Entre el 40 y el 60% de los casos se resuelve un programa de dieta y ejercicios
Como visitante relativamente frecuente del embarazo, la diabetes gestacional suele generar angustia y ansiedad entre las mujeres que reciben ese diagnóstico, que muchas veces se imaginan atadas de por vida al uso de insulina o que temen que este trastorno de los niveles de azúcar en sangre afecte al bebe en gestación.
Pero a no desesperar. "A diferencia de la diabetes pregestacional [la que se diagnostica antes del embarazo], la gestacional no se asocia a complicaciones como las malformaciones congénitas y, además, cuando es tratada en forma adecuada el pronóstico para el bebe es excelente", dijo a La Nacion el doctor Gustavo Leguizamón, jefe de la Unidad de Embarazo de Alto Riesgo del Cemic.
De los problemas que puede causar una diabetes gestacional no controlada, el más frecuente es la llamada macrosomía: "es el crecimiento del bebe que va más allá de su potencial genético, y que puede traer dificultades durante el parto", explicó Leguizamón, que agregó que esto puede ser prevenido con el control de los niveles de azúcar en sangre durante el embarazo.
Controlada, lo que usualmente se obtiene con un programa de dieta y ejercicios, la diabetes gestacional tampoco afecta a la madre, cuyos niveles de glucosa (azúcar) en sangre retornan a niveles normales después del parto. "Sólo en un porcentaje menor se recurre al uso de insulina para controlar los niveles de glucemia", agregó el doctor Leguizamón.
Una demanda no satisfecha
¿Qué es lo que ocasiona esta diabetes transitoria, que desaparece una vez finalizado el embarazo? "Se cree que la diabetes gestacional es el resultado de ciertas hormonas que produce la placenta para mantener al feto saludable –explicó Leguizamón–. Estas hormonas actúan también sobre la madre, haciendo que le cueste más absorber la glucosa que circula por la sangre."
Ante esta dificultad, el cuerpo necesita más insulina para procesar la glucosa, una demanda extra que no todos los páncreas son capaces de satisfacer. "En las mujeres en las que el páncreas no da abasto a estos nuevos requerimientos, los niveles de glucosa tienden a subir en exceso después de las comidas", agregó el especialista.
Esto ocurre en alrededor del 10% de los embarazos. Y es lo que le ocurrió a Virginia Fernández Maldonado en su segundo embarazo. "Me angustió más pensar a futuro, en la posibilidad de tener una tendencia aumentada de desarrollar diabetes después del embarazo, que en la diabetes gestacional que pude controlar con una dieta baja en hidratos de carbono y con caminatas", contó Virginia.
Examen de rutina
Virginia recibió el diagnóstico de diabetes gestacional en uno de los estudios de rutina de su embarazo. Este trastorno de los azúcares en sangre suele ser diagnosticada entre las semanas 24 y 28, ya que es entonces cuando los médicos piden un estudio de "carga de glucosa", en los que a través de un análisis de sangre realizado luego de una ingesta de agua con glucosa se determina si existe alguna dificultad en su absorción.
En caso de que se confirme esa dificultad, el tratamiento inicial es una combinación de dieta y ejercicio. "Entre el 40 y el 60% de las pacientes responde positivamente a este tratamiento", señaló el doctor Leguizamón. La dieta tiene por objetivo controlar las proporciones de hidratos de cabrono, proteínas y grasas que ingiere la mujer para evitar sobrecargar a su organismo de glucosa.
En cuanto a la actividad física, completó el especialista, "lo ideal es hacer caminatas de 30 o 45 minutos, tres veces a la semana, siempre y cuando no estén contraindicadas por otros motivos. Ese es un ejemplo, pero se pueden hacer otras actividades físicas, ya que todas mejoran la sensibilidad del organismo ante la insulina, que se ve afectada en la diabetes gestacional".
En los casos en que este tratamiento no alcanza para mantener los niveles de glucosa dentro de parámetros normales, se recurre al uso de insulina. Pero use o no insulina, comentó Leguizamón, "la mujer debe automonitorear sus niveles de glucemia varias veces al día". Para ello, se recurre a las clásicas tiras reactivas (y a los pinchazos en los dedos) que suelen usar las personas con diabetes.
"Los pinchazos no me molestaron, tampoco me molestó tener que salir a caminar y en cuanto a la dieta, me ayudó para no subir de peso en exceso, como me había sucedido en mi primer embarazo", agregó Virginia.
Aprueban una nueva insulina
El uso de insulina durante el embarazo es una necesidad no sólo para alrededor del 40% de las mujeres con diabetes gestacional, sino también para muchas de las mujeres con diabetes tipo I o tipo II que llegan al embarazo ya en tratamiento. Para ellas es una buena noticia la aprobación en la Argentina del uso durante el embarazo de la insulina de acción ultrarrápida aspártica, el primer análogo de insulina ultrarrápido aprobado para ese uso.
"Hasta el momento se podía emplear insulina humana durante el embarazo, pero se ha observado que la insulina aspártica ofrece ciertos beneficios adicionales para el control de los niveles de azúcar en la sangre", declaró la doctora Liliana Glatstein, jefa del Servicio de Clínica Médica del Hospital Materno Provincial de Córdoba.
Estudios clínicos han demostrado que, en comparación con las insulinas humanas, su uso mejora significativamente el control de la glucemia después de las comidas y reduce en un 28% el riesgo de hipoglucemia.
"El estricto control de la glucemia con insulinoterapia intensificada durante el embarazo ha mostrado en diferentes estudios que disminuye el riesgo de complicaciones, tanto en la madre como en el niño, incluyendo malformaciones congénitas, partos pretérmino y macrosomía fetal", agregó la doctora Glatstein.
"Hoy en día, la diabética embarazada con correcto control metabólico tiene las mismas posibilidades de resultado de embarazo que una mujer no diabética", concluyó el doctor Jorge Alvariñas, jefe del Grupo de Trabajo de Diabeets del hospital Tornú.