Para proteger la extrema vulnerabilidad de los pacientes en diálisis, las 3 asociaciones de prestadores de todo el país consensuaron que en casos sospechosos o confirmados de Covid-19 deben ser aislados e internados en algún centro de salud para recibir diálisis allí mismo mientras se sigue su evolución por el virus.
"El objetivo es claro –explica Miguel DIscépolo, presidente de la Confederación de Asociaciones de Diálisis de la República Argentina (Cadra)-. Hay que evitar que ese paciente sospechoso o contagiado sea vector de la infección. Este virus en un centro de diálisis es un reguero de pólvora".
Fallecidos en Chaco
En Chaco, sin embargo, esta modalidad de atención no se cumple: ahí, aunque los pacientes sean positivos para Covid-19, siguen recibiendo terapia de reemplazo renal en el mismo centro donde concurren otros dializados sin infección.
"En Resistencia el único hospital con camas para diálisis es el Perrando. Son pocas máquinas y allí atendemos a los enfermos crónicos en todos los turnos. Los pacientes sospechosos o con Covid-19 clínicamente estables se quedan en sus domicilios y se los lleva y trae a su centro de diálisis habitual, pero en días y horarios distintos del resto", explica a LA NACION la doctora María Elisa Flores Barro, directora de Epidemiología de esa provincia.
Alejandro Kohn Tulli es director médico de Fresenius Medical Care, una multinacional especializada en enfermedad renal crónica con sede en la Argentina que tiene, entre otros, un centro en la ciudad de Resistencia, donde se atienden más de 200 pacientes, incluidos los 5 insuficientes renales que murieron por Covid-19 en el Chaco.
"Realizar diálisis a las personas sospechadas o infectadas en el mismo lugar adonde van no infectados no es lo mejor –señala Kohn Tulli-. Pero no tenemos más opción y lo hacemos con todos los cuidados: vienen martes, jueves y sábados, no se cruzan con el resto de los pacientes y se desinfecta todo. Le dijimos claramente al Ministerio de Salud de Chaco que habría que aislarlos e internarlos en algún centro de salud para que sigan ahí con su diálisis. Dijeron que no tienen camas. Les dijimos también que llevamos las máquinas para hacer el procedimiento. Pero no tuvimos respuesta".
30.000 pacientes en el país
Fresenius y otra multinacional, Diaverum, integran la Cámara Renal, que junto con la Cadray la Asociación de Diálisis de CABA y Provincia de Buenos Aires dializan en 470 centros de diálisis al 95% de los 30.000 pacientes insuficientes renales del país.
"Los pacientes tienen 3 sesiones semanales y deben romper la cuarentena para seguir viviendo porque la diálisis reemplaza la función del riñón –afirma Discépolo desde el hospital Español de Mendoza, donde es Jefe de Trasplantes-. Son pacientes delicados, uno de los grupos de riesgo para el Covid-19 junto con los hipertensos, los diabéticos y los cardiópatas. Si tenemos en cuenta que un 60 o 70 por ciento de los insuficientes renales son diabéticos, hipertensos o ambos, se suman comorbilidades. La mortalidad puede ser de hasta al 25 por ciento".
Triple triage
"Pusimos en marcha un triple triage –continúa Discépolo, que es pariente lejano del famoso compositor-. Primero, entrenar a la familia para que esté atenta a algún síntoma de infección; segundo, que un operador tome la temperatura del paciente con un termómetro infarrojo durante el traslado y finalmente volver a chequear temperatura al llegar al centro de diálisis, donde además responde un cuestionario".
"Puede ocurrir que el paciente, por temor, enmascare algún síntoma, por ejemplo fiebre, tomando un antitérmico –dice Kohn Tulli-. Esto pasó en Chaco, con alguien que falleció, pero que antes contagió a otros. En América Latina, entre poblaciones muy carenciadas, algunos ocultan síntomas porque temen quedarse sin su única comida del día, que se les entrega después de diálisis, o sin su sesión. Deben entender que es importante decir la verdad y que no perderán ni la sesión ni la vianda".
El nuevo consenso indica que si se identifica un caso sospechoso se pide "canal rojo para PCR para acelerar el diagnóstico, que en grandes ciudades llega en 12 horas" agrega Discépolo. En tanto se espera la confirmación, el paciente debe ser aislado e internado y allí mismo recibir sus sesiones de diálisis."Si no tienen equipo nosotros lo llevamos", enfatiza el nefrólogo. Sólo si supera la infección vuelve al centro de diálisis donde se trata habitualmente.
Una recomendación peligrosa
Alfredo Casaliba, de la Asociación de Diálisis de CABA y Provincia de Buenos Aires, que atiende al 45% de los pacientes dializados del país, indica que el 7 de abril el Ministerio de Salud recomendó que los pacientes con síntomas leves de Covid-19 –el 80% de los casos- podían quedarse en su casa y concurrir al centro de diálisis para ser atendidos en forma aislada del resto.
"No coincidimos. Ese paciente puede contagiar a otros pacientes y al personal de salud –dice Casaliba. El ministerio hace las recomendaciones, pero los que estamos en el frente de batalla somos los prestadores."
La Organización Mundial de la Salud (OMS) parece darle la derecha a los expertos: en un documento del 17 de marzo pasado indicó que los pacientes con síntomas leves deben quedarse en casa, a menos que sufran alguna condición que necesite aislamiento en internación, como por ejemplo la insuficiencia renal.
Otro problema para los prestadores "es la deuda que el sistema de salud mantiene con nuestro sector –dice Carlos Mendieta, de la Cámara de Terapia Renal-. Heredada de la administración anterior, sufrimos desfinanciamiento por la falta de pagos y el retraso del valor de las prestaciones. Con la pandemia, nuestros insumos aumentaron a cifras siderales. Un barbijo N 95 costaba 80 pesos y ahora 800. Necesitamos proteger a los pacientes y al personal. El coronavirus pone en jaque a todos, pero afecta más a sectores de extremo riesgo y vulnerabilidad, como los pacientes en diálisis".