Albania, en la península balcánica, recibe cada vez más visitantes y se consolida en el mapa turístico del Viejo Continente; además de sol y mar, se puede disfrutar de ciudades cargadas de historia
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Considerado el país más cerrado de la antigua órbita comunista, al sureste de la península balcánica, Albania asoma al turismo internacional como “el nuevo Caribe de Europa”.
Mientras las agencias de turismo empiezan a ofrecerlo cada vez más, Albania se consolida como el destino elegido por miles de viajeros de todo el mundo que cada vez más llegan hasta allí para descubrir sus playas de ensueño.
Albania es un país pequeño con costas en los mares Adriático y Jónico. Muchos comparan sus playas con esas postales idílicas de aguas cristalinas de República Dominicana, Cuba o México. Pero estas arenas son europeas y están desperdigadas entre paisajes montañosos, con los Alpes albaneses que cruzan su interior, entre sitios arqueológicos, castillos y antiguas ciudades llenas de historia.
Además, en términos comparativos, es relativamente más económico que visitar otros países de Europa. Y si se viaja desde la Argentina, para ingresar no se necesita un visado especial y se accede a un permiso para permanecer en el país por 90 días al llegar a cualquiera de sus fronteras.
El boom del verano
Ya sea para adentrarse en la historia a través de los restos arqueológicos de la antigua ciudad de Apolonia o tomarse un break en una de las playas de la Riviera albanesa, la mejor época para visitarla es entre mayo y septiembre. Según datos publicados en la plataforma kiwi.com, a partir de las reservas realizadas en los últimos meses, para viajes durante el verano boreal 2024 en comparación al mismo periodo de 2023, Tirana, en Albania, figura entre las rutas que más suben en el interés de los españoles para el próximo verano.
En realidad, no es un dato nuevo de este año. A partir de la pandemia, el país balcánico ha registrado un aumento progresivo de alrededor del 20-30 por ciento cada año. Según ONU Turismo, en 2023 fue el cuarto país que registró el mayor incremento de llegadas de turistas internacionales, con un crecimiento del 56 por ciento en comparación con 2019. En 2022, había recibido 7,5 millones de llegadas de turistas internacionales y mientras que en 2023 fueron 10,1 millones, sin dudas, muy lejos de otros destinos tradicionales, pero con marcadas cifras de crecimiento.
Más allá de sus otros atractivos, las playas de Albania parecen inspiradas en algunos destinos caribeños y son la principal causa de su fuerte proyección hacia el turismo internacional. Al sur del país, la costa del mar Jónico configura un paisaje inolvidable por su belleza que combina con otros elementos. Dentro de esta zona, uno de los puntos más destacados es Ksamil, un pueblo y antiguo municipio de la riviera del sur de Albania, y parte del Parque Nacional de Butrinto, reconocido por sus pequeñas islas accesibles a nado o a bote, sus aguas turquesas y su arena blanca.
Al mismo tiempo, la playa de Dhermi también sobresale como uno de los destinos más populares de la Riviera Albanesa, con un imponente marco de montañas y aguas azules, ideales no solo para la tranquilidad sino también para las actividades acuáticas. Su pequeño centro histórico es otro atractivo por sí mismo y el complemento ideal de un día de playa. También se puede visitar la ciudad de Himarë, con increíbles playas y un casco antiguo repleto de hitos históricos.
A su vez Tirana, la capital, presenta una interesante variedad de atractivos turísticos que se complementan también con playas urbanas. El punto de partida para recorrerla puede ser la Plaza Skanderbeg, el corazón de la ciudad, desde donde se puede visitar el Museo Nacional de Historia y el colorido distrito de Blloku, famoso por su vida nocturna.
Berat, “la ciudad de las mil ventanas”, se destaca como otro highlight urbano para visitar. Es una de las ciudades más antiguas de Albania, reconocida incluso por la Unesco por su arquitectura única. Entre las joyas de esta ciudad figura el Castillo de Berat, que fue quemado por los romanos en el año 200 a.C.; el famoso Museo Onufri, localizado dentro de la Catedral de la Asunción de Santa María del siglo XVIII y otros edificios santos como la mezquita de plomo, la del rey y la de los solteros o el puente de Gorica, sobre el río Osum, uno de los lugares más especiales de Berat.
Para los fundamentalistas del senderismo y la naturaleza otro destacado es el Parque Nacional de Llogara, con vistas panorámicas en altura del mar Jónico y la impresionante Riviera Albanesa. Mientras tanto, aquellos curiosos por la historia se encontrarán en la ciudad de Butrint con ruinas arqueológicas de las épocas griegas, romanas y bizantinas.
Un poco de historia
El actual territorio albanés fue, en diversos momentos de su historia, parte de la provincia romana de Dalmacia (sur de Ilírico), de Macedonia y de Mesia Superior. La república moderna consiguió su independencia tras el colapso del Imperio Otomano en Europa como resultado de las Guerras de los Balcanes, desarrolladas entre los años 1912 y 1913. Albania declaró su independencia en 1912 y fue reconocida al año siguiente. A partir de entonces, el país se constituyó como principado, república y reino hasta su invasión por tropas italianas en 1939. Italia creó la Gran Albania, que en 1943 pasó a ser protectorado nazi. En 1944 se creó una democracia popular socialista bajo el liderazgo de Enver Hoxha y el Partido del Trabajo de Albania, que gobernaron el país hasta la disolución de la república socialista y la creación de la República de Albania, en 1991.
En la actualidad Albania es una democracia parlamentaria con una economía de transición. Su capital, Tirana, es el centro económico, político y cultural del país. Las reformas destinadas a crear un mercado libre han abierto el país a las inversiones extranjeras, especialmente en el desarrollo de energía e infraestructuras de transporte y en los últimos años, la apertura alcanzó también al turismo.