Robert H. Shmerling, especialista de esta prestigiosa universidad, indica que bañarse a diario puede tener efectos negativos en la salud
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Bañarse es un hábito cotidiano. Una costumbre instalada en la sociedad que permite higienizarse y sacarse la “mugre” acumulada. Algunos lo hacen a la mañana y aprovechan el momento para despabilarse; otros prefieren ducharse a la noche antes de acostarse. A simple vista se trata de un ritual que no se cuestiona y que atraviesa a todas las personas alrededor del planeta. Sin embargo, un especialista de la Universidad de Harvard pone en jaque esta práctica cotidiana y advierte que puede tener efectos negativos en la salud.
En el informe titulado Showering daily, is it necessary? - Ducharse a diario, ¿Es necesario?-, Robert H. Shmerling, editor senior de Harvard Health Publishing, expone los beneficios y las desventajas que conlleva bañarse todos los días. Según menciona, entre las razones que incitan a la gente a hacerlo se destacan que quita el olor corporal, sobre todo después de hacer ejercicio y que ayuda a despertarse y refrescarse. En el otro extremo, señala que bañarse y frotarse la piel de manera constante remueve los microorganismos que viven en ella y que actúan de barrera protectora contra virus y bacterias.
No obstante, el tiempo que se le destina al baño y a la higiene personal es relativa y varía de acuerdo a cada cultura, al estilo de vida, la educación y las costumbres. Aunque también destaca Shmerling, en ocasiones, tiene que ver con una cuestión de marketing: “En muchos casos, este hábito es influenciado por las industrias de belleza y cosmética. ¿Alguna vez notaron que las instrucciones de las botellas de shampoo dicen ´hacé espuma, enjuagá y repetí´?. Pero lo cierto es que no hay razón alguna para lavarse dos veces el pelo. Entonces es más bien una estrategia de ventas que un beneficio para el cabello”, señala el experto en el informe.
Al respecto, la empresa alemana de griferías y sanitarios Hansgrohe, realizó una investigación para conocer cuánto tiempo las personas alrededor del mundo le destinan a este momento y descubrió que México tiene la tasa más alta: el 75,3% de su población confesó bañarse todos los días. En segundo lugar se encuentra Colombia y España con un 71,4%, mientras que el tercer puesto fue para Australia: 65,8%. Rusia y Reino Unido, integran la lista de los países que menos se bañan y Brasil por ejemplo, de los que lo hacen dos veces por día. A contracara de ello, Shmerling revela que en China, la mitad de la población reportó darse una ducha nada más que dos veces por semana.
En este contexto, cabe preguntarse, ¿es conveniente bañarse todos los días? Graciela Manzur, jefa de cátedra y división dermatológica del Hospital de Clínicas José de San Martín (M.N: 63141), expresa que la frecuencia es relativa a cada persona y que lo ideal es que se realice según la necesidad de cada uno, el tipo de piel, la actividad física desarrollada y la época del año. “Todos sabemos cuándo nuestra piel está sucia, si tiene sudor, sebo, células muertas, obstrucción de folículos pilosos, aumento de la proliferación bacteriana y mal olor”, precisa y agrega que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el baño completo -pelo y cuerpo- sea cada tres días y diario solo para el cuerpo.
Por su parte, el médico clínico del Hospital de Clínicas José de San Martín, Ramiro Heredia, coincide con Shmerling: “El baño o ducha diaria es una costumbre que tenemos muchos, aunque al parecer, es un fenómeno más cultural que necesario para el normal funcionamiento de nuestro cuerpo”, menciona el médico y sus argumentos giran en torno a que “al bañarnos con agua y jabón, no solo modificamos nuestro olor corporal, removemos el sudor y, las partículas y células muertas de nuestra piel, también la exponemos a que se reseque y le quitamos las bacterias que están presentes en ella y que forman parte de nuestro sistema inmune”.
Además, resalta otro aspecto que tiene que ver con una visión más global: “Sabemos que el agua escasea en el mundo y que incluso muchas personas ni siquiera tienen acceso, por lo tanto, reducir la frecuencia del baño, es una manera de contribuir con la sustentabilidad y el medio ambiente”.
¿Cómo impacta en la salud bañarse todos los días?
