La psicóloga clínica, Inma Puig habla de la importancia de la sostenibilidad emocional en el ciclo “Aprendemos Juntos 2030″, la plataforma del BBVA que emite sus contenidos en forma exclusiva por LA NACION
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La psicóloga clínica española, Inma Puig, lleva más de 40 años ejerciendo su profesión en variedad de ámbitos como el empresarial, militar, deportístico e institucional. A pesar de las diferencias, recalca que el común denominador de estos ámbitos es que están constituidos por personas.
Puig es una de la pioneras en Psicología en hablar sobre lo que es la “sostenibilidad emocional”. “Hoy entendemos que sostenibilidad es el consumo responsable de los recursos, pero teniendo en cuenta que estos recursos se van a poder mantener para necesidades futuras. Es un termino que apareció en 1987 por el informe Brundtland que solicitó la ONU para averiguar cómo impactaba la economía en los recursos naturales”, sostiene la psicóloga. De todas maneras, para ella, esta cosmovisión de la palabra sostenibilidad está asociada al medioambiente, a los recursos y otras cuestiones necesarias para la supervivencia, pero deja de lado algo fundamental: las emociones.
Las emociones están en todos los aspectos de la vida y son innatas al ser humano. Para la profesional se debe comenzar a priorizar las emociones y el manejo de éstas para lograr bienestar a futuro. “A veces me sorprende lo que se invierte en la inteligencia artificial y lo poco que se invierte en las emociones que es algo que nos impacta a todos”, declara.
De todas maneras, hoy en día con la importancia que se le está dando a la salud mental hay más personas que están invirtiendo tiempo y recursos económicos para tratar sus emociones y las de sus colegas. Incluso, la misma Puig es una referente, ya que en el año 2003, fue nombrada como responsable de Psicología en el exitoso Fútbol Club Barcelona. Allí trabajó mano a mano con el primer equipo de fútbol y ayudaba a los jugadores a que se enfocaran en su sostenibilidad emocional. “Consistía un poco en que el jugador pudiera dar todo de sí, pero teniendo en cuenta que no terminaran exhaustos, que se mantuvieran en el tiempo y se tomen como prioridad”, cuenta.
Según Puig la vida se divide en dos caminos: el corto y difícil y el largo y asequible; se suele elegir el corto y difícil, pero lo que muchos pasan por alto es que el que rinde mejor y más ayuda a largo plazo es el largo y asequible.
Algo relacionado con esto y con la importancia de darle prioridad a las emociones es el saber escuchar: “no sabemos escuchar mucho, no lo tenemos como hábito porque no nos lo han enseñado. Es increíble la cantidad de cursos que hay para aprender a hablar y no para aprender a escuchar. En la vida lo más importante lo aprendemos escuchando”.
Escuchar es abrirse a horizontes nuevo, es un regalo del que pocos son conscientes. Para Puig equivale a estar en una habitación a oscuras y que alguien hable y se haga la luz y se empiecen a ver cosas que antes no se veían. “Uno de los momentos más genuinos del ser humano es cuando alguien pregunta y escucha al otro responderle”, explica.
Sin embargo, todo lo relacionado con las emociones sigue siendo visto como un indicio de vulnerabilidad. Existe la falsa creencia de que si se expresan los sentimientos, otros pueden hacer daño con eso, pero este mito es el que hay que ir derribando de a poco según Puig. “Las personas frías y duras son una especie a extinguir, el pasado ha sido de los fuertes físicamente y el futuro es de los sensibles”, incentiva la psicóloga.
Todos tienen problemas personales, a algunos ciertas cosas les cuestan más que a otros. Lo cierto es que todos necesitan lo mismo para estar bien, lo que cambia es la dosis: algunos necesitan ser reconocidos, cuidados y esuchados. “Diría que somos adictos al reconocimiento, enseguida buscamos hacer otra cosa que también nos de reconocimiento del resto. Somos tacaños y egoístas, cuando mirás a otro pocas veces lreconoces lo bueno que tiene, se suele destacar todo lo malo”, dice Inma Puig para referirse a la dicotomía que existe entre disfrutar del reconocimiento y lo difícil que es reconocer el buen labor a otros.
En síntesis, no solo se trata de aplicar la sostenibilidad emocional en la vida propia sino aprender a escuchar a los demás y gestionar el tratamiento de las emociones en colegios, empresas, trabajos y más.
“Normalmente asociamos innovación con tecnología, pero en el diccionario dice que eso es hacer lo mismo que se hacía pero con la intención de mejorarlo. Si no hacemos la revolución emocional no nos va a servir nada el haber pasado por una revolución industrial en el pasado o tecnológica en el presente. En esta todos van a salir ganando y vale la pena que nos convirtamos todos en revolucionarios emocionales”, concluye.
Podés disfrutar de la charla completa que compartió la psicóloga española en Aprendemos Juntos 2030, la plataforma del BBVA con contenidos útiles e inspiradores para mejorar la vida de millones de personas de todo el mundo que desde mayo se emiten en forma exclusiva por LA NACION.