Cómo lograr que los chicos dejen un poco la tele, la compu y la play, y se muevan un poco más
Pasan un promedio de 3 a 5 horas diarias frente a la tele o la compu, pero apenas dedican entre 2 y 4 horas semanales a hacer deportes o ejercicio físico. Así crecen los chicos hoy, y no es de extrañar que el sobrepeso y la obesidad infantil hayan tomado ribetes de epidemia.
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición publicada en 2007, el 31,5% de los niños de 6 meses a 6 años tiene sobrepeso, y un 10,4% de ellos es obeso. “En las últimas dos décadas se triplicó la prevalencia de la obesidad infantil”, señala el pediatra Mario Elmo, de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
La magnitud del problema es enorme dado que en la niñez se adquieren hábitos para toda la vida, e investigaciones recientes han demostrado que el proceso de la aterosclerosis y las alteraciones de los lípidos en sangre (colesterol y triglicéridos) comienzan en la infancia.
A esto se suman la discriminación, las burlas, el aislamiento y la baja autoestima que pueden afectar el rendimiento escolar y la integración social.
Un estudio realizado en España por investigadores de la Universidad de León determinó que cinco horas semanales de actividad física moderada ayudarían a prevenir la obesidad, ya que mejoran sensiblemente el índice de masa corporal (la relación entre el peso y la talla) en los chicos. Sin embargo, “vivimos en un ambiente obesogénico, que nos incita a comer más y a movernos menos”, dice el pediatra Elmo.
Es justamente el desbalance entre la ingesta y el gasto calórico el principal causante del sobrepeso infantil. Los espacios para moverse son cada vez más restringidos en los hogares y en las escuelas, la inseguridad suprimió la calle como lugar de juego, y la falta de medios o de tiempo aleja a las familias de los clubes y centros deportivos.
Malas compañías
El sedentarismo y los malos hábitos alimentarios suelen estar asociados. Según una encuesta realizada por la cadena de gimnasios Sportclub entre 300 chicos de 7 a 10 años, sólo el 45% de ellos realiza alguna actividad física fuera de las dos horas semanales de gimnasia en el colegio.
La mayoría no desayuna y el 85% no come frutas. El 60% lleva viandas o almuerza en el colegio, y entre los que almuerzan en casa, generalmente comen minutas (milanesas, salchichas, hamburguesas, fideos). Estas comidas rápidas y ricas en grasas e hidratos que deberían ser esporádicas se han transformado casi en un menú fijo.
Las extensas jornadas laborales conspiran contra una alimentación saludable y elaborada en casa, y también incentivan los pasatiempos pasivos como la televisión y los jueguitos. Un niño activo requiere más tiempo y dedicación, que suelen escasear cuando ambos padres trabajan o son familias monoparentales.
Sin embargo, hay cosas que se pueden hacer para mejorar la calidad de vida de los chicos:
- La primera es tomar conciencia de los propios hábitos y actitudes, y predicar con el ejemplo.
- Luego hay que erradicar costumbres perniciosas como el almacenar dulces, postrecitos y golosinas tentadoras al alcance de los niños.
- Evitar las gaseosas y jugos industrializados, y las comidas a entrehoras.
- Poner límites a la cantidad de tiempo que miran TV o están frente a la computadora.
- Darles una fruta o un sándwich casero para los recreos en lugar de dinero para el quiosco del colegio.
- En cuanto a la actividad física, “lo mínimo necesario en un niño es una hora diaria”, dice la profesora de Educación Física y especialista en Marketing Deportivo Roxana Blanco.
“No hace falta que se trate de un deporte competitivo. Lo importante es que haya recreación. A la mayoría de los varones les gusta el fútbol, pero hay otros a los que no, y no se debe obligarlos. Hay otras alternativas como el básquet, el tenis, la natación y las artes marciales. Estas últimas son muy recomendables para los que tienen problemas de conducta y atención, ya que además de una técnica se les imparte una disciplina. Para las nenas, ahora están en auge las escuelas coreográficas y de comedia musical, donde se divierten mucho y también se mueven”, dice Blanco.
Lo ideal es hacer actividades al aire libre, en contacto con la naturaleza. Pero cada familia debe evaluar cuál es la actividad o deporte que está más al alcance de sus posibilidades. Ante todo, “el ejemplo de los padres es fundamental”, concluye el doctor Elmo. “Somos capaces de increíbles sacrificios por nuestros hijos”.
Calzarse las zapatillas y acompañarlos con la pelota o la bicicleta es un pequeño esfuerzo, pero increíblemente significativo.
De pantallas y zapatillas
Realizando 60 minutos diarios de actividades moderadas o intensas, el riesgo de obesidad cae un 10%. Como contrapartida, “el riesgo aumenta un 12% por cada hora de televisión, lo que suele potenciarse con el consumo de alimentos y bebidas de alto contenido calórico inducidos por la publicidad directa sobre ellos”, señala el doctor Mario Elmo, de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
Más allá de apuntar a la TV como gran culpable del sedentarismo y la obesidad, existen experiencias positivas de su uso como motivador del ejercicio. En Finlandia, la serie Lazy Town ( www.lazytown.com , en la Argentina, por Discovery Kids), logró aumentar un 22% la venta de frutas y verduras bajo su marca, gracias al estilo de vida saludable que promueven sus personajes.
Su creador, el comediante y campeón nacional de atletismo Magnus Sheving, se propuso impartir, por medio de su personaje Sportacus, hábitos activos y no violentos. Este superhéroe a quien le gusta correr, saltar, bailar, comer frutas y verduras ya cautivó a miles de chicos en los 109 países donde se transmite la serie.
Dónde consultar:
- Sociedad Argentina de Pediatría: www.sap.org.ar
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