El turismo sustentable, la nueva manera de viajar, disfrutar de la naturaleza y relajarse
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Cuando se trata de viajar, las ganas sobran, diría cualquier fanático de los viajes. Y es que las escapadas son la excusa perfecta para conocer, explorar, probar. ¿Quién se niega a una? Hay opciones para todos los gustos, presupuestos y edades.
Según un estudio realizado por la Organización Mundial del Turismo (OMT), en los últimos diez años, esta actividad creció un 70% a nivel global. Las ciudades, la playa y la montaña están dentro de la lista de los lugares más visitados y aunque pueda sonar cliché, se los podría catalogar como los destinos clásicos. Pero de a poco se empiezan a escuchar alternativas que dejan a los visitantes fascinados por su rareza, su innovación y hasta por su simpleza.
A la hora de organizar un viaje son muchos los factores que entran en juego, algunos son evidentes como el costo y la movilidad, otros son invisibles a simple vista y tienen que ver con el impacto social y ambiental.
Remontándonos en el tiempo, se sabe que la pandemia llegó y revolucionó ciertos hábitos y conductas en las personas, además de que generó consciencia en cuanto a la importancia del cuidado del planeta y las comunidades. Tal fue el cambio que hasta modificó los paradigmas de los viajeros, quienes empezaron a optar por un tipo de viaje alternativo, una propuesta que sin pedir permiso gana terreno, una movida que llegó para quedarse, que no deja de sorprender y que suma cada vez más adeptos.
Se trata del turismo sustentable, donde se valora lo despojado y se enfatiza en la idea de sumergirse en lo primitivo. Una tendencia que se funda sobre tres pilares: el aspecto económico, social y ambiental. ¿Su objetivo? Vivir una experiencia transformadora.
Un informe de Despegar muestra que después de la pandemia, un 70% de los argentinos se inclinó por visitar destinos que les permitiera estar inmersos en la naturaleza. Su conexión aporta salud, reduce el estrés, la ansiedad y te conecta con la esencia personal. En este tipo de viajes también se prioriza insertarse en las comunidades autóctonas, conocerlas e interactuar.
Frente a un mundo tan incierto y en permanente cambio, el turismo consciente “mejora nuestra existencia, nos permite conocer con sentido y disfrutar de la hospitalidad”, comenta Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity.
Hay infinitas maneras de realizar un viaje de este tipo sin dañar al planeta: desde hospedarse en el medio de la naturaleza, hasta circular en bicicleta y comer platos autóctonos y de estación. Mociulsky explica que en estos últimos años creció la inclinación por el turismo aventura, una propuesta que además de ser sustentable propone desafiarse y salir de la zona de confort.
Y de eso también se trata esta tendencia: de ir por destinos atípicos e incursionar. Para la especialista, esta movida implica un cambio de valores “que fortalece la creatividad, la honestidad y la transparencia de las sociedades”.
Ecoturismo en primera persona
A 15 minutos del centro histórico de Paraty, un pintoresco pueblito de estilo colonial en el Estado de Río de Janeiro, Brasil, se esconde Aldeia Rizoma en el medio de la floresta brasileña, un oasis imperdible que invita a sus huéspedes a alejarse de la rutina diaria, descansar y recargar energías.
La propuesta consta de cinco cabañas elegantes y sencillas construidas a partir de materiales nobles y sustentables distribuidas en plena vegetación. El proyecto fue diseñado por su dueño: el arquitecto Marko Brajovic quien se inspiró en la simpleza.
El concepto parte de la idea de una convivencia entre lo ancestral y el futuro. Desde Aldeia comentan que el objetivo es la creación de experiencias transformadoras de consciencia e interconexión con la naturaleza.
Visitar el predio significa alejarse de la tecnología y olvidarse por unos días del ruido de las grandes ciudades. Y así fue el caso de Mercedes Vázquez, una ejecutiva porteña fanática de los viajes que estuvo ahí en abril y se entregó a la maravilla del lugar.
Según cuenta, lo que más le llamó la atención fue poder conectarse con los sentidos y valorar lo simple, “te olvidás del resto del mundo, los problemas desaparecen, ves las cosas como nunca antes las percibiste, todo te llama la atención”, dice Vázquez.
Durante el día se puede practicar yoga, disfrutar de programas de wellness, relajarse en el sauna, en las piletas de agua natural y vivir una experiencia gastronómica con la degustación de platos veganos. Los precios arrancan en unos US$150 la noche para una cabaña doble.
Muchas veces, en la vorágine del día a día, es posible no darse cuenta de ciertas cosas esenciales que se necesitan para llevar una vida equilibrada y en armonía. De esta manera, el turismo sustentable invita a serenarse y volver a las raíces. Son lugares que despiertan los sentidos, que llevan a reflexionar, que nos nutren y llenan el alma. De eso se trata: hacer que cada viaje deje una marca, una huella en las personas, en el bienestar social y ambiental.
Claves para viajar de forma responsable
- Consumir productos locales y de estación.
- Minimizar la cantidad de residuos.
- Llevar un termo para recargarlo en vez de comprar botellas.
- Elegir alojamientos sustentables y ecológicos.
- Circular en bicicleta o cualquier vehículo libre de combustible.
- Sumergirse en la cultura local e interactuar con las comunidades autóctonas.
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