En términos de Shmerling, las consecuencias del baño a diario incidirán sobre todo en la piel y el cabello: “La piel contiene una capa de aceite natural y microorganismos que nos protegen de contraer enfermedades, desarrollar infecciones o reacciones alérgicas”. Por lo tanto, asearse de manera constante especialmente con agua caliente y productos de higiene artificiales y antibacterianos tales como jabones, shampoos y acondicionadores, “pueden matar dichas bacterias, remover la protección y dejar a la piel totalmente expuesta y vulnerable al medio ambiente”.
Sucede que, para que nuestro sistema inmune funcione de manera correcta y produzca anticuerpos, “necesita estar expuesto a la estimulación del medio ambiente y a todo tipo de microorganismos. Por esta razón, algunos pediatras y dermatólogos desaconsejan el baño diario a los niños ya que a largo plazo podría debilitar su sistema de defensas”, añade Shmerling.
Además, “el agua de la ducha puede contener sales, metales pesados, cloro, pesticidas y químicos que podrían ser dañinos”, destaca el especialista de Harvard. Frente a este contexto, Manzur agrega que los baños prolongados y en exceso, pueden “causar una alteración de la barrera cutánea, resquebrajar e irritar la piel, provocar picazón, sequedad y entonces al rascarse, pueden ingresar gérmenes”.
Pero hay más. Durante este ritual de limpieza, el pelo también se verá comprometido. Así lo explica Vanina Gegdyszman, dermatóloga tricóloga, fundadora y directora médica de Vhair medicina capilar (M.N: 144999): “En el cuero cabelludo, que es la piel que recubre la parte superior de la cabeza y desde donde crece el vello, viven millones de microorganismos que deben estar en equilibrio para garantizar la salud capilar”, dice la experta.
En este sentido, la dermatóloga menciona que es importante saber la frecuencia ideal con la que cada uno se lo tiene que lavar y de qué manera, ya que variará de acuerdo al tipo de pelo que se tenga. Para los que tienen el cuero cabelludo graso, que se ensucia dentro del mismo día, si bien tiene que ver con una cuestión hormonal, “la clave es buscar un shampoo antigrasa”. No obstante, “como se trata de un producto con componentes fuertes, lo mejor es que al día siguiente se utilice uno suave para contrarrestar su efecto”, destaca Gegdyszman. En relación con la frecuencia del lavado, en estos casos amerita que sea todos los días, a lo sumo cada dos. Por otro lado, cuando se trata de un cabello seco, lo mejor es hacerlo con agua tibia, productos nutritivos y día por medio para evitar que se genere caspa. Aquellas personas que tengan el cuero cabelludo normal, que tarda entre un día y medio y dos en mancharse, “pueden elegir lavarlo a diario o intercalado”, expresa la dermatóloga.
Consultada acerca de la mejor manera de bañarse, Gegdyszman enfatiza en que no es tan relevante la frecuencia sino que “hay que hacer foco en la manera de hacerlo: cuál es el shampoo, el acondicionador y el jabón correcto para mi piel y cabello”. Por su parte, Manzur sugiere el uso de jabones con PH ácido -al igual que el de la piel-, no perfumados y cremosos como también de syndets, detergentes sintéticos que ayudan a mantener el cutis en equilibrio y preservar la integridad: “Los syndet limpian suavemente sin eliminar los aceites naturales y la humedad de la piel, evitan la sequedad y la sensación de tirantez”, suma Manzur. Además, destaca que “el shampoo no debe utilizarse para lavar el resto del cuerpo porque muchos de ellos contienen componentes nocivos para nuestra piel como sulfatos, parabenos, siliconas, fragancias sintéticas y colorantes”.
Y en relación con la periodicidad, Shmerling detalla que si bien no hay una regla estipulada ni universal, no es necesario bañarse todos los días a menos que se tengan motivos, por ejemplo, que se haya transpirado o que se tenga la sensación de estar sucios. En este sentido, aconseja que sea breve: que no dure más de cuatro minutos y que el foco esté puesto en las axilas y la ingle. A su vez, “lo recomendable es secarse presionando con la toalla o dando pequeños golpes. Lo ideal es evitar frotarse ya que puede generar picazón”, revela Manzur. Y “dentro de los tres minutos de terminado el baño, se recomienda colocar cremas humectantes que ayudan a la piel a conservar la hidratación”, añade la experta.
Una ducha caliente despabila a la mañana, reconforta después de un día intenso y sobre todo higieniza. Se trata de un momento para uno donde por unos minutos el mundo debajo del agua parece detenerse. El desafio pasa por encontrar la manera y la frecuencia más acorde al estilo de vida de cada uno.
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