso que implica tiempo y paciencia. Maia Rastalsky, preparadora física comenta que se lo entrena a través de la fuerza muscular y que no hay límite de edad para hacerlo. Hay distintas técnicas para trabajarlo: se puede hacer con y sin elementos y sobre superficies estables como inestables.
Una buena salud muscular y ósea le va a permitir a las personas ser autónomas e independientes para moverse con soltura y no depender de otro. “Es importante aclarar que no hace falta ser deportista para trabajarlo, mas bien se lo recomienda practicar a todas las personas, de todas las edades ya que, con los años se pierde masa muscular”, resalta Rastalsky.
Los beneficios son múltiples y entre ellos se destacan la mejora en la coordinación, la eficiencia de los movimientos, el aumento de la resistencia muscular y sobretodo, disminuye el riesgo de lastimarse por caídas y golpes.
A nivel emocional
A través de los sentidos, entra la información, se capta el entorno y en consecuencia, la manera en que cada uno interpreta las cosas. Este hecho se funda en la formación y la historia de cada individuo. Según Gogorza, el desafío del ser humano es interpretar aquella realidad de la mejor manera posible para estar bien con uno mismo y con los otros.
En este contexto, entrenar la estabilidad no solo trae resultados físicos a largo plazo sino que además brinda bienestar emocional y entre sus virtudes también se esconden otras ventajas que no se ven a simple vista. “Hacer ejercicios de equilibrio te da confianza, seguridad, incluso desarrolla la concentración”, reflexiona Sandra Guerrico, profesora de pilates.
Cinco ejercicios para ganar estabilidad y confianza
Rastalsky brinda ejemplos, en este caso para hacer en terrenos llanos y recomienda practicarlos un rato todos los días. Además aclara que durante su ejecución es importante mantener el cuerpo recto y firme, sobretodo la zona media y mirar un punto fijo para evitar desestabilizarse.
Pararse sobre una pierna
Trabaja el cuerpo completo, fortalece la zona media, el tren inferior y promueve la coordinación.
- Ubicarse de manera recta sobre una superficie plana.
- Levantar de a poco una pierna con la rodilla flexionada.
- Mantener la postura durante unos 15 segundos o el tiempo que se requiera, puede ser más o menos.
- Repetir con la otra pierna.
Atención: otra variante es estirar la pierna en forma de patada y acompañarlo con el brazo contrario.
Subirse a un banco
Un aliado para ganar fuerza en los tobillos y rodillas.
- Se puede realizar con un banco, una silla o en escaleras, siempre y cuando sea un elemento estable y rígido.
- Subir con una pierna y mantener la otra flexionada a 90 grados.
- Permanecer unos segundos en aquella posición.
- Repetir con la pierna contraria.
Peso muerto
Este ejercicio aporta rigidez a las piernas y la zona media.
- Pararse sobre una pierna.
- Inclinar el torso en forma recta hacia adelante realizando una leve flexión de pierna.
- Dejar caer los brazos.
- Estirar para atrás la pierna contraria.
- Alternar los movimientos.
Patinador
Otro ejercicio efectivo para desarrollar la estabilidad de los músculos de las piernas, talones, zona media y torso.
- Dar pequeños saltos al costado con una pierna que debe mantenerse apenas flexionada.
- La otra pierna la acompaña y se mantiene en el aire.
- La postura debe mantenerse recta y los brazos actúan como impulso.
Un pie adelante del otro
Ayuda a mantener la postura erguida y desarrollar la estabilidad.
- Caminar en línea recta con un pie adelante del otro.
- Los brazos pueden ir al costado del cuerpo o en la cintura, por ejemplo.
- La mirada debe estar puesta en el frente.
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